Una carrera infinita en la que la velocidad es la meta: 6G

Con la agilidad con la que se suceden los últimos avances en el ecosistema móvil, era cuestión de tiempo que a la tecnología 5G le sucediera un nuevo hito. En este caso, la espera ha sido más breve de lo que se podía prever, especialmente si tenemos en cuenta que, en muchos casos, estas redes móviles son todavía algo más teórico que práctico. Sin embargo, las previsiones arrojan datos claros: la adopción del 5G despegará de manera exponencial en los próximos años.  Por el momento, esta quinta generación de las redes de comunicaciones móviles se está desplegando en los países más desarrollados. Estados Unidos, Europa y determinados países de Asia lideran los mapas de cobertura de esta tecnología. Y, como hemos visto, aún queda camino por recorrer.  

El camino recorrido hasta la tecnología 5G

5G es el acrónimo de la red móvil de quinta generación, preparada para conectar personas, máquinas, objetos y dispositivos. Antes de su llegada, ha habido otras redes: 1G, 2G, 3G y 4G. En cada una de ellas, G significa «Generación» y las cifras representan el número de cada versión.  Aunque esta terminología empezó a emplearse sobre todo con la llegada de las redes GSM en 1992, a la que se conoció como 2G, se popularizó con la tercera. Fue esta la responsable de que las redes no solo fueran capaces de transmitir voz, sino también datos, desatando así una verdadera revolución. La experiencia indica que las redes de telecomunicaciones móviles tienen una nueva generación cada década. Cada una de estas nuevas generaciones pretende cubrir los objetivos que determine la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones). Este organismo depende de las Naciones Unidas y se encarga de elaborar las normas técnicas que garantizan la interconexión de redes y tecnologías. El reto de cada generación siempre se basa en mejorar los niveles de rendimiento y capacidad de las redes.  Las ventajas del 5G frente a versiones anteriores se pueden resumir en velocidades de datos más altas, latencia mucho más baja, más confiabilidad, mayor ancho de banda, mayor disponibilidad. Es decir, una mejor experiencia de usuario como consecuencia de todo lo anterior. 

6G, sucesor oficial de la tecnología 5G

 Pero, como veíamos antes, cada década llega una nueva generación de redes móviles. Si en 2030 las redes 5G llevarán ya más de diez años desplegándose por todo el mundo, ¿será el momento de dar la bienvenida a 6G?  Algunos implicados en el desarrollo de esta próxima versión de las redes móviles (como Samsung y la Universidad de California) creen que sí. De hecho, marcan 2028 como el año en el que la tecnología estará disponible para su despliegue técnico y 2030 como el de la comercialización masiva de 6G. Una red con la que ya no hablaremos de gigahercios de velocidad, sino de terahercios, llegando a alcanzar los cien gigabits por segundo con una latencia muy baja. El fabricante de tecnología y la universidad americana han hecho la primera demostración de este tipo de redes. Según destacan, la banda THz tiene un gran espectro disponible, lo que hará posible canales con un ancho de banda de decenas de GHz. Esto podría proporcionar un medio para cumplir con el requisito de 6G de ofrecer una velocidad de datos que alcance varios terabits por segundo.  De hecho, puede llegar a ser 50 veces más rápida que la que se alcanza con el 5G y la latencia por aire podría reducirse potencialmente a una décima parte. Estas mejoras permitirán servicios de hiperconectividad 6G y la mejor experiencia multimedia, como realidad extendida (XR), holograma móvil de alta fidelidad, etc. Otras compañías, como Nokia, también están desarrollando 6G en países como Japón, al tiempo que Huawei pisa el acelerador para tener estas redes listas para la cita de 2030. En cualquier caso, se espera, de nuevo, que el 6G sea muy superior a la tecnología 5G en términos de velocidad pico, retraso, densidad de tráfico, densidad de conexión, movilidad, eficiencia del espectro y capacidades de posicionamiento. 

El mapa de las desigualdades

 Pero antes de llegar a tener 6G, quizá sería necesario que toda la población pudiera usar 5G. Aunque las operadoras publican cifras del despliegue tan rápido que están acometiendo para que esta tecnología llegue a cada vez más usuarios, lo cierto es que sigue habiendo zonas en las que este ancho de banda es una utopía.  Mientras las grandes ciudades son las primeras en experimentar la revolución 5G, hay ciudadanos que aún no saben lo que es 3G. En poblaciones como Quintanilla o Villamardones tienen un 68% de cobertura 3G, mientras que en Molinar tienen un 71%, según datos del Ministerio de Economía. Incluso con mapas como los que ofrece Vodafone podemos comprobar cómo siguen existiendo zonas de España con baja cobertura 3G. La Unión Europea quiere acabar con esta situación y sus planes son extender y ampliar la banda ancha a todas las poblaciones europeas, por lo que está promoviendo una serie de ayudas para que países como España puedan subvencionar el despliegue de este tipo de redes de más capacidad.  La llegada del 5G es esencial porque muchas de las tecnologías y avances que esperamos ocurran en los próximos años (como los coches autónomos, las ciudades inteligentes, la industria 4.0 o el Internet de las Cosas) dependen de esta generación de red móvil para ser una realidad. La cuestión es, ¿lograremos esa cobertura máxima antes de que el 6G llame a nuestra puerta?