Comportamientos sociales NetZero
En un mundo Net Zero, tan importante será generar energía limpia como distribuirla bien

Descarbonizar y alcanzar el Net Zero es uno de los mayores retos de la humanidad para este siglo. La aplicación de la innovación para generar energía limpia es clave en la descarbonización, pero también habrá que tener en cuenta elementos como la distribución de ese flujo de energía
En el encuentro online ‘Energía para un mundo Net Zero‘ se dan algunas de las claves, oportunidades y retos de tecnologías como el hidrógeno, las energías renovables o la inteligencia artificial. Alejandro Micó, Director de Operaciones y cofundador de Sunalizer, y Marcelino Oreja, ex Consejero Delegado de Enagás, aportan su experiencia.
¿Conectar países y regiones o fomentar el autoconsumo?
La conexión eléctrica o de gas entre países se ha demostrado una herramienta muy interesante cuando se observa la estabilización energética en el binomio producción-consumo. Como explica Marcelino Oreja, que España esté conectada con Francia hace posible que consumamos su energía eléctrica nuclear cuando nos hace falta y que ellos hagan lo propio con nuestro gas, eólico y solar.
«Para tener un sistema más flexible y dinámico es algo clave la interconexión con otros países», sintetiza Alejandro Micó, aunque es poco probable que estas interconexiones se den entre países muy alejados. «Pensar en conexiones eléctricas entre Marruecos y Reino Unido creo que es una utopía», señala Marcelino Oreja, «debido a las pérdidas de potencia que se dan el grandes distancias de las redes eléctricas».
Lo que sí es muy probable a corto plazo es ver «muchos proyectos de generación distribuida y autoconsumo», continúa, especialmente instalaciones fotovoltaicas sobre tejado o en fachada. Sin embargo, los proyectos de generación eólica y de cierta envergadura chocan con movimientos YIMBY (no en mi patio trasero) que a su vez hacen prácticamente imposible las minicentrales nucleares (reactores modulares compactos).
«Si no estás dispuesto a que cerca de tu casa haya un molino de viento, no te voy a contar de una minicentral nuclear», comenta Marcelino Oreja. La generación energética ha trascendido la técnica y se ha convertido, más que en un tema político, en uno politizado, por lo que hay herramientas disponibles que no serán usadas para descarbonizar y resulta conveniente tenerlo claro.
Un consumo más racional desde el lado de la demanda
Las redes de energía, tanto las eléctricas como las gasistas, dan respuesta a un consumo energético llamado ‘demanda’. Los ciudadanos queremos encender la luz y que esta sea estable, dice Marcelino Oreja: «Estamos dispuestos a ser verdes, siempre que no nos cueste». Pero Vaclav Smil, uno de los expertos más importantes a nivel mundial en materia energética, confirmó una vez más que solo es posible descarbonizar la economía si cambiamos nuestros hábitos de consumo o de vida.
La buena noticia es que a menudo descarbonizar no solo no cuesta, sino que resulta en un importante beneficio personal. Por ejemplo, estar en casa con un pijama grueso permite reducir la temperatura de la calefacción. El pijama se paga solo y pronto empieza a darnos beneficios económicos ese par de grados del termostato.
¿Hay otras formas de hacer lo mismo, pero consumiendo menos? El gráfico de Our World in Data que relaciona emisiones de CO2 y desarrollo humano demuestra que sí. Existe una relación entre las emisiones de carbono y el índice de desarrollo humano (IDH), aunque se ha demostrado que no es absoluta: muchos países con más emisiones per cápita viven peor que otros con menos consumo. Por ejemplo, los Estados Unidos de América, Qatar o Kuwait tienen IDH más bajos que Noruega o Reino Unido, pero muchísimas más emisiones de CO2.

Los países ubicados en la zona alta del gráfico, entre los que se incluye Singapur, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí o Bélgica, han desarrollado sociedades con consumos basales (consumos mínimos para funcionar) enormes. Son países que han creado sistemas en los que para hacer algo que en otro país apenas emite, libera una cantidad muy grande de CO2, con foco en el transporte.
NetZero, una cuestión económica y de sectores
Siguiendo con la idea previa, se ha demostrado que todos los sectores menos uno han reducido sus emisiones de CO2 en los últimos treinta años, con excepción de la movilidad. ¿El motivo? Es un sector que no abona en su precio el coste de sus emisiones. Ningún país analizado es capaz de cubrir las externalidades de la conducción (el punto quedaría a la izquierda de la línea diagonal dibujada por Comisión Europea). En España todos los impuestos solo cubren el 42 % de los costes, por ejemplo, el sanitario o la pérdida de biodiversidad.

Es imposible desligar los flujos de energía de los flujos económicos o de la percepción social, por lo que además de añadir tecnología inteligente será necesario replantearse los valores heredados. «Aunque muchos critiquemos el coste de la energía hoy», dice Marcelino Oreja, «es de lo mejor que puede ocurrir en la lucha contra el cambio climático» porque establecer mecanismos para reducir emisiones se vuelve, en relación, más barato. Es el mismo mecanismo visto con las primas verdes que han hecho posible que generar energía eléctrica con fotovoltaica sea lo más barato.
La gente empieza a compartir coche o a pedalear cuando sube el precio del combustible. De hecho, como sigue siendo tan barato usar estos transportes, son el único sector que se opone al NetZero: en el tiempo en que el resto de los sectores se ha descarbonizado un 30 %, el transporte doméstico ha crecido un 33,5 %. «Los cambios de hábitos vienen por razones económicas«, dice Marcelino Oreja. Si el combustible sube y el transporte ferroviario baja, veremos una reducción notable de emisiones.
Almacenamiento y redes inteligentes: problemas técnicos con soluciones técnicas
Para luchar contra el cambio climático la innovación es clave, y el almacenamiento de energía de fuentes renovables es uno de los pilares más importantes. También de los más lentos, por la complejidad técnica. Aunque hay avances todos los años.
El hidrógeno verde, por su alta densidad, podría ser una solución dentro de un tiempo, aunque ni la tecnología está aún lista ni existen redes de distribución preparadas. Pero probablemente tendrá su utilidad en vehículos que deban transportar su fuente de energía, como barcos, aviones o camiones, a medida que se usa el excedente eléctrico de redes renovables para producir esta molécula que ahora es gris o incluso negra.
El agua embalsada en altura en centrales hidroeléctricas reversibles es una idea interesante que sirve como almacenamiento cuando hay excedente de energía. Es poco probable que las veamos en Europa, en parte debido al impacto ambiental, a los costes de amortización y a que no hay muchos emplazamientos viables, pero tienen futuro en otros países.
A medida que el mix energético se complica con fuentes de todo tipo (nuclear, fotovoltaica, hidroeléctrica, combustión, mareomotriz, eólica,…) las redes de distribución requieren de más y mejor tecnología para una gestión eficiente de la red. Es aquí donde entra la inteligencia artificial como herramienta de predicción o de gestión de la red en tiempo real.
Esta IA, respaldada por dispositivos IoT y la recogida masiva de datos, hará posibles las smart grids, especialmente en pequeñas comunidades o regiones que produzcan parte de su energía eléctrica. La herramienta de Comunidades Energéticas tienen, en este sentido, un futuro de interés para la descarbonización urbana.