Desarrollo Económico
El valor digital de la energía verde

Las energías verdes y renovables tienen como aliada la tokenización de activos, que ayudará a impulsar su demanda y democratizar la producción de energía.
Durante la crisis del petróleo del 73, muchos países buscaron soluciones en las energías renovables, incluidos biocombustibles, o la energía nuclear. En la actualidad, entre las consecuencias del actual cambio climático acelerado está la instalación masiva de plantas de producción eólica y fotovoltaica, tal y como informa la Agencia Internacional de la Energía. ¿Cómo va a gestionarse este gran despliegue? ¿Cómo ayudará la tokenización?
La tokenización de la energía verde: el poder de la energía, en manos de las personas
La tokenización de cualquier activo consiste en «transformar la propiedad y los derechos de activos particulares en una forma digital», según Blockchain Council, de forma que sea posible realizar operaciones de compra-venta con frecuencia automatizadas (smart contracts) sin necesidad de una autoridad centralizada.
- Un ejemplo de tokenización consiste en dividir una planta fotovoltaica en un millón de tókenes cuyo precio unitario sea relativamente bajo y por lo tanto sea accesible al grueso de la población, que controla la producción.
- En otro ejemplo, cada kWh generado por una planta eólica puede ser un token individual, de forma que quien lo genera puede comercializar con él.
Permite registrar e identificar un activo del mundo real, y digitalizarlo. Y, en materia de energía verde, esta tokenización permitirá desde la venta o compartición de la energía excedente a recompensar a consumidores con ahorros por no hacer uso de la red con tanta intensidad. Esto abre la puerta a que inversores particulares adquieran parte de la producción e incluso la capacidad de producción.
Se espera que esta tecnología, mediante la digitalización de la producción y consumo, permita la descentralización de las fuentes y su democratización, hacia un modelo de prosumidores: productores que a la vez sean consumidores, reduciendo el poder de intermediarios como comercializadoras.
Impulsando la energía verde a través de lo digital
Pero también hacia un modelo más limpio. La descentralización de compraventa de la energía permite ya en la actualidad comprar energía procedente de plantas limpias ubicadas a cientos si no miles de kilómetros del punto de consumo. ¿Cómo funciona este modelo, si la energía física sigue proviniendo de fuentes contaminantes?
Aunque el fluido eléctrico consumido por un hogar o comercio proceda del mix de la red eléctrica nacional, no precisamente limpio —no es posible ni técnicamente inteligente trasladar energía más lejos—, sí supone un apoyo notable a las fuentes de energía renovable y, más importante, un detrimento de ingresos para fuentes contaminantes. Con esta modalidad de compra se está dando dinero a las renovables y restándoselo a lo contaminante.
Blockchain más tokenización: hacer sencillo la compraventa del sector energético
La tecnología blockchain y la tokenización de la energía permitirán hacer estas operaciones de forma más sencilla, pudiendo incluso invertir en energía limpia en otros países, como es el caso del token MWAT de Restart Energy.
Estos proyectos declaran abiertamente que los consumidores quieren invertir en renovables, y son un claro indicador para empresas de energía de que los puntos de consumo buscan renovables cerca.
Asimismo, las grandes compañías de producción de energía tienen incentivos para la instalación de energía renovable local, porque es aquella que se está demandando. Si el 90 % de una población adquiere energía limpia a miles de kilómetros de distancia, la distribuidora presionará a los generadores para aumentar el parque renovable cercano, ante la imposibilidad física de satisfacer la demanda con energía sucia.
La barrera legal de la tokenización energética
La tokenización de la producción energética agiliza las transacciones porque, cuando se ha digitalizado un activo, es posible venderlo de forma eficiente, así como de forma rápida y segura.
Pero desde un crítico punto de vista legal, las energías renovables no van a poder usarse si sus sistemas productivos y de reparto no tienen una base sólida. La tokenización de la energía persigue el garantizar la liquidez por parte de los productores, cuya venta de energía adquiere un nuevo cariz.
Y, sin embargo, aún es necesario blindar el ecosistema legalmente y a nivel mundial, tal y como saben los reguladores, que ya están en marcha para apuntalar esta nueva forma de comercio. Por su escala global, estos nuevos sistemas de compraventa basados en tókenes a escala global plantean cuestiones para las que las actuales leyes no están preparadas.
El cambio climático tiene muchas consecuencias negativas para la biodiversidad y la forma de vida tal y como la conocemos. Sin embargo, algunos de sus efectos más relevantes para el futuro van a ser el impulso hacia formas de energía que eviten agravar la crisis climática, como la energía fotovoltaica y la eólica.
Dentro de este ecosistema, la tecnología blockchain se postula como candidata a la gestión de redes complejas basadas en una infraestructura, generación y distribución ídem, en la que hacen falta nuevas formas de intercambiar información o comprar y vender energía.