Educación
Las carreras de humanidades se cuelan en el diseño de inteligencia artificialÂ

¿Qué estudiar para crear inteligencia artificial? Más allá de la IngenierÃa Informática, las humanidades y las artes se cuelan en el diseño de inteligencia artificial.
A las carreras de humanidades se les está poniendo cara de Matemáticas. Es decir, de ese tipo de estudios universitarios con salidas laborales escuetas a los que la tecnologÃa ha dado una vuelta. Hoy, alguien que se plantee qué estudiar para crear inteligencia artificial ya no solo debe volver su vista hacia la IngenierÃa Informática. También puede plantearse ser filólogo o filósofo.
De hecho, la inteligencia artificial ha cambiado el paradigma laboral y profesional. Se trata de tecnologÃa que no solo interactúa con las personas, sino que influirá decisivamente en sus vidas. Por esa razón, debe aprender a comunicarse con ellas y no solo eso: también a dar una respuesta adecuada a sus necesidades.
Este es el motivo fundamental por el que en las empresas y equipos de desarrollo de inteligencia artificial no solo hay tecnólogos. También hay artistas, humanistas, lingüistas o filósofos puliendo la relación de los algoritmos con el ser humano.
Qué estudiar para crear inteligencia artificial: Humanidades al poder
Los sistemas de inteligencia artificial abarcan muchas facetas distintas. Suele haber elementos comunes, como el código o el diseño de un algoritmo, junto al empleo de otras herramientas tecnológicas. Asà que siempre hay una serie de perfiles tecnológicos que hay que cubrir al desarrollarlos. Sin embargo, en muchos casos no son los únicos imprescindibles.
A la hora de plantearse qué estudiar para crear inteligencia artificial, cada vez es más viable que un alumno elija un itinerario artÃstico o humanista y que lo complete con ciertas habilidades tecnológicas. Por ejemplo, el programa Akademia de Fundación Innovación Bankinter, que se dirige a estudiantes procedentes de distintos grados, tiene a la inteligencia artificial como uno de sus pilares. También propone la resolución de casos en equipos multidisciplinares.
Esto se debe a que las empresas y equipos de investigación en inteligencia artificial incorporan cada vez más nuevos perfiles como filósofos, diseñadores de experiencia de usuario, curadores o lingüistas en la fase de diseño de estos sistemas. Estos son algunos ejemplos:
FilologÃa
Pensemos por un momento en un chatbot que aspire a mantener conversaciones de cierta complejidad con los humanos. Para que sea realmente efectivo, deben completarse una serie de tareas como las que enumeraba Pilar Manchón, directora senior de estrategia de investigación en Inteligencia Artificial en Google, en Future Trends Forum.
Durante su exposición, Pilar Manchón hablaba sobre algunas herramientas de la informática lingüÃstica, como el reconocimiento de voz, la gestión del diálogo o la generación del lenguaje natural, imprescindibles para que los robots se comuniquen con los humanos de manera efectiva.
Esto quiere decir que, en su fase de diseño, tiene que haber alguien que le explique a la máquina cosas como qué son los turnos de palabra y cómo manejarlos, o cómo construir una frase gramaticalmente decente. ¿Y quién mejor que un lingüista para hacerlo? La propia Pilar Manchón lo es.
FilosofÃa y Humanidades
Para evitar que una inteligencia artificial se vuelva malvada y nos haga sudar tinta china, debe aprender qué es bueno y qué es malo para nosotros. Si un robot acaba decidiendo a quién se le concede o no una plaza en una universidad o quién puede suscribir una póliza de seguros y quién no, más nos vale que sea bueno tomando decisiones y que considere los conceptos adecuados al hacerlo.
A esto se dedican cada vez más filósofos y humanistas: a enseñar a las máquinas a tomar mejores decisiones y a tener en cuenta las consecuencias que éstas pueden tener para los humanos. Son sus profesores de ética.
Puede ser que, en el futuro, lo que se interponga entre Skynet y nosotros no sea un Terminator. Tal vez sea un filósofo o un humanista planteándose las preguntas correctas y trasladando las respuestas adecuadas a una máquina.
Bellas Artes
Los propios museos ya empiezan a involucrarse en el desarrollo de dispositivos de inteligencia artificial que les ayuden a cumplir su misión. En el caso del MET de Nueva York, ha creado un sistema de inteligencia artificial en colaboración con Microsoft y el MIT.
Este sistema ayuda al MET a clasificar imágenes de sus más de 1,5 millones de obras de arte según una serie de caracterÃsticas y patrones. Gracias a esta ayuda, la institución ofrece al público nuevas experiencias, como la creación de nuevas obras de arte a partir de objetos con ciertos rasgos en común. Los resultados son cautivadores.
Para diseñar esta clase de sistemas, que cada vez serán más habituales en todo tipo de instituciones artÃsticas, los curadores son imprescindibles. En el ejemplo anterior, estos especialistas en arte son los que enseñan a la inteligencia artificial qué rasgos debe buscar en las obras para que el público cree después nuevas obras con ellas. Sirven a la vez como sus gurús y sus entrenadores personales. O, mejor dicho, robóticos.
El diseño de la experiencia de usuario también se enriquece con la participación de artistas. Su papel es especialmente valioso a la hora de asegurar una interacción amable y atractiva con los seres humanos.