El espacio en España

Café con Ezequiel Sánchez: cómo PLD Space impulsa la nueva era espacial europea

Café con Ezequiel Sánchez: cómo PLD Space impulsa la nueva era espacial europea

PLD Space quiere llevar a Europa a la nueva era espacial con cohetes reutilizables diseñados y fabricados en España

La iniciativa “Café con emprendedores” de la Fundación Innovación Bankinter te acerca a referentes del ecosistema emprendedor español para conocer de primera mano sus trayectorias, aprendizajes y visión sobre el futuro.

Nuestro último café lo hemos tomado con Ezequiel Sánchez, presidente ejecutivo de PLD Space, la empresa que ha logrado lanzar el primer cohete privado español y que compite por un lugar entre gigantes como SpaceX, Blue Origin y los principales actores europeos del sector.

El encuentro, presentado por José Carlos Huerta, Director del Programa Startups de la Fundación, abrió con un recordatorio sobre el espíritu del propio evento: innovar es cambiar. Este “Café” representó precisamente eso: un nuevo formato, presencial, más cercano y dinámico, que permitió una conversación profunda sobre el futuro de la industria espacial y las lecciones de liderazgo detrás de uno de los proyectos tecnológicos más ambiciosos del país. En su conversación con José Carlos, Ezequiel comparte su visión sobre cómo se construye una industria espacial desde España, los retos de emprender en un sector históricamente dominado por lo público y las oportunidades que se abren en torno a la nueva economía del espacio.

A lo largo de la charla, Ezequiel repasa su recorrido profesional -desde sus inicios en el mundo corporativo, en empresas como Arthur D. Little o Inditex, hasta su papel clave en el impulso de PLD Space– y reflexiona sobre el papel del liderazgo, la perseverancia y la colaboración público-privada en la construcción de proyectos tecnológicos ambiciosos.

Una conversación imprescindible para entender hacia dónde va la industria aeroespacial europea, el papel que puede jugar España en ese futuro y cómo la innovación y el talento están haciendo posible que una empresa nacida en Elche aspire a competir en el mercado global del acceso al espacio.

Puedes ver la entrevista completa aquí:

Café con Ezequiel Sánchez, Presidente ejecutivo de PLD Space

De la empresa tradicional al espacio: la trayectoria de un líder inconformista

Ezequiel Sánchez no es ingeniero, pero dirige una de las compañías tecnológicas más punteras de Europa. Su trayectoria demuestra que el liderazgo en innovación no siempre nace del laboratorio, sino de la visión estratégica y la capacidad de conectar mundos distintos: el empresarial, el tecnológico y el emprendedor.

Formado en Marketing porESIC y con un MBA en la escuela de negociosESCP, inició su carrera en consultoría estratégica en Arthur D. Little, donde adquirió una visión analítica y global de los negocios. Aquella primera etapa, recuerda, le permitió entender cómo funcionan las organizaciones desde el plano estratégico, aunque un consejo de un jefe marcaría su siguiente paso: “Te falta experiencia operativa”.

Ese reto lo llevó a asumir responsabilidades directas en el mundo corporativo. Pasó a liderar Tempe, la división de calzado del Grupo Inditex, con sede en Elche. Allí gestionó un negocio que creció por encima del propio grupo en ventas y rentabilidad, convirtiéndose en una referencia de gestión dentro del conglomerado. Esa experiencia consolidó su visión sobre cómo escalar una empresa, optimizar procesos y mantener la competitividad en un entorno de crecimiento acelerado.

La docencia y el germen del emprendimiento

Durante esa etapa, Ezequiel también dedicó parte de su tiempo a la docencia, impartiendo clases de organización industrial y administración de empresas a estudiantes de ingeniería. Más allá del aula, veía la educación como un espacio para cultivar ecosistemas emprendedores, en un momento -hablamos de 2010- en que el entorno de startups en España apenas comenzaba a tomar forma.

Fue precisamente en ese contexto donde conoció a Raúl Torres, uno de los fundadores de PLD Space. Aquella conexión fortuita entre profesor y alumno acabaría marcando un punto de inflexión. Torres, junto a Raúl Verdú, soñaba con crear una empresa de lanzadores espaciales. Ezequiel alentó ese espíritu emprendedor y, con el tiempo, pasó de ser mentor e inversor a convertirse en presidente ejecutivo de PLD Space.

