Desarrollo Económico

Contra el cambio climático: datos, inversión, innovación y decisiones audaces 

Contra el cambio climático: datos, inversión, innovación y decisiones audaces 

El científico Vaclav Smil nos aporta luz sobre el cambio climático, la evolución del modelo energético y las posibilidades de llegar a un mundo net zero. Para ello, se debería invertir el equivalente al 10% del PIB mundial de aquí al 2050

Estamos en un momento crucial para la humanidad: Por un lado, el cambio climático es un fenómeno incuestionable contra el que hay que luchar de forma inmediata. Por otro lado, las tensiones geopolíticas, la guerra en Ucrania y los distintos intereses de las grandes potencias mundiales, hacen complicado que se produzca la necesaria cooperación y coordinación para conseguir un cambio de paradigma energético global

¿Cuál es la situación actual del sistema energético global? ¿Qué datos debemos manejar para hacernos una idea de la magnitud del sistema energético y de sus fuentes? ¿Qué nuevas energías podrían utilizarse y cuál sería la complejidad y el coste de cambiar los modelos energéticos? ¿Hay alternativa a los combustibles fósiles? ¿Existen opciones técnicas y sociales que pueden ser ampliamente adoptadas durante la próxima generación para revertir o parar el cambio climático? 

De todo esto hemos hablado con una eminencia global. Dentro de nuestro Future Trends Forum Building a net zero world, hemos realizado una entrevista a Vaclav Smil, científico y analista social y político de influencia mundial, que participó en el mismo junto a otra treintena expertos. 

Vaclav Smil es profesor emérito en la Universidad de Manitoba, en Canadá. Investiga en ámbitos de trascendencia mundial, como la energía, el medio ambiente, la comida, la población y la economía. Ha escrito 36 libros y es uno de los autores favoritos de Bill Gates, que siempre recomienda su lectura.  

Si no pudiste ver la entrevista en directo, aquí puedes verla:  

#FutureTalks: Global energy in 2022 with Vaclav Smil

A continuación, resumimos algunas de la multitud de ideas, reflexiones y datos que compartió el Prof. Smil en la entrevista: 

La complejidad y la importancia del sistema energético mundial 

El sistema energético mundial es, de lejos, la creación más compleja que ha realizado el ser humano a lo largo de la historia: consiste en múltiples redes de múltiples sistemas que combinan la extracción, la conversión en los vectores energéticos adecuados, el transporte y la transmisión de diferentes tipos de energías. 

Es un sistema que lleva creciendo y transformándose los últimos 150 años y que sigue creciendo a un ritmo acelerado debido a los enormes avances económicos de China, India y otros países en vías de desarrollo. 

El hecho básico del que tenemos que darnos cuenta sobre este super sistema es que se basa en los combustibles fósiles

Las fuentes de energía que se utilizan hoy en día son: 

  • El carbón 
  • El petróleo 
  • El gas natural 
  • La hidroeléctrica 
  • La energía nuclear de fisión 
  • Eólica 
  • Solar 
  • Y de forma casi testimonial, la geotérmica y los biocombustibles. 

Pues bien, un 83% de toda la energía producida proviene de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural). 

El sistema energético mundial siempre ha estado evolucionando, con una característica común: lo ha hecho de manera lenta, debido a la complejidad de los procesos y del sistema. 

Primero, pasamos de la biomasa tradicional (madera, carbón vegetal y paja) al carbón, y luego lo fuimos sustituyendo paulatinamente por petróleo, gas natural, energía nuclear, energía hidráulica. Y ahora estamos con las renovables (solar y eólica). 

Pero un cambio del sistema energético mundial de manera rápida es imposible. Veamos algunos datos: 

La transición energética hasta hoy

Dada la complejidad apuntada anteriormente, una transición energética relativamente rápida sólo es posible en países o zonas pequeñas. El Prof. Smil lo ilustra con el caso de Dinamarca, que ha conseguido en pocas décadas tener un 70% de su energía de procedencia eólica. 

Para hacernos una idea del ritmo posible de transición, en el año 2000, la dependencia mundial de los combustibles fósiles era de alrededor del 90%. 20 años después, con políticas activas de descarbonización, ese porcentaje ha bajado sólo al 83%. Es decir, sólo se ha reducido un 7% en 20 años. 

En el caso de un país que ha apostado decididamente con políticas y presupuestos agresivos desde el año 2000, como es Alemania, que ha gastado medio billón de dólares en estos 20 años, ha pasado de una dependencia de combustibles fósiles del 84% a una dependencia del 76%, es decir, poco mejor que el global. 

Por tanto, lo más probable es que sea imposible pasar del 83% al cero en los próximos 30 años

Net zero: ¿frenar el cambio climático es posible?

Por eso hablamos de net zero, porque casi todo el mundo sabe que en 2050 seguirá habiendo producción de energía basada en combustibles fósiles, especialmente gas natural. Así que lo que se pretende es que el CO2 que se seguirá produciendo, sea capturado y almacenado (con lo que se denominan tecnologías de CCS – Carbon Capture and Storage). 

El problema con esto es la inmensa escala del reto: Para hacernos una idea, en el año 2019, se generaron 37 mil millones de toneladas de CO2. Para reducir por ejemplo un 10% anual de esas emisiones, sería necesario capturar y almacenar unas 4 mil millones de toneladas al año de CO2, lo que requiere desarrollar toda una nueva industria mundial CCS, prácticamente inexistente hoy en día. 

