Educación

Aflorar el talento: la educación del futuro debe apostar por la creatividad

Aflorar el talento: la educación del futuro debe apostar por la creatividad

Para sacar lo mejor de los alumnos, lo mejor es dejarles crear cosas. Así lo entiende la Tokyo International School

¿Saber multiplicar? Claro que sí. ¿Y clasificar una palabra? Por supuesto. Desde pequeños, la educación debe aportarnos conocimientos que nos ayuden a desbloquear los siguientes logros. Por ejemplo, resolver una ecuación para hallar el número que nos falta o analizar una oración para saber cómo escribirla correctamente.

Sin embargo, la enseñanza de esos conocimientos no debería ser rígida, al menos no en un mundo tan complejo como el que vivimos. En él, la capacidad creativa es fundamental para que esos conocimientos que vamos adquiriendo resulten realmente útiles. Es decir, que nos ayuden a resolver problemas. Por eso, al buscar temáticas para proyectos educativos, nunca deberíamos dejar de lado una cuestión tan fundamental como la creatividad.

Educación para inspirar

Más allá de ayudarnos a resolver problemas, la creatividad es la llave de la educación inspiracional. Un enfoque educativo destacado por expertos como Ken Robinson, tal y como recoge el Informe Future Trends Forum sobre Educación para el siglo XXI. Según afirmaba Robinson, es necesario que la educación sirva como herramienta que haga florecer el talento que todos llevamos dentro, pero que es distinto en unos y otros.

En este sentido, el sistema educativo actual desperdicia ese talento al no conceder a la creatividad la importancia debida. Para el experto, la creatividad debería gozar del mismo estatus que saber leer y escribir como método para afrontar la incertidumbre y ayudar a resolver problemas. Una creatividad fácilmente observable en los niños y que, poco a poco, van perdiendo por la cultura del miedo a los errores.

El remedio a esta situación es sencillo: la educación del futuro debe fomentar la capacidad creativa desde los primeros años, sobre todo en el ámbito escolar. Un empeño que ya han llevado a cabo con éxito algunas instituciones educativas, como la Tokyo International School con su Relevant Learning  Model —modelo de aprendizaje relevante—, ideado por Patrick Newell, fundador y director de la Tokyo International School y experto del Future Trends Forum.

Un modelo innovador

El modelo implantado en la Tokyo International School descarta los libros de texto y utiliza seis temáticas básicas para los proyectos educativos, relacionadas con la comprensión y resolución de problemas globales o con la innovación y el diseño. Básicamente, los alumnos investigan un problema que se les plantea a base de preguntas. Para hallar las respuestas, los estudiantes emplean distintos métodos de investigación y realizan una presentación creativa ante los demás sobre lo que han aprendido.

Este es un método en el que el nivel de compromiso y motivación de los alumnos es muy elevado. Una sensación que seguro que les resulta familiar a los alumnos de Akademia, el programa educativo de Fundación Innovación Bankinter que también fomenta la resolución de problemas desde distintos puntos de vista.

“La creatividad da la oportunidad a los estudiantes de descubrir sus talentos y extenderlos más allá. Cuando expones el cerebro de un niño pequeño a múltiples experiencias, esto le permite crear conexiones que, a su vez, le facilitan crear muchas cosas”, explica Newell.

La práctica extensiva y la exploración de distintos enfoques en un ambiente que fomenta la confianza es la que nutre realmente los talentos del alumno. De hecho, la puesta en práctica de los aprendizajes es la mejor manera de dar forma a una manera de pensar que facilitará mucho la vida a los alumnos cuando crezcan.

“La manera más efectiva de establecer conexiones en el cerebro es crear cosas, porque eso es lo que transforma una visión del futuro en algo tangible”, asegura el experto. Es decir: ponernos manos a la obra es lo que nos ayuda a aterrizar las ideas y darles utilidad. Por eso conviene tanto practicarlo.

No solo eso: al ejercitar su creatividad en equipo, los alumnos fomentan una herramienta muy poderosa, la inteligencia creativa colectiva. “Es un tipo de inteligencia que alinea constantemente a los humanos y la naturaleza con las herramientas de la tecnología, para permitirnos hacer juntos lo que queramos”, puntualiza Newell.

El papel de la tecnología

A la hora de llevar a la práctica una educación inspiracional, basada en la creatividad, la tecnología es un gran apoyo. En el caso de la Tokyo International School, sus alumnos de Enseñanza Media ya tenían un ordenador portátil en sus manos en 2004. Además, los estudiantes de la escuela tienen a su disposición un laboratorio de diseño tecnológico para dar rienda suelta a su creatividad.

“La tecnología nos ha permitido aprender de maneras que nunca habíamos soñado”, asegura Newell. En este contexto irrumpe ahora la inteligencia artificial, una tecnología que, según el experto, cambiará la realidad durante los próximos diez años.

Las soft skills entran en juego

Está claro que la creatividad debe estar presente en la educación del futuro, así como en la selección de temáticas para proyectos educativos. Sin embargo, por sí sola no podrá tener un gran alcance. Es necesario cultivar otras cualidades que permitan a los alumnos sacarle el mayor partido. Aquí es donde entran en juego las habilidades sociales y emocionales.

“Cuando estas habilidades son altas, solemos brillar en otras áreas”, remarca Patrick Newell. “La manera en que nos sentimos es lo que suele guiar nuestros éxitos. Cuando se fomenta nuestra confianza y nos sentimos seguros y abiertos a experimentar cosas nuevas, nuestra creatividad aumenta”.

En este sentido, el triángulo formado entre el éxito académico, el desarrollo emocional y la creatividad funciona de maravilla, a juicio del experto.

¿Y cómo evaluamos todo esto?

En un sistema educativo en el que entran en juego conceptos tan abstractos como la creatividad o del desarrollo personal, puede parecer difícil plantearse la evaluación de los alumnos. Sin embargo, hacerlo es tan fácil como observar sus resultados. Eso sí, no vendrán recogidos en una hoja de exámenes, sino en un archivo digital. En el caso de la Tokyo International School, en los portfolios digitales de sus estudiantes.

“Son la herramienta de evaluación del presente, pero también del futuro”, asegura Newell. “Nosotros vamos más allá de decir lo buenos que somos —como se hacía en el siglo XX— para mostrar lo buenos que somos a través de nuestros portfolios digitales”.

Estos documentos consiguen recoger, más que aquello que consigue recordar un alumno, lo que ha logrado hacer de manera efectiva. “Los portfolios que comparten las mejores prácticas de manera inclusiva y completa, comparten a la persona en su totalidad”, añade el experto. Este es un pensamiento que ya resulta habitual en muchos reclutadores, que prefieren ver un portfolio con los trabajos realizados previamente por un candidato que evaluar su currículum.

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Expertos mencionados en esta entrada

Patrick Newell
Patrick Newell

Fundador en Tokyo International School

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