Edadismo, la discriminación más desconocida

Resumen generado por IA

El texto aborda el concepto de edadismo, una forma de discriminación menos reconocida que el machismo, racismo o clasismo, pero que afecta a un amplio sector de la población: las personas mayores. A diferencia de otras discriminaciones basadas en género, raza o clase social, el edadismo se dirige a todos aquellos que alcanzan cierta edad, sin importar otros factores. Esta discriminación es menos visible y menos discutida socialmente, aunque también cuenta con activistas comprometidos, como Ashton Applewhite, autora de «This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism». Applewhite sostiene que desde la infancia recibimos mensajes negativos sobre la vejez, inculcándonos vergüenza por las arrugas y limitando las actividades sociales de los mayores a círculos cerrados.

Estos mensajes, muchas veces subliminales, están profundamente arraigados en la sociedad, lo que provoca que incluso sin intención se perpetúe el edadismo. La página asociada al libro de Applewhite ejemplifica esta problemática mostrando casos de publicidad y expresiones cotidianas que, aunque parecen dirigidas a los mayores, en realidad son discriminatorias. En definitiva, el texto subraya que el edadismo es una lacra social que requiere mayor atención y esfuerzo para ser erradicada en la sociedad contemporánea.

Son mensajes muchas veces subliminales, pero bien establecidos en el imaginario colectivo. Tanto, que a veces no nos damos cuenta de que estamos cometiendo esa forma de discriminación.

Machismo, racismo y clasismo son términos cuyo significado no se le escapa a nadie. Se trata de la discriminación por género, raza o clase social y casi nadie niega que se trata de tres lacras contras las que luchar y en las que más o menos están involucrados gobiernos y otras instituciones.

Sin embargo, la cosa cambia al hablar de edadismo. Es fácil que mucha gente ni siquiera reconozca el término (una traducción del más reconocible en inglés ageism), pero se trata de una discriminación que puede afectar a más gente que ninguna otra, por la sencilla razón de que se dirige a las personas mayores, con independencia de su raza, genero y clase social; es decir, a todos los que llegan a una determinada edad, ni siquiera muy bien establecida.

La lucha contra el edadismo tiene también activistas, aunque mucho menos visibles que los que pelean el resto de formas de discriminación. Una de las más activas es Ashton Applewhite, experta del Future Trends Forum y autora de This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism, un libro publicado en 2016 y aún no traducido al castellano. Su tesis principal es que, desde que somos pequeños, recibimos mensajes claros sobre lo triste que es ser un anciano. Las arrugas es algo de lo que avergonzarse y que hay que evitar y tapar con todo tipo de cosméticos, los mayores no pueden salir y divertirse y, si lo hacen, ha de ser entre ellos, sin mezclarse con el resto de la población.

Son mensajes muchas veces subliminales, pero bien establecidos en el imaginario colectivo. Tanto, que a veces no nos damos cuenta de que estamos cometiendo esa forma de discriminación, como se demuestra en la página asociada al libro de Applewhite, que cuenta con una interesante sección titulada: “¿Es esto edadismo?”. En ella podemos ver ejemplos de tuits que parecerían edadistas y no lo son y de anuncios supuestamente dirigidos a la población mayor que son totalmente discriminativos. En definitiva, un área sobre la que hay que trabajar en esta nueva sociedad.