Hasta ahora, sólo hemos podido capturar y almacenar alrededor del 0,1% de las emisiones, así que hay que multiplicar por 100 la capacidad CCS del planeta. 

El Prof. Smil recalca que la humanidad nunca se había enfrentado a retos de esta envergadura. 

La complejidad no permite atajos  

Muchas cosas se abaratarán, muchas técnicas serán más asequibles. Se producirán muchas innovaciones y muchos avances técnicos contra el cambio climático. Tanto para producir y almacenar/transportar energías renovables como para otro punto fundamental que apunta el profesor: la mejora de la eficiencia energética en todos los ámbitos del ser humano, desde las industrias pesadas hasta la vida personal, los edificios, los medios de transporte, etc. 

Lo que parece claro es que no se puede acelerar el proceso sólo invirtiendo ingentes cantidades de dinero o creando políticas y normativas que subsidien o subvencionen el uso de energías limpias. 

Para ponerlo en perspectiva, todo el programa espacial de EEUU para ir a la Luna costó, en dinero actual, 265 mil millones de dólares entre 1961 y 1973. Esto es equivalente al 0,5% del PIB de EEUU. El coste de pasar gran parte de la energía producida por combustibles fósiles a energías renovables, y capturando el CO2 necesario, se estima en 275 billones de dólares de aquí a 2050, es decir, unos 10 billones de dólares al año, equivalente a más del 10% del PIB mundial. 

¿Puede el mundo dedicar un 10% del PIB a luchar contra el cambio climático? Sólo en un escenario donde los países más ricos subvencionen a los más necesitados, podría ocurrir. 

Por otro lado, la complejidad tecnológica del reto también es inmensa: más de la mitad de las tecnologías necesarias están aún por inventar, y las que ya están inventadas deben pasar por el proceso de escalar y ser competitivas de manera masiva, nos dice el profesor citando a Bill Gates. 

¿Qué es factible hacer en los próximos 30 años para revertir el cambio climático? 

Según Smil, la humanidad está progresando y se está moviendo en la buena dirección. Nos hemos descarbonizado de forma bastante constante las últimas décadas. Pero el componente más importante hasta ahora de la descarbonización no han sido las renovables, sino la nuclear y la hidroeléctrica. 

Sobre todo, por los esfuerzos de China con las hidroeléctricas y las nucleares. Hoy en día alrededor del 10% de la energía global proviene de la nuclear, que junto con la hidroeléctrica produce mucha más energía que la eólica y la solar. 

También contribuye a la descarbonización los pasos dados para sustituir el carbón por gas natural como materia prima: para generar la misma cantidad de energía, el gas natural produce entre el 30 y el 40% menos de CO2 que el carbón. 

Por último, una de las tareas más importantes para la descarbonización es la mejora de la eficiencia energética, que se está realizando y queda muchísimo por realizar. Son mejoras lentas pero constantes que pueden descarbonizar entre el 1,5 y el 2% al año, con lo cual en una década pueden suponer entre un 15 y un 20% de mejora.  

El camino hacia net zero 

En un sistema tan complejo no hay una única solución simple. Tenemos que esforzarnos en muchas cosas en paralelo: inventar e innovar en nuevas tecnologías y materiales, a la vez que trabajamos en optimizar la eficiencia energética y, por supuesto, adaptándonos a los nuevos escenarios que surjan. 

El papel del hidrógeno en el cambio climático

Hoy en día producimos unos 90 millones de toneladas de hidrógeno, la mayoría dedicada a fabricar fertilizantes y para su uso en refinerías. Pero no estamos generando hidrógeno verde. La mayoría del que se produce hoy proviene del metano (CH4).  

Es necesario crear una industria global de hidrógeno verde a partir de la electrólisis del agua, que pueda ser escalable y crear la red de transporte y almacenamiento global. Es decir, hay que llegar a tener miles de millones de electrolizadores si se quiere que sea una solución global. 

Algunas reflexiones finales 

  • Las políticas y regulaciones a largo plazo deben basarse en que vivimos condicionados por la máxima incertidumbre.  
  • La solución de la transición energética no vendrá porque las personas consuman menos. A nivel mundial, el consumo energético seguirá creciendo. 
  • Una sola receta para el cambio climático: Siempre debemos hacer lo mejor que podamos lo antes posible. A nivel individual y a nivel colectivo. 
  • Es necesario que los países establezcan objetivos de obligatorio cumplimiento. 
  • Es más fácil y más duradero ir hacia una producción de energía limpia que ir a soluciones CCS. Es decir, las soluciones CCS deberían ser la última alternativa para el CO2 que sea imposible eliminar en la producción energética. 
  • El problema del sistema agroalimentario: Es necesario repensar y rehacer el sistema de producción de alimentos para evitar que entre el 30 y el 40% de los alimentos se desperdicien. Eso ahorraría entre el 30 y el 40% de la energía necesaria para producirlos, además del agua, fertilizantes, y ahorro de tierras cultivables que se podrían dedicar a la reforestación. 
  • La fusión nuclear no será una realidad, si es que lo es, antes de 2045. 
  • La fisión nuclear no tiene mucho futuro por la oposición de la opinión pública. 

La entrevista al Prof. Smil es una lección magistral sobre el sistema energético mundial y su evolución. No te la pierdas:  

#FutureTalks: Global energy in 2022 with Vaclav Smil

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Expertos mencionados en esta entrada

Vaclav Smil
Vaclav Smil

Distinguido Profesor Emérito de la Facultad de Medio Ambiente en Universidad de Manitoba

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