Del consejo al liderazgo

Su llegada a la compañía se produjo de forma natural. Primero, como apoyo estratégico; después, como socio implicado; y finalmente, como líder al frente de un proyecto que hoy simboliza el potencial tecnológico de España. “Empecé ayudando y acabé firmando las cuentas -bromea-, y eso es el nivel más alto de compromiso que se puede tener”.

Con una combinación de visión empresarial, orientación a resultados y sensibilidad por el talento, Ezequiel Sánchez ha guiado la evolución de PLD Space desde un pequeño taller de ideas en Elche hasta una empresa que ha hecho historia con el lanzamiento del Miura 1, el primer cohete privado español.

PLD Space: la empresa que ha puesto a España en la carrera espacial

PLD Space es, en palabras de su presidente ejecutivo, una empresa de transporte, aunque su destino no sean las carreteras ni los mares, sino el espacio. Su misión es ofrecer un servicio integral a las compañías que necesitan colocar satélites en órbita. Estos clientes pueden ser desde startups del sector espacial hasta fabricantes, operadores o instituciones públicas que desarrollan programas tecnológicos. PLD Space se encarga del trayecto completo: llevar la carga desde la superficie terrestre hasta su posición orbital, del mismo modo que un operador logístico traslada mercancías entre continentes, pero a una escala radicalmente distinta.

La gran diferencia es que, a diferencia de un transportista convencional que compra su vehículo, PLD Space ha tenido que diseñar y desarrollar su propia tecnología desde cero. Fabricar un lanzador espacial requiere un nivel de ingeniería, precisión y seguridad que solo un reducido grupo de países ha conseguido alcanzar. De hecho, solo diez naciones en el mundo tienen actualmente capacidad para acceder al espacio por medios propios. Gracias al lanzamiento del Miura 1, PLD Space ha situado a España entre ellas, convirtiéndose en la primera empresa privada europea que logra poner en vuelo un cohete suborbital desarrollado íntegramente en el continente.

Una visión de mercado en una industria de ingenieros

Desde el principio, Ezequiel Sánchez ha insistido en que el éxito de la compañía no se basa únicamente en la tecnología, sino en la orientación al cliente. Su liderazgo ha buscado impregnar una cultura empresarial centrada en escuchar al mercado, entender las necesidades reales de las empresas que buscan operar satélites y adaptar las soluciones tecnológicas a esas demandas. “La industria espacial -explica- ha estado históricamente más pendiente de la tecnología que del cliente. Nosotros tratamos de invertir ese enfoque.”

Esa filosofía, propia del mundo empresarial, ha sido clave para convertir un proyecto altamente técnico en una empresa viable y competitiva. PLD Space ha demostrado que el espacio requiere, además de ingeniería avanzada, estrategia, agilidad y visión de negocio.

Una carrera de fondo financiada a contracorriente

El desarrollo de un lanzador no es rápido ni barato. Cada avance requiere años de diseño, pruebas y validación. El Miura 1 ha tardado doce años en convertirse en realidad, un periodo similar al de las grandes agencias espaciales. Pero, a diferencia de estas, PLD Space ha tenido que financiar el proyecto con recursos privados, algo inédito en Europa hasta hace poco.

La compañía ha logrado atraer inversión nacional e internacional y, poco a poco, se ha convertido en un referente de cómo la colaboración público-privada puede impulsar sectores estratégicos. La industria espacial está viviendo una transición: del dominio exclusivo de los estados a un modelo híbrido donde las empresas privadas desarrollan soluciones que complementan y amplían las capacidades nacionales.

Ezequiel lo resume con claridad: “La industria está transitando. No será completamente pública ni completamente privada. La clave está en la cooperación.” Esa visión sintetiza el papel que PLD Space aspira a jugar: el de puente entre la innovación empresarial y las políticas espaciales europeas, consolidando a España como un actor relevante en la nueva economía del espacio.

De un hobby universitario a una empresa que lidera la carrera espacial europea

La historia de PLD Space es, ante todo, una historia de pasión. Sus fundadores, Raúl Torres y Raúl Verdú, no proceden del mundo aeroespacial. Torres estudiaba Biología y Verdú Ingeniería Industrial, pero ambos compartían una fascinación por los cohetes. Lo que comenzó como una afición universitaria, lanzando maquetas y experimentando con pequeños motores, acabaría siendo el germen de una de las empresas tecnológicas más innovadoras de Europa.

