Ciudades
¿Inclusiva, circular, urbe de 15 minutos? La smart city del futuro cuidará de nosotros

Las smart cities pueden destacar por diferentes características, según el modelo y las tecnologías adoptadas. Pero todas tienen un objetivo común: el bienestar de sus ciudadanos.
Dentro de la tipología de las ciudades más populares, la smart city es, sin duda, la reina. Una ciudad inteligente es un espacio urbano en el que, gracias a la innovación tecnológica, es posible optimizar y mejorar las infraestructuras y servicios a los ciudadanos haciéndolos más eficientes… y también más humanos.
La definición de ciudad inteligente está intrínsecamente ligada a la transformación digital que involucra todos los aspectos de la vida urbana: movilidad, transporte, iluminación, seguridad, control de los flujos turísticos, gestión de residuos, mantenimiento de edificios y sistemas de comunicación. Un ámbito de oportunidades para startups y empresas innovadoras, como también indica el FTF dedicado a ciudades disruptivas por la Fundación Innovación Bankinter.
Tecnologías al servicio de las personas
El concepto de smart city, sin embargo, va más allá de las innovaciones tecnológicas y encarna una nueva forma de ver la realidad urbana, basada en el bienestar de los ciudadanos.
Diversas investigaciones han demostrado que la ciudad inteligente ofrece muchos beneficios que incluyen un aumento en los niveles de salud de quienes la habitan, una reducción de la contaminación, mayores oportunidades laborales e incluso un retorno en términos de ingresos económicos. Según el estudio The Smart City Breakaway de la consultora internacional Roland Berger, 153 ciudades en el mundo ya publicaron una hoja de ruta. Viena y Londres, además de Barcelona, se encuentran entre las ciudades más inteligentes de Europa.
Un ejemplo muy interesante es lo que está haciendo John Rossant, gurù de la digitalización y fundador de NewCities Foundation, una organización activa en el desarrollo de proyectos de investigación e innovación urbana. Rossant también preside CoMotion, una conferencia mundial sobre movilidad urbana, con proyectos concretos ya aplicados en Los Ángeles y Miami. La iniciativa pretende aglutinar y promover las mejores ideas avanzadas por startups en el ámbito de la movilidad inteligente.
Organizaciones, instituciones y centros de investigación dan diversas definiciones del concepto de smart city, cada una de ellas destaca una o más perspectivas, aunque el concepto general es el mismo. Veamos algunos ejemplos que ya avanzan una nueva tipología de las ciudades que ponen nuestro bienestar en el centro.
Ciudad de 15 minutos y antropocéntrica
La alcaldesa de París Anne Hidalgo explicó hace unos años: “Toda la coherencia de mi proyecto se plasma en la ciudad del cuarto de hora. Es una ciudad donde, a 15 minutos de casa, es posible aprender, hacer deporte, cuidarse, comer bien, cultivar”. La Ciudad de los 15 Minutos es un proyecto fruto de los estudios del profesor Carlos Moreno, catedrático de urbanismo en la Universidad de la Sorbona.
Moreno asegura que la proximidad es la clave de la felicidad contemporánea, la posibilidad de vivir bien teniendo a mano todo lo necesario. Una reconfiguración funcional que tiene como consecuencia directa una reconfiguración relacional, en clave antropocéntrica, para empujar a los ciudadanos a acercarse entre sí.
Ciudad circular y sostenible
Dentro de la tipología de ciudades inteligentes, no podía faltar la ciudad sostenible. Para serlo, un espacio urbano debe ser inclusivo, seguro y duradero. Y para alcanzar todo eso, debe prestar atención a la gestión de residuos y el control del aire, proteger y valorizar el paisaje y el patrimonio cultural, garantizar viviendas seguras y de calidad y, al mismo tiempo, el acceso de los ciudadanos a las decisiones públicas. Barcelona, con su plataforma digital de participación ciudadana Smart Citizen, es un ejemplo en esta dirección.
Una ciudad sostenible prevé también sistemas de movilidad compartida o en sharing, un gran número de coches eléctricos o híbridos y un sistema de transporte público integrado en una perspectiva de mobility-as-service. Por supuesto, son indispensables los sistemas digitales para la gestión de semáforos o aparcamientos.
Precisamente en su búsqueda de la sostenibilidad, la smart city del futuro deberá adoptar principios de la economía circular para promover un uso saludable de los recursos. Será necesario repensar todos los procesos bajo el prisma de la compartición, la reutilización y la restauración de los recursos, así como la limitación en la generación de residuos o un sistema de producción más eficiente y sostenible. Así entra en la tipología de las ciudades inteligentes la ciudad circular.
Ciudades inclusivas y salud
Según la OMS, alrededor de 8 millones de personas mueren cada año en el mundo por causas atribuibles a la contaminación del aire. Se necesita una ciudad dedicada al bienestar, apta para una población cada vez más envejecida y con problemas de salud. Es decir, se necesita una ciudad en la que podamos vivir todos en plenitud, sin importar nuestras características.
En las ciudades inclusivas y saludables entran en juego conceptos como el walkability. La razón es muy sencilla: esto facilita, por un lado, una movilidad más inclusiva para los ciudadanos, que ven reducidas las distancias en sus desplazamientos y ganan autonomía; por otro, caminar ayuda a reducir la contaminación y los problemas de salud, así como los costes sanitarios para la colectividad.