Innovación
Innovación sostenible frente a innovación disruptiva
La innovación disruptiva es un concepto que está de moda. Sin embargo, existen otras formas de innovación más adecuadas en según qué contextos para mantenerse en primera línea y por delante de los competidores
Si algo está claro en los últimos tiempos, es que la innovación es un factor fundamental para que las empresas se mantengan en buen estado de salud. Por ello, son muchas las que mantienen esfuerzos constantes con el objetivo de ofrecer numerosas innovaciones para ofrecer los mejores productos o servicios a los clientes.
¿Qué es la innovación disruptiva?
Uno de los problemas que suele haber en esta carrera por innovar es que los resultados son productos y servicios cada vez más caros, sofisticados y complicados. Es en este escenario en el que las ideas disruptivas juegan un papel fundamental para superarlo.
El académico estadounidense Clayton M. Christensen acuñó el término «innovación disruptiva» en un artículo de la Escuela de Negocios de Harvard en 1995. Según la teoría de la disrupción, cada vez que alguno de los nuevos participantes en el mercado desafíe directamente a los competidores del mercado existentes al brindar a las personas acceso a servicios y productos mejorados, los competidores del mercado existentes acelerarán sus innovaciones en un intento por proteger sus negocios.
Una innovación disruptiva tiene que cumplir una serie de requisitos:
- Transformar un producto o servicio al que solo unas pocas personas con mucho dinero y habilidades tuvieron acceso.
- Crear una solución más simple, de bajo grado, más asequible y accesible para una mayor población.
- Originarse en puntos de apoyo de gama baja (clientes menos exigentes) o nuevos mercados (donde no existía ninguno).
- Tener un modelo de negocio significativamente diferente en comparación con el titular.
- Puede o no derrocar las industrias establecidas y los líderes del mercado existentes.
Por lo general, las innovaciones disruptivas se subestiman y se consideran de calidad inferior. Pero con el constante desarrollo de la tecnología, junto con su asequibilidad y mayor accesibilidad, eventualmente se vuelven más deseables que sus competidores establecidos. Algunos ejemplos famosos de innovaciones disruptivas son el advenimiento de las computadoras personales frente a las computadoras centrales; el reemplazo de televisores y monitores de tubo de rayos catódicos (CRT) por pantallas de cristal líquido (LCD); y la quiebra de Blockbuster debido a la innovación de Netflix en los servicios de transmisión.
En definitiva, cuando una compañía ofrece una innovación disruptiva, lo que está haciendo que todo un grupo de consumidores acceda a servicios y productos que antes eran accesibles únicamente a consumidores de un segmento más alto.
¿Qué es la innovación sostenible?
Las innovaciones sostenidas se dirigen a clientes exigentes y de alto nivel con un mejor rendimiento que el que estaba disponible anteriormente. No crea nuevos mercados, sino que desarrolla los existentes. Una innovación sostenible se puede definir como algo que mejora y hace avanzar los productos ya existentes. A diferencia de la innovación disruptiva, no introduce un mercado de valor novedoso o un mercado nuevo; en cambio, mejora las actuales en términos de valor, lo que permite a las empresas entrar en una competencia de mejoras sostenidas entre sí.
Este es a menudo el tipo de innovación que llevan a cabo las empresas establecidas. Esta estrategia garantiza la fabricación de un mejor producto que puedan vender con mayores márgenes de beneficio, y tienen los recursos para financiar y desarrollar estas tecnologías. Los líderes del mercado no suelen buscar innovaciones disruptivas en la primera aparición porque no son lo suficientemente rentables y pueden quitar recursos para sostener innovaciones que, casualmente, son necesarias frente a la competencia actual.
Un buen ejemplo de innovación sustentable es Pfizer. Fundada en 1849, la empresa es la mayor empresa farmacéutica del mundo en términos de ingresos. Pasó de ser un fabricante de productos químicos finos a una empresa farmacéutica (basada en la investigación). Con este paso, logró un importante éxito en el ámbito de la investigación construyendo su perfil, cartera y marcas a través de grandes adquisiciones.
¿Innovación sostenible o disruptiva?
Ante estos dos posibles escenarios, se plantea lo que se conoce como el «dilema del innovador«. Se trata de la dificultad de elección de una empresa sobre el modelo de innovación que debe escoger: aferrarse a un mercado existente haciendo lo mismo, pero un poco mejor (manteniendo la innovación), o capturar nuevos mercados adoptando nuevas tecnologías y adoptando nuevos modelos de negocio (innovación disruptiva).
La decisión, obviamente, debe tomarse tras un análisis muy serio del contexto interno y externo de la compañía. Solo así es posible tomar la decisión más acertada y aumentar las probabilidades de éxito. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos escenarios no son incompatibles siempre. Al contrario, en determinados contextos, para lograr una innovación de vanguardia dentro de una empresa y al mismo tiempo crear una ventaja comercial duradera, esta última debe aspirar a lograr tanto la revolución como la evolución.