Datos verdes: eficiencia y sostenibilidad en la era digital

Resumen generado por IA

El crecimiento acelerado del mundo digital ha incrementado significativamente la demanda energética global, situando a los centros de datos y redes como responsables del 1 % a 1,5 % del consumo eléctrico mundial. Frente a esta realidad, Europa impulsa la iniciativa Green Cloud & Green Data Centres para fomentar un crecimiento digital sostenible, promoviendo el uso de energías renovables, eficiencia energética y reutilización del calor residual. El EU Code of Conduct on Data Centre Energy Efficiency establece directrices técnicas para optimizar el consumo eléctrico mediante medición continua, refrigeración avanzada e integración de energías limpias.

Además, la innovación tecnológica juega un papel crucial para enfrentar este desafío. La adopción de refrigeración líquida e inmersión térmica, tecnologías antes experimentales, se está extendiendo, mientras que el edge computing reduce el tráfico de datos y el consumo de energía al procesar información cerca de su origen. El hardware también evoluciona hacia la eficiencia, con chips como Graviton y Trainium que reducen significativamente el consumo energético. La reutilización del calor residual para calefacción urbana mejora la eficiencia y genera beneficios económicos. Europa se prepara para legislar en 2026 sobre eficiencia energética en centros de datos, alineándose con la neutralidad climática de 2030. Así, la digitalización debe evolucionar hacia una revolución energética que permita procesar y almacenar más datos consumiendo menos recursos.

Un recorrido por la eficiencia energética de los centros de datos: métricas, tecnologías y los actores que están redefiniéndola.

El mundo digital crece a un ritmo que pocos imaginaban hace unas décadas. Cada clic, cada búsqueda y cada modelo de IA suman carga a una infraestructura global que consume tanta energía como países enteros. La Agencia Internacional de la Energía recuerda que los centros de datos y las redes representan ya entre el 1 % y el 1,5 % de la electricidad mundial, y su curva de demanda sigue al alza.

Ante esta realidad, Europa ha decidido intervenir. La Comisión Europea impulsa un marco que aspira a hacer del crecimiento digital un proceso compatible con la transición climática. La iniciativa Green Cloud & Green Data Centres plantea que los centros operen con energías renovables, mejoren su eficiencia y reutilicen el calor residual que hoy se pierde.

En ese contexto, el EU Code of Conduct on Data Centre Energy Efficiency, desarrollado por el Joint Research Centre, se ha convertido en la referencia técnica para operadores de todo el continente. Sus directrices establecen prácticas verificables para reducir el consumo eléctrico: medición continua del PUE (Power Usage Effectiveness, indicador estándar para medir la eficiencia energética de un centro de datos), refrigeración optimizada, integración de energías limpias y diseño circular de la infraestructura.

El reto, sin embargo, ya no es solo normativo, sino también tecnológico. A medida que los modelos de IA aumentan en tamaño y complejidad, la eficiencia energética deja de ser un detalle técnico y se convierte en un factor estratégico. Los operadores globales lo saben: la refrigeración líquida y la inmersión térmica, que hace pocos años parecían tecnologías experimentales, empiezan a generalizarse.

La multinacional estadounidense Equinix, especializada en la gestión de centros de datos, publica de manera transparente su enfoque de eficiencia energética, desde la adopción de energías renovables hasta la implementación de refrigeración avanzada y la operación a temperaturas más altas para reducir el uso de climatización. Según declara la empresa, el uso de sistemas desarrollados por la sueca Munters, le permite alcanzar un PUE cercano a 1,2 en climas templados.

No obstante, la conversación sobre sostenibilidad digital va más allá de cómo se enfría un servidor: incluye el modo en que los datos se procesan y se desplazan. El edge computing se está consolidando como un mecanismo para reducir latencia y consumo: procesar más cerca de donde se generan los datos evita tráfico innecesario, alivia la carga de los centros de datos centrales y disminuye el uso energético de las redes.

El hardware también vive su propia transición verde. Amazon Web Services ofrece cifras claras: su chip Graviton, diseñado específicamente para eficiencia, reduce el consumo energético hasta un 60 % respecto a procesadores equivalentes de uso general. Y los chips para IA, como Trainium, están optimizados para maximizar rendimiento por vatio en cargas de machine learning.

La reutilización del calor residual se está convirtiendo en otro elemento central de esta nueva lógica energética. De hecho, el calor generado por los servidores, que antes se disipaba sin aprovechamiento, puede alimentar sistemas de calefacción urbana. Estudios recientes demuestran que su conversión mediante ciclos termodinámicos puede mejorar de forma significativa la eficiencia global del centro y generar beneficios económicos.

Más allá de las intenciones, Europa avanza también en la regulación. Diversos análisis jurídicos anticipan que en 2026 la UE introducirá un paquete legislativo específico para la eficiencia de centros de datos, con el objetivo de alinearlos con los compromisos de neutralidad climática para 2030.

Todo apunta a un cambio de ciclo. La digitalización ya no puede entenderse solo en términos de velocidad y capacidad; debe medirse por su intensidad energética, impacto ambiental y circularidad. La economía de los datos entra en su década decisiva: la de demostrar que es posible procesar más, almacenar más y aprender más… consumiendo menos. La revolución digital solo será sostenible si se convierte también en una revolución energética.