Innovación

Los envases mejoran y evolucionan gracias al uso de nuevos materiales (más ecológicos)  

Los envases mejoran y evolucionan gracias al uso de nuevos materiales (más ecológicos)  

Los envases biodegradables, compostables o de base biológica son el futuro de la sostenibilidad en el transporte de alimentos

Los envases, especialmente los basados en polímeros (plástico), han duplicado su masa durante la última década, pasando de 180 millones de toneladas a más de 350 millones de toneladas. Sus propiedades mecánicas, su bajo coste y la capacidad para preservar comida, bebida y otras sustancias los convirtió en el éxito de los 80, 90 y 2000, una trayectoria que no han abandonado. ¿Es posible que la sociedad alcance nuevos espacios verdes mediante el uso de envases más ecológicos o una reducción de su volumen?

¿Cuál es el problema actual de los envases?

Como se destaca en el informe ‘Agricultura inteligente: el desafío de la alimentación sostenible’, de Fundación Innovación Bankinter, “los envases alimentarios son fundamentales en la cadena de suministro de alimentos, desempeñando roles clave en la protección, conservación y transporte de productos”. Son extraordinariamente seguros, convenientes y accesibles, baratos y fáciles de manipular.

Pero este beneficio tiene un coste notable sobre el planeta. A saber:

  • Los envases de plástico son derivados del petróleo y/o combustibles fósiles, lo que exige la extracción de crudo y todos los problemas ambientales asociados.
  • Por lo general, los envases son de un solo uso, por lo que se usan una cantidad tan pocas veces que su bajo coste de fabricación resulta elevado.
  • Salvo una fracción muy baja de polímeros que tienen muy pocos ciclos de reciclabilidad antes de deteriorarse, el grueso son incinerados.
  • Si no se queman para recuperar algo de energía, los plásticos liberan microplásticos que afectan a organismos vivos y liberan metano.

Nuevos polímeros para fabricar nuevos envases de un solo uso

Se estima que 4 de cada 10 kilogramos de envases de plástico terminan en el sector alimentario. Este no tiene sustituto para estos envases que protegen los alimentos desde su recogida, lavado, manipulación y envío al punto de venta. Simplemente, no existe un sustituto a los polímeros, pero sí parece que existirán polímeros sustitutivos.

Nuevos plásticos biodegradables, compostables o de base biológica (no son exactamente lo mismo), de los que Europa es líder mundial, se fabrican con todo tipo de materias primas, aunque estas tienen una característica importante: suelen ser el subproducto o residuo de otra industria, actividad productiva o sector.

Por ejemplo, el bioplástico derivado de las peladuras de la patata —que pueden procesarse para ser aplicadas en industrias farmacéutica, alimentaria, nutracéutica o cosmética, entre otras— es un buen sustituto para algunos envases alimentarios. Otros procesos de reaprovechamiento de los residuos vegetales consideran interesante la zanahoria, el perejil, la achicoria y la coliflor.

De residuo orgánico a material que protege los alimentos

Resulta fascinante descubrir que es posible empaquetar productos orgánicos como fresas, aguacates o pimientos en envases derivados de residuos de cultivos previos. El objetivo fundamental de los nuevos materiales es aumentar la circularidad de los materiales, especialmente cuando estos son productos orgánicos que han tenido un elevado coste ambiental.

Los cultivos con los que se alimenta la población mundial suponen uno de los mayores impactos para el planeta tanto por los combustibles fósiles que requieren los procesos industrializados (que están cambiando a otros técnicos pero tradicionalistas-ecológicos como la permacultura) como por la cantidad de residuos que se generan por sus pérdidas y envasado.

En unas décadas, será un hecho habitual que las pérdidas de alimentos por motivos tan variados como el clima o la incapacidad de gestión (por ejemplo, que no se pueda recoger un cultivo a tiempo) usen esa materia orgánica para fabricar el envasado de un solo uso en que se protegerá la siguiente cosecha. Esta circularidad es ahora experimental o solo se da en condiciones de laboratorio, aunque los pilotos (que aún exigen procesos caros frente al plástico) están dando buenos resultados. A medida que se subvencionen con primas verdes y aumente la producción de bioplásticos, su competitividad hará que sean usados por defecto.

Soluciones no tecnológicas al uso de envases de un solo uso

¿Y qué hay con los envases no alimenticios? Por ejemplo, los vasos de un solo uso, las botellas de plástico, esas cucharillas para el café de plástico duro. ¿Es posible hacer uso de nuevos materiales en este ámbito? Sí, y no. Lo cierto es que para buena parte de los procesos de un solo uso ya se tiene sustituto sostenible.

Por ejemplo, una cantimplora de acero exige el uso de una cantidad de energía decenas e incluso cientos de veces más grande que la fabricación de una botella de plástico PET. Sin embargo, la botella tiene un número de usos contados, y la cantimplora de acero es un objeto que podría ser legado a futuras generaciones y con una tasa de reciclabilidad cercana al 100 %. Una de las soluciones al uso de envases de plástico es no usar plástico, sino materiales durables.

Es por ello que las oficinas están incluyendo la presencia de lavavajillas y tazas cerámicas donde empleados o invitados puedan beber sin necesidad de desechar el envase posteriormente; o el motivo por el que ya se está haciendo uso de pajitas de acero en los restaurantes. No hay razón para fabricar con compuestos derivados del petróleo objetos que pueden ser usados durables durante décadas.

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