Ezequiel Sánchez describe con naturalidad esa mezcla de curiosidad y determinación que caracteriza a los emprendedores pioneros: “Torres tenía una pasión muy clara por los cohetes. Su padre tenía una fontanería, y esa fue su primera ventaja competitiva: podía manipular materiales, montar estructuras y probar ideas”. En ese entorno, entre tubos metálicos y combustible casero, empezó a tomar forma el sueño de construir un lanzador propio.

El encuentro que cambió la trayectoria

La conexión entre Torres y Verdú surgió de forma casi fortuita, en un certamen de rocket universitario en el que ambos participaban. De aquella colaboración espontánea nació una idea que pronto se transformó en ambición: crear una empresa de lanzadores espaciales desde Europa, inspirados por los primeros pasos de SpaceX con su Falcon 1. En 2011, cuando los modelos de negocio del “New Space” apenas comenzaban a consolidarse, decidieron dar el salto.

Catorce años después, esa intuición inicial se ha convertido en una compañía que lidera el desarrollo de tecnología espacial privada en Europa. Ezequiel subraya que, más que competir por ser los primeros, el verdadero desafío es mantener una ventaja competitiva sostenible, combinando innovación, relaciones institucionales sólidas y una estrategia de financiación equilibrada.

Una carrera de largo recorrido

PLD Space ha cumplido 14 años y su madurez se refleja en la solidez del proyecto. El lanzamiento del Miura 1, el primer cohete privado europeo, fue un hito que marcó el comienzo de una nueva etapa: la transición hacia vuelos orbitales con el Miura 5, su siguiente objetivo. Pero la visión de la empresa va más allá de los lanzamientos. Su propósito es convertirse en la compañía de tecnología espacial más grande de Europa occidental, consolidando una industria que hasta hace poco parecía reservada a gobiernos y grandes agencias.

Ezequiel lo explica con una metáfora que resume bien el espíritu de la compañía: “Esto no es una carrera de velocidad, sino una partida de ajedrez. Lo importante no es solo pasar una meta, sino posicionarse bien para el segundo y el tercer movimiento”.

Ese pensamiento estratégico, combinado con la energía de sus fundadores y una cultura de innovación constante, ha permitido que una idea nacida en un taller de estudiantes de Elche se transforme en un referente europeo. PLD Space simboliza una nueva forma de emprender desde España: con ambición global, visión de largo plazo y la convicción de que los sueños -incluso los que empiezan como un hobby- pueden llegar hasta el espacio.

La carrera espacial global: entre la cooperación público-privada y la nueva competencia europea

El mapa del sector espacial privado a nivel mundial sigue dominado por Estados Unidos. Empresas como SpaceX y Blue Origin lideran la nueva economía del espacio, impulsadas por el respaldo financiero y tecnológico de dos de las mayores fortunas del planeta –Elon Musk y Jeff Bezos– y por una estrecha colaboración con la NASA y otras agencias gubernamentales.

Ezequiel Sánchez explica que el gran salto estadounidense se produjo cuando la NASA cambió su modelo de trabajo: pasó de desarrollar internamente todos los programas espaciales a externalizar servicios mediante contratos con empresas privadas. Esa colaboración público-privada ha sido el motor que ha permitido a compañías como SpaceX evolucionar de simples proveedores a actores estratégicos con tecnología propia, competitiva y reutilizable.

“En Estados Unidos -señala Ezequiel-, el ecosistema se ha construido sobre la base de los contratos. No hay mejor financiación que la de un cliente. Un contrato es la mejor fuente de crecimiento que puede tener una empresa.” Esa política de apoyo a la industria, con el Departamento de Defensa, la DARPA y la propia NASA actuando como clientes, ha generado un efecto multiplicador. Lo que comenzó como un impulso institucional se ha convertido en un ecosistema autosuficiente, capaz de atraer capital privado, generar innovación continua y reducir los costes de acceso al espacio.

El resultado es un liderazgo consolidado: Estados Unidos lleva dos décadas de ventaja en la comercialización del espacio, una herencia que se remonta incluso al origen de Silicon Valley, cuya primera expansión tecnológica también estuvo vinculada a la inversión pública en defensa y aeroespacial.

