Klaus Hesch: materiales y combustibles, los pilares tecnológicos para una fusión viable

Resumen generado por IA

La serie Fusion Forward aborda los retos tecnológicos y materiales fundamentales para hacer viable la energía de fusión, centrándose en la ponencia de Klaus Hesch, asesor estratégico del Instituto de Tecnología de Karlsruhe. Hesch destaca el papel crucial del breeding blanket, una “manta reproductora” que rodea el reactor y cumple tres funciones esenciales: producir tritio (el combustible necesario, escaso en la naturaleza), extraer la energía generada por los neutrones en forma de calor para su posterior conversión en electricidad, y proteger los imanes que confinan el plasma de daños por radiación. Este sistema es indispensable para mantener un ciclo sostenible y seguro en los reactores de fusión.

Además, se enfrentan importantes desafíos materiales, ya que la intensa radiación de neutrones daña los componentes estructurales del reactor, desplazando átomos y generando gases que fragilizan los materiales. Por ello, se desarrollan aceros de baja activación y nuevos refrigerantes más adecuados que el agua convencional. Sin embargo, la integración de todas estas soluciones en un sistema completo aún no se ha logrado. Proyectos como IFMIF-DONES en Granada permitirán probar materiales en condiciones reales, pero se requiere un esfuerzo internacional coordinado para superar el “horizonte de los 30 años” y hacer la fusión una realidad industrial.

En síntesis, Hesch insiste en que no basta con avanzar en la física del plasma; es fundamental acelerar el desarrollo tecnológico y de ingeniería para que las plantas de fusión puedan salir del laboratorio y contribuir al futuro energético global.

Energía de fusión: Klaus Hesch analiza el papel crítico de los breeding blankets, el ciclo del tritio y los materiales estructurales, así como los retos de ingeniería que aún debemos superar para hacer realidad las plantas de fusión

La serie Fusion Forward continúa. Tras explorar la hoja de ruta industrial y los retos tecnológicos de la fusión, ponemos el foco en una de las cuestiones más complejas: los materiales y el combustible. Klaus Hesch, Asesor Estratégico del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), intervino en el Future Trends Forum para profundizar en los pilares tecnológicos que harán viable la energía de fusión.

En su ponencia, Hesch repasa tres funciones esenciales de los breeding blankets: la producción de tritio, la extracción de energía de los neutrones y el apantallamiento de los imanes en la fusión magnética. También aborda los desafíos que plantean los daños en materiales estructurales, la gestión de refrigerantes y la necesidad de infraestructuras como IFMIF-DONES para avanzar hacia sistemas integrados. Su mensaje es claro: mientras la investigación se centre solo en la física del plasma, las plantas de fusión seguirán estando “a 30 años de distancia”.

Si quieres ver la ponencia de Klaus Hesch, puedes hacerlo en este vídeo:

El breeding blanket: fabricar combustible, aprovechar la energía y proteger el reactor

Uno de los grandes retos de la energía de fusión es que necesita tritio, un combustible que casi no existe en la naturaleza. ¿Cómo se consigue entonces? Aquí entra en juego el breeding blanket (literalmente, “manta reproductora”), un sistema que rodea el corazón del reactor y que cumple tres funciones clave.

La primera es fabricar tritio. Cada reacción de fusión consume tritio y libera un neutrón, una partícula que, al chocar con litio dentro del blanket, puede producir nuevo tritio. En teoría, sería un ciclo perfecto, pero en la práctica se pierden muchos neutrones. Para compensarlo, los ingenieros incorporan materiales “multiplicadores”, como el berilio o el plomo, que ayudan a generar más neutrones y, por tanto, más tritio. Además, el litio se introduce en formas más fáciles de manejar (cerámicas, aleaciones o sales fundidas), en lugar de usarlo puro, que es muy corrosivo.

La segunda función es extraer energía. El 80% de la energía que se produce en la fusión viaja en forma de neutrones muy rápidos y energéticos. Al atravesar el blanket, esos neutrones chocan con los átomos y liberan su energía en forma de calor. Ese calor es el que, más adelante, se podrá transformar en electricidad. Pero hay un detalle importante: para frenar a los neutrones y que liberen toda su energía, hace falta un espesor mínimo de entre uno y un metro y medio. Esto significa que el blanket siempre tiene que tener un tamaño considerable, aunque el reactor sea más compacto.

