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Embodied AI y el límite de la conciencia: la visión de Antonio Damasio

Embodied AI y el límite de la conciencia: la visión de Antonio Damasio

La IA física avanza rápido, pero ¿puede llegar a ser consciente? Antonio Damasio explica por qué la vida y la homeostasis marcan el límite de la inteligencia artificial en el Future Trends Forum

La inteligencia artificial ha dejado de ser solo software para convertirse en sistemas que interactúan con el mundo físico. Desde robots autónomos hasta drones inteligentes y vehículos sin conductor, la IA física (Embodied AI) está transformando la manera en que las máquinas perciben, procesan y responden al entorno. Este avance supone un cambio de paradigma en sectores clave como la salud, la movilidad, la industria y la automatización, donde las máquinas ya no se limitan a analizar datos, sino que pueden actuar y aprender a partir de la interacción con el mundo real.

En este contexto de aceleración tecnológica, el Future Trends Forum de la Fundación Innovación Bankinter ha puesto el foco en la IA física, explorando sus aplicaciones, su impacto y sus retos. Durante el foro, expertos internacionales han debatido sobre la convergencia entre inteligencia artificial y robótica, los modelos de aprendizaje en sistemas autónomos, las nuevas oportunidades de negocio que surgirán en esta era de la IA física y los interrogantes éticos y regulatorios que surgen en paralelo.

La inteligencia artificial ya no es solo un software que procesa datos en la nube. Como explicamos en el artículo sobre Embodied AI de Jeremy Kahn, la IA está evolucionando hacia sistemas físicos que interactúan con el mundo real. Robots, drones autónomos y vehículos inteligentes representan el siguiente gran salto en la revolución tecnológica.

Uno de los expertos ha sido el reconocido neurocientífico Antonio Damasio, patrono de la Fundación e investigador de referencia en el estudio de la conciencia y la inteligencia natural. Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2005 y profesor de Neurociencia, Psicología y Filosofía en la Universidad del Sur de California, donde dirige el Brain and Creativity Institute, Damasio nos aleja de la pura tecnología para plantear una cuestión fundamental: ¿puede la IA, por avanzada que sea, llegar a ser verdaderamente consciente?

No te pierdas la ponencia de Antonio Damasio:

Antonio Damasio: «Natural Intelligence, Consciousness & AI» #EmbodiedAI

Damasio sostiene que la inteligencia no es solo cuestión de procesamiento de información. Para que exista una mente consciente, se necesita algo más: un cuerpo vivo que experimente el mundo, que sienta, que regule sus funciones biológicas y que genere emociones y sentimientos en respuesta a su entorno. En otras palabras, la inteligencia artificial, al carecer de un sustrato biológico, puede simular procesos cognitivos, pero difícilmente podrá replicar la experiencia subjetiva de estar viva.

Su visión plantea un límite claro al desarrollo de la IA: por mucho que avancemos en la creación de sistemas autónomos, no podemos confundir la capacidad de cálculo con la inteligencia real ni la simulación de emociones con la generación de sentimientos genuinos. En este artículo, exploramos las claves de la intervención de Damasio y su relación con el avance de la IA física, una tecnología que promete revolucionar nuestra sociedad, pero que aún está lejos de alcanzar la complejidad de la mente humana.

Inteligencia natural e IA física: los límites biológicos de la inteligencia artificial

El mensaje de Antonio Damasio en el Future Trends Forum es claro: la inteligencia artificial ha logrado avances espectaculares, pero hay una barrera insalvable que la separa de la inteligencia humana. Esa barrera es la vida misma.

Damasio, uno de los neurocientíficos más influyentes en el estudio de la conciencia, subraya que la IA es una creación de la inteligencia natural, pero no es equivalente a ella. En su intervención, explica que toda IA actual carece de tres elementos esenciales que definen la mente humana:

  1. Homeostasis: el proceso biológico que regula la vida.
  2. Sentimientos homeostáticos: sensaciones corporales que informan sobre el estado del organismo.
  3. Conciencia: la capacidad de experimentar el mundo desde una perspectiva subjetiva.

La IA, por muy avanzada que sea, no tiene vida propia, no necesita regular un cuerpo biológico y, por lo tanto, no experimenta sentimientos ni desarrolla conciencia. Esto la convierte en una herramienta poderosa para procesar información, pero no en un ente que pueda «pensar» o «sentir» como los humanos.

Homeostasis y conciencia: la clave de la inteligencia humana

Damasio explica que toda forma de vida necesita regularse para mantenerse estable en un entorno cambiante. Este proceso, conocido como homeostasis, es lo que permite a los organismos vivos sentir cuando algo no está bien (hambre, sed, fatiga) y tomar acciones para corregirlo.