Europa: el despertar de una industria incipiente

En el otro lado del Atlántico, Europa avanza con un modelo distinto, más fragmentado y aún en desarrollo. Hasta hace pocos años, el sector espacial europeo estaba dominado por programas institucionales -gestionados por la Agencia Espacial Europea (ESA) o grandes contratistas públicos- que, si bien impulsaron avances científicos, no generaron un entorno competitivo equivalente al estadounidense.

“Los programas europeos -apunta Ezequiel- han sido costosos y lentos, y no han alcanzado el nivel de agilidad y eficiencia que hemos visto en Estados Unidos. Pero eso está cambiando.”

En los últimos años, han surgido nuevas compañías privadas que, como PLD Space, están demostrando que Europa también puede desarrollar tecnología espacial de forma independiente y sostenible. Junto a la empresa española, destacan otras iniciativas emergentes en Alemania, Reino Unido o Francia que buscan crear lanzadores más pequeños, flexibles y orientados a las necesidades del mercado.

El tamaño del ecosistema aún no es comparable: mientras en Estados Unidos los contratos públicos y privados se cuentan por decenas de miles de millones de dólares, en Europa apenas comienzan a alcanzar centenas de millones. Pero el cambio de tendencia es evidente. La colaboración público-privada se está consolidando como una herramienta clave para acelerar la competitividad del continente.

Consolidación y futuro: hacia un mercado polarizado

La siguiente fase, advierte Sánchez, será de concentración. “Creo que el mercado se va a polarizar”, explica. “Habrá espacio para unos pocos actores globales y para algunas compañías que operen como proveedores nacionales o tecnológicos, con cierto apoyo público.”

En su opinión, las empresas europeas que sobrevivan serán las que consigan situarse en la “esquina buena” del mercado: alta fiabilidad y gran escala. La clave estará en lograr lanzamientos repetibles, seguros y competitivos en costes. “En nuestra industria -añade- hay dos ejes fundamentales: la fiabilidad y la escala. En Europa venimos de una tradición de pocos lanzamientos muy fiables, mientras que otros actores hacían muchos lanzamientos poco fiables. Nosotros queremos unir ambas cosas.”

El objetivo de PLD Space es claro: convertirse en un operador global, capaz de competir con los grandes jugadores internacionales sin depender de subvenciones o de un papel exclusivamente institucional. “Habrá campeones nacionales, empresas tecnológicas que aporten soberanía, pero nosotros queremos estar entre los operadores globales, los que compiten en precio, en volumen y en fiabilidad.”

Esa ambición resume la filosofía de la compañía: mirar más allá del mercado local, construir tecnología de primer nivel desde España y ocupar un lugar estable en la industria espacial internacional.

Competir desde Europa: una estrategia realista y rentable

Ezequiel Sánchez es claro: Europa no tiene que replicar el modelo estadounidense, sino desarrollar el suyo propio. “La costa este ha sido muy buena exportando monopolios tecnológicos -dice-, y nuestro reto no es imitarlos, sino competir desde una escala distinta, con un enfoque más eficiente y orientado a nichos concretos del mercado.”

PLD Space no aspira a igualar el volumen de lanzamientos de gigantes como SpaceX, que realiza más de 150 misiones al año. Su objetivo es alcanzar una capacidad sostenible, con alrededor de 30 lanzamientos anuales en los próximos años. “Queremos ser competitivos en determinadas órbitas y tipos de carga, con clientes que valoran la fiabilidad, la cercanía y la flexibilidad operativa”, explica.

Esa estrategia busca situar a la empresa en un espacio de mercado propio, enfocado en satélites pequeños y medianos y en misiones personalizadas, donde la proximidad geográfica y la eficiencia pueden marcar la diferencia. “No todo el mundo va a querer lanzar desde Estados Unidos”, subraya Sánchez. “Hay demanda regional y Europa necesita cubrirla con soluciones locales.”

El plan de PLD Space pasa por regionalizar y diversificar sus lanzamientos, estableciendo distintos puntos operativos y adaptando sus servicios a las necesidades de cada mercado. Esa visión combina ambición global con realismo empresarial: competir no por tamaño, sino por rentabilidad, sostenibilidad y valor añadido.

“Al final -concluye Ezequiel-, la mejor manera de ser competitivo es ganar dinero. Si el negocio es rentable y aporta valor a tus clientes, eres sostenible. Y eso es lo que nos permitirá seguir lanzando cohetes desde Europa durante muchos años.”