La tercera función es proteger los imanes del reactor, que son los que mantienen el plasma confinado. En los reactores de fusión magnética, los imanes están muy cerca de la zona de reacción y, sin una barrera protectora, quedarían dañados rápidamente por la radiación de los neutrones. El blanket actúa como un escudo que prolonga su vida útil.

En resumen, el breeding blanket es una pieza imprescindible porque fabrica el combustible que necesitamos, capta la energía de la reacción y protege los componentes más delicados del reactor. Sin él, la fusión no sería viable.

Retos en los materiales estructurales

La energía de fusión no solo produce calor, también genera un bombardeo constante de partículas llamadas neutrones. Estos neutrones son muy energéticos y, al chocar con los materiales del reactor, provocan daños.

Imagina un muro de ladrillos golpeado una y otra vez por pelotas muy rápidas. Poco a poco, los ladrillos se desplazan y el muro se debilita. Algo parecido ocurre en el reactor: los átomos que forman los materiales se mueven de su sitio y, con el tiempo, las piezas pierden resistencia. Esto obliga a sustituirlas con cierta frecuencia. Los ingenieros trabajan para que esa sustitución sea cada cinco años, en lugar de cada uno, porque la diferencia en costes y operatividad es enorme.

Pero los problemas no acaban ahí. Los neutrones también pueden generar gases como helio o hidrógeno dentro del material, que se acumulan y lo hacen más frágil. Además, transforman algunos átomos en radiactivos, lo que obliga a usar robots y sistemas remotos para el mantenimiento. Por eso se están desarrollando aceros especiales, llamados de “baja activación”, que se degradan menos y facilitan la gestión del reactor.

Otro reto es el refrigerante, el fluido que transporta el calor hacia las turbinas que generan electricidad. En los reactores de fisión se usa agua, pero en fusión no funciona igual de bien: se vuelve inestable antes de alcanzar la temperatura necesaria para mantener los materiales en buen estado. Otras opciones como el helio o incluso el CO₂ están sobre la mesa, pero presentan desafíos en costes, disponibilidad o seguridad.

En definitiva, lograr materiales que resistan años bajo estas condiciones extremas es uno de los mayores retos tecnológicos de la fusión.

La ingeniería pendiente: de piezas sueltas a un sistema completo

Klaus Hesch lo resume con una metáfora muy gráfica: “tenemos piezas del puzle, pero no el sistema completo”. En laboratorios de todo el mundo ya se han hecho pruebas por separado: cómo producir tritio, cómo extraer calor o cómo se comportan ciertos materiales bajo radiación. El problema es que nunca se han probado todas estas soluciones a la vez, en un entorno que reproduzca de verdad lo que pasará dentro de un reactor.

Para dar ese salto necesitamos infraestructuras de gran escala. Una de las más importantes es IFMIF-DONES, que se está construyendo en Granada. Allí se podrán ensayar materiales sometidos a un bombardeo de neutrones muy parecido al que tendrán que soportar en un reactor de fusión. Será un paso decisivo porque permitirá comprobar qué materiales funcionan y cuáles no en condiciones realistas.

Aun así, Hesch advierte que no basta con una sola instalación: hará falta un esfuerzo internacional coordinado para cubrir todas las necesidades de validación. Si no, la fusión seguirá atrapada en lo que él llama el “horizonte de los 30 años”: siempre parece que está a tres décadas de distancia, sin llegar nunca.

Su conclusión es clara: necesitamos dar más peso a la ingeniería y a la tecnología, no solo a la física del plasma. Si no abordamos ahora los retos técnicos, la transición de los experimentos a las plantas industriales seguirá retrasándose.

¿Quieres ver la ponencia completa de Klaus Hesch? Aquí la tienes:

Klaus Hesch: «Materials and Fuel: Technological Pillars for Viable Fusion» #FusionForward

Este artículo es una parte del análisis que hemos realizado en el Future Trends Forum. El informe completo, Energía de Fusión: una revolución energética en marcha, recoge las aportaciones de más de veinte expertos internacionales y define los cinco ejes críticos para escalar la energía de fusión como motor climático, económico y tecnológico.

Descárgalo aquí y descubre en detalle cómo podemos construir hoy el sistema energético de mañana.

Y si te interesa seguir explorando esta transformación, no te pierdas las próximas entregas de la serie Fusion Forward, donde seguimos acercando a la sociedad -con rigor y visión- las claves del futuro energético que ya se está diseñando.