Guía para conocer cómo la innovación está revolucionando el mundo emprendedor y su escalada

Así se consolidan las nuevas empresas en un ecosistema cada vez más competitivo, entre talento joven, spin-offs, tecnología y alianzas estratégicas.
La innovación se ha convertido en el verdadero motor de la economía española. En un escenario donde la transformación digital, la sostenibilidad y la tecnología redefinen los sectores tradicionales, las startups juegan un papel clave como catalizadoras del cambio. Sin embargo, el reto no es solo crear: también escalar. Para eso, hacen falta conexiones entre conocimiento, financiación, talento e infraestructuras. Es ahí donde entra en juego el programa Scaleup Spain Network, impulsado por la Fundación Innovación Bankinter para acompañar a las startups más prometedoras del país en su proceso de crecimiento.
El ecosistema startup en España: sectores, inversión y tendencias
Lo cierto es que el emprendimiento innovador vive un momento clave en España. En 2024, la inversión en startups superó los 3.100 millones de euros, marcando un crecimiento del 36 % respecto al año anterior. Este repunte refleja una mayor madurez del ecosistema y un cambio en el perfil del emprendedor: ya no se trata solo de fundadores con buenas ideas, sino de equipos multidisciplinares con visión global, capacidad de adaptación y ambición de escalar.
Según el Observatorio de Startups de la Fundación, que analiza la evolución del perfil de emprendimiento en España, el tamaño promedio de las rondas de financiación ha crecido un 58 %, y la inversión internacional se ha duplicado. Barcelona concentra más del 50 % del total nacional invertido, consolidándose como hub principal, aunque Madrid, Valencia, Bilbao y Málaga también avanzan con fuerza.
En cuanto a los sectores emergentes, el Fintech sigue liderando, pero hay un notable dinamismo en áreas como salud digital, travel tech, energía, sostenibilidad y movilidad inteligente. Empresas como Sequra, TravelPerk o Zunder han captado rondas millonarias al aplicar tecnología avanzada a servicios cotidianos con un enfoque centrado en el cliente. Como se puede leer en el artículo Las claves para emprender innovando, las tecnologías emergentes —IA, blockchain, big data— son el eje común de las propuestas más disruptivas.
Un ejemplo paradigmático es el de Ciudadela, una startup que ha revolucionado la gestión inmobiliaria con procesos automatizados e inteligencia artificial. Fundada en 2022, en pocos años ha pasado a gestionar más de mil edificios y alcanzar una facturación de casi 3 millones de euros. Este caso ilustra cómo incluso los sectores más tradicionales pueden renovarse a partir de una visión estratégica, tecnológica y centrada en las personas.
El nuevo perfil emprendedor combina agilidad y foco, con una creciente conciencia sobre el impacto social y medioambiental. Emprender hoy no es solo crear una empresa: es detectar necesidades reales, construir soluciones sostenibles y escalar con propósito y foco en el cliente. Porque emprender no es solo innovar: es hacerlo con impacto en la vida real.
Del laboratorio al mercado: cómo se activa el conocimiento
En este sentido, la transferencia tecnológica es uno de los grandes retos —y oportunidades— del ecosistema. Convertir descubrimientos científicos en soluciones reales exige colaboración entre universidades y empresas, pero también un cambio cultural: ver la ciencia no como un fin en sí mismo, sino como palanca de transformación social.
Programas como InspiraTech ejemplifican esta visión: jóvenes investigadores trabajan con expertos del sector privado para convertir investigaciones en proyectos viables. Del mismo modo, las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) y los parques científicos permiten acercar los dos mundos.
Spin-offs como Beonchip, Alén Space o Multiverse Computing muestran que es posible partir de una idea académica y llegar al mercado con soluciones punteras en salud personalizada, nanosatélites o computación cuántica. Innovar desde la ciencia no es solo deseable: es imprescindible.
Emprendimiento universitario: ideas que cambian el mundo
Cada vez más, las aulas son semilleros de empresas. Las universidades no solo forman, también incuban. En España hay más de 1.200 spin-offs deep tech activas que generan 12.200 empleos cualificados y facturan cerca de 2.000 millones de euros al año. Cataluña y Madrid lideran este fenómeno, pero otras regiones como la Comunidad Valenciana o Andalucía comienzan a consolidar ecosistemas dinámicos.
Como se detalla en el reportaje Startups que nacen en el aula: el talento emprendedor universitario, muchas de estas startups universitarias abordan sectores estratégicos como sostenibilidad, salud, espacio o inteligencia artificial. Su ventaja competitiva radica en el conocimiento técnico, el acceso a infraestructuras de investigación y la posibilidad de experimentar en entornos protegidos.
Pero también enfrentan obstáculos: el famoso “valle de la muerte” entre idea y mercado, la falta de financiación inicial, las dificultades legales o la desconexión con la industria. Por eso, es clave reforzar programas como Akademia —también de Fundación Innovación Bankinter— que impulsan el pensamiento estratégico en estudiantes universitarios y los acercan a las tecnologías del futuro.
Las ETI: empresas puente hacia la escala
Entre las pequeñas startups y las grandes corporaciones hay un grupo muchas veces olvidado, pero crucial para la economía: las Empresas de Tamaño Intermedio (ETI). En España hay unas 3.300, que generan el 18 % del PIB y emplean a un millón de personas. Su facturación oscila entre los 50 y los 500 millones de euros, con plantillas que pueden superar los 2.000 trabajadores.
Como explica el informe Voces del middle market, estas empresas combinan agilidad con solidez, innovación con estabilidad, y muchas de ellas tienen vocación exportadora. Su rol en la reindustrialización del país es notable: el 32 % pertenece al sector industrial, muy por encima de la media nacional.
Además, invierten en I+D, apuestan por el talento cualificado y buscan alianzas estratégicas. A menudo son menos visibles que las startups, pero su capacidad para escalar y consolidarse las convierte en piezas clave del ecosistema emprendedor.
Industria 4.0: innovación al servicio de la competitividad
La digitalización industrial es otro frente clave. La llamada Industria 4.0 no solo optimiza procesos productivos, también crea oportunidades de negocio para nuevas empresas. Tecnologías como IoT, robótica, IA, digital twins y big data permiten automatizar tareas, anticipar fallos y tomar decisiones más inteligentes.
Como se recoge en el artículo Industria 4.0, transformación digital en favor de la competitividad, la automatización transforma sectores como manufactura, energía, salud o retail. La productividad puede aumentar entre un 20 y un 30 %, y aunque ciertos empleos se transforman, también se crean nuevos roles especializados.
Iniciativas como el programa Cre100DO, promovido por Fundación Innovación Bankinter, ICEX y el Círculo de Empresarios, han acompañado a más de 100 ETI en su camino hacia la excelencia, fomentando la adopción de nuevas tecnologías y prácticas de gestión avanzadas.
Escalar con propósito: el reto de la innovación sostenible
En un entorno tan dinámico como competitivo, innovar ya no es suficiente: hay que hacerlo con propósito. Las startups y scaleups que triunfan son aquellas que, además de ofrecer soluciones tecnológicas, entienden los retos sociales y medioambientales del presente. Sostenibilidad, impacto social, diversidad y ética digital ya no son complementos: son condiciones necesarias.
El futuro del emprendimiento pasa por construir puentes: entre ciencia y mercado, entre academia y empresa, entre innovación y regulación. Fortalecer estos lazos ya es imprescindible, porque en la economía del conocimiento, escalar no es solo crecer: es transformar. Y España tiene el talento, la creatividad y la infraestructura para liderar ese cambio.