La soberanía tecnológica europea: un reto estratégico y una oportunidad

El auge de la nueva carrera espacial no se entiende sin la dimensión geopolítica. La política del America First impulsada por Donald Trump, con su apuesta por fortalecer la industria nacional y reducir la dependencia tecnológica del exterior, ha actuado como un revulsivo para Europa. “Más que una elección -explica Ezequiel Sánchez-, lo que hay ahora es una falta de alternativas reales. Si Europa no desarrolla su propia capacidad de acceso al espacio, dependerá siempre de terceros países para lanzar sus satélites o sus misiones.”

Durante años, el continente asumió que podía apoyarse en los servicios de lanzadores estadounidenses o rusos. Sin embargo, la tensión geopolítica y la consolidación de monopolios tecnológicos han cambiado el escenario. “Al principio -añade Ezequiel- muchos servicios eran muy competitivos, incluso gratuitos o subvencionados. Pero una vez que se establecen los monopolios, los costes cambian. Y cuando eso ocurre, la falta de alternativas se convierte en una vulnerabilidad.”

De ahí surge la urgencia de construir una soberanía tecnológica europea. PLD Space encarna precisamente esa ambición: demostrar que Europa puede tener sus propios lanzadores, diseñados, fabricados y operados desde su territorio. “Nuestro objetivo -señala- es ser viables, competitivos y sostenibles, sin depender de que otros marquen el ritmo o las condiciones del mercado.”

La estrategia de la empresa se resume en una frase que Ezequiel repite con frecuencia: Deliver what we promise. Cumplir lo que se promete. Ese principio guía cada fase de desarrollo, cada contrato y cada lanzamiento. “Queremos hacerlo con humildad -afirma-, siendo conscientes de los retos que tenemos por delante, pero también reconociendo lo que ya hemos conseguido. Hemos avanzado mucho, aunque seguimos viendo la botella medio llena: lo que falta por construir.”

Esa mirada al futuro, combinada con un enfoque pragmático y una visión europea de largo plazo, refleja el nuevo papel que España y PLD Space están asumiendo: convertirse en un pilar de la autonomía tecnológica europea, en un momento en que el acceso al espacio es una cuestión de soberanía y estrategia global.

Financiar la ambición espacial: paciencia, ejecución y propósito

En el espacio, los cohetes no despegan sin combustible, y las empresas tampoco lo hacen sin financiación. PLD Space lo sabe bien. Su historia es, en parte, una lección sobre la dificultad de financiar la innovación profunda en Europa, donde la cultura del riesgo y el capital privado todavía no alcanzan el nivel del ecosistema estadounidense.

“En nuestro sector -explica Ezequiel Sánchez- la mortalidad de los proyectos suele tener dos causas: los conflictos entre socios y la falta de financiación. Si no eres capaz de generar ingresos con tus contratos, necesitas capital, y hay que dedicarle mucho tiempo a conseguirlo y mantenerlo.”

PLD Space ha logrado captar 170 millones de euros hasta la fecha, un hito notable para una empresa industrial y tecnológica nacida en Elche. Pero llegar ahí ha exigido constancia, resiliencia y cientos de negativas. “Si viéramos el embudo de contactos que hemos hecho para conseguir ese capital, serían miles. Es un proceso largo, que requiere convencer a muchos inversores con visiones y horizontes distintos.”

Ezequiel subraya la importancia de contar con inversores pacientes, dispuestos a acompañar un proyecto de largo recorrido: “Nuestro capital tiene que mirar al futuro, entender que los retornos llegarán, pero en ciclos más largos.” Esa visión a largo plazo es precisamente lo que diferencia a las empresas industriales de los modelos digitales.

Frente a la tentación de deslocalizarse o buscar financiación en ecosistemas más maduros -como Estados Unidos u Oriente Medio—, PLD Space ha optado por permanecer en España, consolidando una cadena de valor industrial competitiva y eficiente. “Podríamos habernos mudado -reconoce-, pero no siempre los atajos llevan donde quieres. Aquí hemos encontrado nuestros factores de competitividad: talento, costes operativos ajustados y una industria auxiliar muy sólida.”

El proceso no ha sido fácil. Los ciclos de desarrollo son largos y complejos, y cada avance requiere superar etapas técnicas y regulatorias exigentes. Pero la empresa ha aprendido a ejecutar con disciplina, convirtiendo cada hito cumplido en credibilidad ante los inversores. “Lo más importante es cumplir lo que prometes. Aunque llegues un poco más tarde, si haces algo que parecía imposible, creas valor. La planificación importa, pero lo decisivo es ejecutar bien.”

