Resumen generado por IA
Al emprender y buscar financiación, es común conocer términos como pacto de socios o dilución, pero un concepto clave menos conocido es la cláusula de liquidation preferences. Esta cláusula otorga a ciertos inversores el derecho a cobrar primero en caso de venta o liquidación de la empresa, generalmente garantizándoles recuperar al menos su inversión inicial antes que otros accionistas. Aunque es una práctica legítima y justa para proteger a los inversores, su uso debe ser cuidadoso, ya que puede afectar significativamente la distribución de ganancias.
El impacto de las liquidation preferences depende del éxito de la venta. Si la startup se vende por una suma mucho mayor que las inversiones recibidas, todos los accionistas salen beneficiados. Sin embargo, si el monto de la venta no cubre las inversiones, los inversores con estas preferencias cobran primero, y los fundadores pueden no recibir nada. Un ejemplo ilustrativo es el caso de Lane Becker, fundador de GetSatisfaction, quien perdió toda ganancia tras la venta de su empresa por 50 millones de dólares debido a que había otorgado demasiadas liquidation preferences en rondas anteriores, quedando él como último en cobrar.
Por ello, es vital que los emprendedores comprendan bien esta cláusula y evalúen sus implicaciones antes de aceptarla en una ronda de financiación, para evitar sorpresas desagradables y proteger sus intereses y los de su startup.
Liquidation preference es un concepto imprescindible que debes conocer antes de cerrar la ronde da inversión de tu startup.
Si estás emprendiendo o incluso estás en proceso de levantar una ronda de financiación, habrá muchísimos conceptos de inversión que ya conozcas: el pacto de socios, la dilución, las stock options, las formas de recompra de acciones, los descuentos para actuales o futuros inversores… Pero hay un concepto de inversión que no todo el mundo conoce y te conviene conocer más pronto que tarde.
Se trata de las liquidation preferences, una cláusula de inversión que debes sopesar si utilizar. Las liquidation preferences son una opción justa y legítima, pero procura recurrir a ellas con responsabilidad. Así funcionan:
- Formalización. En cualquiera de las rondas de financiación que lleves a cabo, uno de tus inversores puede solicitar tener una liquidation preference. ¿Qué significará eso? Que, en caso de liquidación o venta de la compañía, él será el primero en cobrar el dinero que se esté obteniendo en ese momento.
- Ejecución. Si unos años más tarde, efectivamente, acabas vendiendo tu compañía, el socio que tenga liquidation preferences será el primero en cobrar. Además, en las condiciones habréis pactado cuánto debe cobrar: normalmente se le garantiza 1x de su inversión, pero esta cantidad podría cambiar. Una vez que dicho inversor haya cobrado su dinero, los demás cobraréis el vuestro.
Claro, imagínate que tu startup solo ha levantado 2-3 millones en financiación y se acaba vendiendo por, supongamos, 50 millones. Todos contentos, ¿verdad? Las liquidation preferences darán totalmente igual ya que todo el mundo podrá recuperar su dinero y multiplicarlo con creces. Pero, ¿y si no pasa eso? ¿Y si el dinero de la venta no iguala las cantidades previamente invertidas?
Si piensas que una liquidation preference no puede ocasionarte un dolor de cabeza, debes conocer la historia de Lane Becker, fundador de la startup norteamericana GetSatisfaction, fundada en 2008 en San Francisco. La compañía fue generando bastante interés entre diversos fondos de inversión, con lo que pronto consiguió levantar 6 millones de dólares para seguir creciendo.
El negocio seguía funcionando, así que en 2011 los inversores metieron otros 10 millones de dólares en la compañía. En esta segunda ronda, la compañía alcanzó una valoración de 50 millones de dólares y hubo algunos inversores que obtuvieron liquidation preferences. Y eso fue lo que acabó con Lane Becker.
En 2015, Sprinklr compró GetSatisfaction por nada menos que 50 millones de dólares. Un gran negocio, ¿verdad? Pues sí… y no. En la anterior ronda, Becker se diluyó lo suficiente y dio demasiadas preferencias de liquidación, con lo que, en caso de venta, él sería el último en cobrar. ¿El resultado? Nuestro emprendedor no vio un solo dólar de una operación millonaria. Si piensas que este tipo de cosas no pueden pasarte a ti, piensa en el pobre Lane Becker y revisa bien tus rondas de financiación antes de llevarlas a cabo. Tu startup, sin duda, te lo agradecerá.