Desarrollo Económico
La ciencia detrás del éxito: cómo construir equipos innovadores

Estudios constatan que el camino para lograr avanzar en las organizaciones radica en entender y aplicar principios de dinámica de grupo
Dirigir un equipo de trabajo tiene más de ciencia que de intuición. A lo largo de la historia los dotes de mando han empujado a la maquinaria productiva. Era un aspecto que formaba parte de la personalidad de cada uno. A medida que la innovación se ha asomado a la ventana de las organizaciones ha cobrado aún más relevancia llevar a cabo una lógica organizativa que logre el éxito empresarial.
De cara a construir equipos innovadores hay que tener presente distintos modelos y metodologías ágiles que permiten gestionar proyectos de una manera rápida y eficiente. Incorporando mecanismos propios de la investigación científica, basados en el ensayo, prueba y error, se logra un resultado más exitoso. Así, áreas de trabajo tan dispares como el marketing, la creatividad, la ingeniería o, incluso, las telecomunicaciones pueden aprovechar las potencialidades y el talento de cada empleado en beneficio colectivo. Es decir, se trata de pensar fuera de la caja, como se suele decir, aunque es fundamental crear un entorno en el que la innovación se promueva.
Independientemente de su sector, las empresas deben apoyarse en la innovación para hacer crecer a sus negocios. Este debe ser el pan de cada día. El camino es un cambio de perspectiva: si se ponen la chaqueta de la filosofía extraída del mundo “startup” se pueden romper las barreras a la hora de mejorar la productividad y encontrar nuevas soluciones empresariales que repercutan en su economía. Es necesario, pues, trasladar, siempre desde un enfoque pedagógico, a los equipos de trabajo la importancia de adaptarse a las necesidades del mercado y de las posibilidades existentes en el mundo de la tecnología.
No existe una fórmula mágica que lo resuelva todo, es cierto, pero para lograrlo se pueden aplicar métodos probados y modelos de negocio ya previamente establecidos. Y, para ello, hay que romper cosas, deshacerse de viejas normas que lo complican todo y permitir que los equipos asuman riesgos. La realidad es que, se quiera o no, la capacidad de adaptación y generar nuevas ideas son cruciales para una empresa en un mundo cada vez más competitivo y cambiante.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que conocer de cerca la dinámica de grupo y la gestión del talento. Esto es muy importante porque es cada vez más relevante adaptar las exigencias al entorno laboral dependiendo de cada empleado, flexibilizando la toma de decisiones porque de esta manera se obtiene un mejor rendimiento. Un estudio de Clark G. Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard, explora en una investigación de 2005 titulada “Unbundling the structure of inertia: Resource versus routine rigidity” las consecuencias de una rigidez en las rutinas del trabajo, entre ellas, crear obstáculos a la adaptabilidad y la innovación en las organizaciones.
La importancia de adaptar esas decisiones a las necesidades individuales de los trabajadores es clave y aparece también como uno de los valores empresariales a tener en cuenta en un estudio de Eurofound llamado «Estrategias de Flexibilidad y Condiciones de Trabajo en España«, publicado en 2021. Desde el punto de vista de la neurociencia, se va más allá: existe un componente psicológico en estos comportamientos. Los trabajadores que tienen la oportunidad de adaptar las decisiones a sus necesidades individuales activan en su cerebro unos mecanismos de recompensa que contribuyen a aumentar la motivación. Esto se debe a que el cerebro humano está diseñado para buscar experiencias que satisfacen sus deseos.
La tendencia actual en las grandes compañías es que haya diversidad en sus departamentos. La teoría parte que, cuando confluyen miembros con diversas habilidades, experiencias y perspectivas, tienden a abordar los problemas de manera más innovadora. Análisis de comportamientos establecen que un entorno más inclusivo, donde los profesionales se sientan valorados y respetados, puede favorecer la productividad.
En ese sentido, estudios científicos han abordado estas cuestiones confirmando lo que muchas empresas están desarrollando: una comunicación efectiva ayuda a mejorar la colaboración y la confianza entre los distintos miembros del equipo. En particular, un estudio publicado en la revista «Academy of Management Journal» sugiere que la adaptabilidad y la flexibilidad en la toma de decisiones pueden mejorar, en efecto, la innovación y la resiliencia de las organizaciones. Se parte de una idea simple pero efectiva: al permitir que los empleados ajusten sus métodos de trabajo, las empresas pueden aprovechar mejor las habilidades y perspectivas únicas de cada individuo.
Es justo lo que McKinsey & Company definían como la “paradoja de la adaptabilidad”, extraída del método científico, y que pone de manifiesto la importancia de ser flexibles durante períodos de transformación y cambio sistémico. Justo en el momento en el que nos encontramos. Y, ante eso, hay programas que miran al futuro, como InspiraTech, apoyado por la Fundación General CSIC y la Fundación Innovación Bankinter, y que tiene un propósito claro: acercar la investigación científica al mercado, permitiendo que el conocimiento generado en el laboratorio se transforme en soluciones innovadoras.