Esa mentalidad -centrarse en lo esencial, avanzar con rigor y mantener el propósito- resume la filosofía de PLD Space. En un entorno donde muchos proyectos espaciales dependen de la financiación pública o de grandes conglomerados, la empresa española ha demostrado que es posible construir un modelo independiente, competitivo y rentable, incluso en uno de los sectores más complejos del mundo.

Catorce años construyendo desde cero: de una hoja en blanco a una industria en auge

Cuando PLD Space nació, no heredó tecnología ni patentes, ni un legado industrial del que partir. Lo que tenía era una hoja en blanco y la determinación de dos jóvenes y un equipo que decidió hacer posible lo que hasta entonces parecía reservado a las grandes agencias espaciales. “Empezamos desde cero -recuerda Ezequiel Sánchez-. No veníamos de una empresa previa ni aplicamos una tecnología existente. Tuvimos que desarrollarlo todo: desde los motores hasta los sistemas de propulsión y prueba.”

La compañía cuenta hoy con una planta de ensayos en el aeropuerto de Teruel, un centro de referencia donde valida y prueba sus motores antes de cada lanzamiento. Ese espacio simboliza el salto cualitativo que PLD Space ha dado en los últimos años: ha pasado de ser una startup experimental a una empresa tecnológica con infraestructura, procesos industriales y reconocimiento internacional.

Ezequiel reconoce que el camino ha sido exigente. “Si el 20 % del tiempo que he dedicado a levantar financiación lo hubiese podido invertir en otras áreas, estaríamos aún mejor. Pero en esta industria, el fundraising es parte del trabajo: convencer, alinear expectativas y conseguir inversores que entiendan que la tecnología no es binaria, no es ‘funciona o no funciona’. Es desarrollo, riesgo y paciencia.”

Una carrera de madurez tecnológica y financiera

El aprendizaje ha sido doble: técnico y financiero. Desarrollar un lanzador desde cero requiere capital, pero también instrumentos de apoyo adecuados. En este sentido, Ezequiel destaca el papel de CDTI y su programa INNVIERTE, que cofinancia junto a inversores privados. “Es un instrumento magnífico. Ha acompañado el proyecto desde el principio, adaptándose a medida que crecíamos y creando nuevas fórmulas para cubrir las necesidades del sector.”

Durante los primeros años, PLD Space avanzó en un entorno prácticamente vacío: no había fondos especializados, ni reguladores con experiencia, ni periodistas o analistas que entendieran la magnitud del reto. “Cuando haces algo por primera vez, tienes que construir todo el ecosistema alrededor. Y eso lleva tiempo y mucha energía.”

Un nuevo ciclo de interés por la industria espacial

Hoy el contexto es diferente. Los fondos de inversión están redirigiendo su atención hacia los proyectos industriales y de tecnología dura, tras años de dominio del software. La saturación del mercado digital y la irrupción de la inteligencia artificial han desplazado el foco. “Antes, muchos fondos tenían cláusulas que les impedían invertir en defensa, en hardware o en tecnologías duales. Ahora eso ha cambiado. Lo que antes era viento de morro hoy es viento de cola”, explica Ezequiel.

El sector espacial se ha convertido en un nuevo polo de atracción para el venture capital, con inversores interesados en proyectos que combinen innovación, propósito y capacidad industrial. PLD Space, con más de una década de experiencia y resultados tangibles, llega a este nuevo ciclo en una posición ventajosa.

“Ahora el interés está ahí -dice Ezequiel-. Vendrá incluso una burbuja, como en todos los sectores emergentes, pero nosotros seguiremos aquí. Llevamos 14 años y estaremos, al menos, otros 14 más.”

De Miura 1 a Miura 5: España despega hacia la nueva era espacial

El lanzamiento del Miura 1 en 2023 marcó un antes y un después en la historia tecnológica de España. Por primera vez, una empresa privada nacional conseguía poner en vuelo un cohete diseñado, fabricado y operado íntegramente en el país, situando a España entre el reducido grupo de naciones con capacidad propia de acceso al espacio.

Aquel hito fue mucho más que un logro técnico. “Miura 1 fue el resultado de un plan bien ejecutado. Cada fase encajaba como las piezas de un puzzle, y ver que los procedimientos funcionaban, que el equipo respondía, fue una experiencia única.”

