Innovación
Las patentes como barrera de entrada ¿a favor o en contra de la innovación?

Las grandes compañías a menudo utilizan las patentes como barrera de entrada, algo que puede frenar la innovación, pero la propiedad intelctual también puede representar una ventaja competitiva para las startups.
En un artículo de la MIT Sloan School of Management titulado ‘2 strong predicters of startup success‘, se explica que aquellas startups que protegen sus activos intangibles desde el primer año de vida tienen un mejor crecimiento y un diálogo más fácil con los VC. El estudio también destaca que las startups que optan por patentar una idea tienen 87 veces más probabilidades de crecer.
Si los títulos de propiedad intelectual representan, en general, un factor importante para el crecimiento y desarrollo empresarial, lo son aún más para las startups que se basan principalmente (si no únicamente) en activos intangibles. Reconocer y valorar la innovación es un paso fundamental para que las pequeñas empresas innovadoras, con bajos recursos financieros y sin poder de negociación, puedan sobrevivir y escalar.
De hecho, la combinación de liderazgo tecnológico y protección legal en la aplicación de la innovación puede conducir a una ventaja competitiva sostenible a largo plazo. En el ecosistema startups, entre todos los derechos de propiedad intelectual, la patente tiene una relevancia particular. Sin embargo, el camino para patentar una idea no es tan sencillo.
Qué supone patentar una idea
Un primer paso es entender qué supone patentar una idea. Una investigación realizada por la Oficina Europea de Patentes ha estimado que el esfuerzo frustrado por intentar registrar innovaciones ya patentadas supone entre el 15 y el 25% del total de los recursos de tiempo y presupuesto dedicados a este trámite. A esto se suma la dificultad de incluir la patente en la estrategia empresarial.
De hecho, para una startup es complejo explotar una patente solo en un sentido defensivo. Esta práctica, habitual en el mundo industrial, es propia de los gigantes tecnológicos, como Google o Apple, tanto en el campo del software como en el del hardware. Otro caso clásico es el de IBM, que a menudo ha utilizado su enorme cartera de patentes como palanca de negociación para la adquisición de empresas más pequeñas.
Estos gigantes registran muchas patentes para evitar que los competidores las puedan explotar, incluso si la innovación no es implementable internamente. O, directamente, para crear una barrera de entrada que imposibilite la llegada al mercado de nuevos jugadores.
Barreras a la aplicación de la innovación
Por otro lado, estas mismas barreras, vistas desde el lado de las empresas que ya compiten en el mercado, aportan importantes ventajas.
Por ejemplo, permiten concentrarse en la investigación y el desarrollo en lugar de tener que invertir en estrategias y batallas de precios. Sin embargo, cuando las barreras son demasiado altas, ese mercado tiene el riesgo de convertirse en un monopolio, u oligopolio, con desventajas en términos de innovación y repercusiones en los usuarios.
No obstante, una startup puede invertir en la propiedad intelectual para obtener una mayor capacidad de atracción de capital, demostrando el potencial de la innovación patentada. Además, patentar una idea también puede generar retornos a través de actividades de licensing u otros beneficios no directamente económicos.
Tesla posee cientos de patentes. Tras obtener una adecuada ventaja competitiva, en junio de 2014 la compañía decidió hacerlas públicas, para que cualquiera pudiera desarrollar soluciones a partir de sus tecnologías. De esta forma, la empresa impuso su propio estándar tecnológico en la aplicación de la innovación.
La participación en la creación de un estándar internacional ofrece grandes oportunidades, especialmente en el ámbito de la tecnología más avanzada. Para las startups las ventajas son evidentes a medio plazo. Un ejemplo de ello es la francesa Inside Secure, que inventó el estándar tecnológico sobre el que se basa el NFC. Era una empresa pequeña e innovadora que ha ido creciendo a medida que su tecnología se convertía en estándar.
Una vez comprendida la originalidad de la idea y su sentido estratégico, el proceso de obtención y mantenimiento de una patente es complejo, especialmente para startups y pequeñas empresas. Por lo tanto, la elección de patentar una idea debe ser coherente con el negocio y las decisiones estratégicas. De esta manera las ventajas a largo plazo pueden ser significativas y compensar el esfuerzo.