Pero aquí surge un punto crucial: los sentimientos homeostáticos son más que simples respuestas biológicas. Son la base de la conciencia. Damasio señala que la mayoría de las teorías sobre la conciencia han partido de un error: han asumido que se trata de un fenómeno cognitivo complejo generado por procesos de pensamiento avanzados. En realidad, la conciencia surge de algo mucho más simple y primario: la sensación continua de estar vivo.

Este tipo de sentimientos no son emociones como la alegría o el miedo. Son experiencias internas constantes, como percibir la temperatura corporal, el ritmo cardíaco o la respiración. No son reacciones ante estímulos externos, sino una monitorización interna que nos informa sobre nuestro estado en cada momento.

Para Damasio, cada uno de estos sentimientos es espontáneamente consciente. No se generan después de un procesamiento cognitivo, sino que son parte fundamental de nuestra experiencia inmediata.

Por qué la IA no puede desarrollar conciencia

Dado que la conciencia surge de la regulación biológica y de los sentimientos que informan sobre el estado del organismo, una máquina no puede replicarla. La IA puede simular emociones y respuestas inteligentes, pero lo hace sin sentir nada realmente.

Damasio es tajante en este punto: la IA no puede experimentar el mundo de forma subjetiva porque carece de un cuerpo que necesite regularse. Un robot puede tener sensores de temperatura, presión o humedad, pero estos no generan una sensación interna. Solo recopilan datos.

Por lo tanto, aunque la IA física esté logrando avances en la integración de IA en robots autónomos, esto no implica que estén desarrollando inteligencia en el sentido biológico. Son sistemas avanzados de procesamiento, pero no tienen una mente ni una experiencia subjetiva. Veámoslo en detalle:

¿Se puede replicar la homeostasis en la IA?

Aunque la IA física no puede experimentar sentimientos ni desarrollar conciencia como los seres vivos, algunos investigadores están explorando formas de simular ciertos procesos homeostáticos en robots. Por ejemplo, se están desarrollando sistemas de regulación de energía y temperatura que permiten a los robots «autorregularse» y evitar el sobrecalentamiento, imitando de forma rudimentaria la homeostasis biológica. Además, algunos modelos avanzados de aprendizaje automático buscan ajustar sus respuestas en función de su «estado interno», como ocurre con los robots diseñados para modificar su nivel de actividad en función de la cantidad de batería restante.

Sin embargo, estos intentos siguen siendo simulaciones mecánicas y no implican una experiencia subjetiva real. Mientras que un ser humano siente hambre o dolor como parte de su regulación biológica, un robot simplemente ajusta su funcionamiento en respuesta a datos predefinidos, sin la percepción interna que caracteriza a la conciencia.

¿Qué implica esto para el futuro de la IA?

Si aceptamos que la IA nunca será realmente consciente, ¿qué significa esto para su desarrollo?

Damasio no descarta la posibilidad de que podamos construir sistemas que simulen procesos biológicos y tomen decisiones de manera más autónoma. Pero deja claro que esta simulación no equivale a la conciencia real.

Lo que sí puede ocurrir es que la IA se vuelva cada vez más efectiva en tareas específicas, gracias a la combinación de aprendizaje automático, computación cuántica y robótica avanzada. Pero esto no la hará más «humana».

El reto, según Damasio, es comprender qué hace única a la inteligencia natural y cómo podemos usar este conocimiento para mejorar nuestras tecnologías sin caer en la ilusión de que estamos creando «mentes artificiales».

Conclusión: la IA como herramienta, no como mente

Antonio Damasio nos ofrece una perspectiva fundamental en el debate sobre la IA: no debemos confundir la simulación con la realidad. La IA puede realizar tareas impresionantes y mejorar nuestras vidas, pero sigue siendo una creación humana, no un organismo vivo.

El futuro de la inteligencia artificial no está en replicar la conciencia, sino en crear herramientas más avanzadas que complementen nuestras capacidades sin pretender sustituir la inteligencia natural.

En un mundo donde la IA física está evolucionando rápidamente, este recordatorio es crucial. La inteligencia natural sigue siendo única, y la conciencia sigue siendo un misterio que solo los seres vivos podemos experimentar.

Si quieres conocer más sobre la visión de Antonio Damasio sobre inteligencia, conciencia y AI, accede a su intervención en el Future Trends Forum de la Fundación Innovación Bankinter.

Y no te pierdas el artículo de Jeremy Kahn sobre la evolución de la IA física y su impacto en la sociedad: Embodied AI: La inteligencia artificial que sale del mundo digital para habitar el físico


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