El lanzamiento, realizado desde la base de El Arenosillo (Huelva), estuvo marcado por desafíos adicionales, como las restricciones de vuelo durante el verano por riesgo de incendios. Aun así, el equipo logró sobreponerse, demostrando una resiliencia que define la cultura de la empresa. “Fue un aprendizaje enorme. Validamos tecnología, procesos y capacidades. Pero, sobre todo, demostramos que éramos capaces de hacerlo.”

Un paso decisivo hacia Miura 5

Más allá del impacto mediático, Miura 1 fue una misión de validación tecnológica. El 70 % de los sistemas y componentes probados se están utilizando ya en Miura 5, el cohete orbital con el que PLD Space dará el salto definitivo al mercado comercial. “Miura 1 fue el laboratorio de Miura 5 -explica Ezequiel-. Nos permitió acelerar desarrollos que normalmente llevarían el doble de tiempo.”

Miura 5 está totalmente diseñado y se encuentra en fase de fabricación e integración. La planta de Elche, donde la compañía concentra su producción, se ha convertido en un auténtico centro de actividad tecnológica. “Es un hervidero -dice Ezequiel-. La fábrica está llena de movimiento, con equipos multidisciplinares trabajando en paralelo en motores, estructuras y sistemas.”

Un equipo que construye futuro

Hoy, PLD Space cuenta con más de 400 profesionales -ingenieros, técnicos, especialistas en materiales, software y sistemas de vuelo-, además de una red creciente de colaboradores y socios industriales. “Siento una enorme admiración por el equipo”, afirma Ezequiel. “Cada persona que trabaja aquí cree en el proyecto. Hay quien se ha mudado de ciudad, ha comprado una casa, ha apostado su vida profesional por esto. Esa confianza te da una gran responsabilidad.”

El directivo subraya también la importancia de la cultura de empresa y el impacto formativo que PLD Space está generando. “Estamos formando a los líderes del futuro del espacio. Ojalá todos sigan aquí, pero sé que algunos acabarán creando sus propios proyectos, y eso también será un éxito.”

Con Miura 5, PLD Space se prepara para el siguiente gran salto: convertirse en un operador comercial europeo de referencia, capaz de ofrecer lanzamientos regulares y fiables a clientes de todo el mundo. Si Miura 1 fue la prueba de concepto, Miura 5 será la confirmación de que España puede competir en la nueva economía del espacio desde la excelencia tecnológica y el talento propio.

Talento made in Spain: construir una industria desde las personas

El salto del Miura 1 al Miura 5 ha venido acompañado de una expansión acelerada del equipo: en solo un año, la plantilla ha crecido en más de 150 personas, hasta superar las 400. Un ritmo vertiginoso que refleja la evolución de una compañía que está, literalmente, creando una industria desde cero en España.

Captar talento en un sector que apenas existía en el país no ha sido tarea fácil, pero Ezequiel Sánchez se muestra optimista. “España es una potencia en ingeniería. Tenemos universidades excelentes y profesionales con una capacidad técnica y una ética de trabajo reconocidas en todo el mundo. Nuestra ingeniería está muy bien valorada fuera y es un orgullo poder ofrecer oportunidades aquí.”

Una de las grandes satisfacciones del equipo directivo ha sido repatriar talento español que trabajaba en empresas del sector aeroespacial en otros países. “La mayor ilusión -dice Ezequiel- es recuperar a cualquier español que esté fuera. Si alguien nos está leyendo desde fuera, tenemos muchas posiciones abiertas. Queremos que vuelvan.”

Elche, un ecosistema competitivo y humano

La elección de Elche (Alicante) como base de operaciones ha sido estratégica y simbólica. Aunque podría parecer un destino poco habitual para una empresa espacial, PLD Space ha sabido transformar su entorno en una ventaja competitiva. “Elche no era, en teoría, el lugar ideal -reconoce Ezequiel-, pero si combinas bien los factores de competitividad, puedes hacerlo posible. Aquí hay industria, hay talento, y además se vive bien.”

El atractivo del entorno se ha convertido en un argumento poderoso para atraer profesionales internacionales. “Todo el mundo ha estado de vacaciones en Alicante -bromea-. Ahora queremos que la gente venga no solo a disfrutar del clima, sino a trabajar en proyectos punteros. Lo llamamos Alifornia: un sitio con calidad de vida, tecnología e innovación.”

Con esta mezcla de talento local, repatriación de profesionales y creación de un entorno laboral competitivo, PLD Space está consolidando una nueva generación de expertos aeroespaciales españoles.

En palabras de Ezequiel, “si combinamos formación, industria y propósito, podemos hacer cosas extraordinarias desde aquí. Lo estamos demostrando.”

Miura 5: el salto hacia la reutilización y la madurez tecnológica

La principal diferencia entre Miura 1 y Miura 5 está en la escala. Miura 5 multiplica el tamaño del Miura 1, con un diámetro de 2,4 metros y motores de mayor empuje. Este cambio implica rediseñar componentes clave, como la separación entre etapas, e incorporar nuevas tecnologías de validación y control. “Pasamos de un demostrador suborbital a un vehículo orbital completo -explica Ezequiel Sánchez-, y eso requiere más infraestructura, más capacidad industrial y nuevos procedimientos.”

Para acompañar ese crecimiento, la empresa ha estrenado una nueva factoría en Elche, seis veces mayor que la anterior, donde ya se han producido las primeras cuatro unidades del Miura 5. La compañía prevé fabricar seis cohetes más el próximo año, incrementando su cadencia de producción mientras continúa la construcción de su futura planta definitiva. Paralelamente, PLD Space colabora con el Puerto Espacial de Kourou (Guayana Francesa), desde donde se lanzará el Miura 5 en sus primeras misiones de demostración a comienzos del próximo año.

Validar, aprender, evolucionar

Aunque Miura 5 será el primer cohete de la compañía con capacidad orbital, sus dos primeros vuelos –Demo 1 y Demo 2– tendrán un carácter experimental. “Queremos hacerlo bien a la primera, pero sabemos que puede no ser así -admite Ezequiel-. Lo importante es recoger datos, validar y ajustar. Cada lanzamiento nos acerca al objetivo de tener un sistema comercial plenamente operativo.”

Los vuelos servirán para perfeccionar los modelos de simulación y los sistemas de control, comparando los datos reales capturados por cientos de sensores con las predicciones teóricas. Esa información será la base del programa Miura Next, el siguiente paso en la evolución tecnológica de la empresa. “El aprendizaje de Miura 5 nos permitirá optimizar diseño, masa y empuje, y construir la siguiente generación de lanzadores con un conocimiento mucho más afinado”, explica Ezequiel.

Hacia la reutilización: una nueva frontera para Europa

La gran ambición de PLD Space va más allá del lanzamiento: su objetivo es hacer que sus cohetes sean reutilizables. “Todos los vehículos en la historia han sido reutilizables -dice Ezequiel-. No abandonas un coche o un caballo tras usarlos. Solo los cohetes han sido tradicionalmente desechables, y eso es algo que queremos cambiar.”

Actualmente, solo SpaceX y Blue Origin han logrado reutilizar lanzadores de forma operativa. PLD Space aspira a ser la tercera compañía en el mundo en alcanzar ese hito. El proceso se abordará en fases: primero, validar la recuperación de las etapas tras el amerizaje; después, reacondicionarlas y finalmente aterrizarlas de forma controlada mediante propulsive landing, el mismo sistema que utiliza SpaceX.

Las primeras misiones de Miura 5 serán desechables, pero recogerán toda la información necesaria para avanzar hacia la reutilización. “Hasta dos segundos antes del impacto controlado con el agua, nuestros sensores siguen transmitiendo datos -explica-. Esa información nos permite entender mejor el comportamiento del vehículo y preparar las siguientes etapas de recuperación.”

PLD Space ya ha trabajado con la ESA en un experimento pionero de recuperación marina, consolidando su liderazgo en Europa en este tipo de pruebas. A medio plazo, la compañía planea desarrollar la capacidad de aterrizaje propulsivo y extender la vida útil de sus lanzadores. “Nuestro objetivo es que un Miura pueda reutilizarse hasta unas 15 veces. Si logramos hacerlo antes, mejor, pero la prioridad sigue siendo la fiabilidad.”

Fiabilidad ante todo

En la industria espacial, la confianza es el mayor activo. Los clientes confían sus satélites -y millones de euros- a las manos del lanzador, y PLD Space lo sabe. “La fiabilidad es lo primero -asegura Ezequiel-. Antes de reutilizar, tenemos que garantizar que cada lanzamiento es seguro. La calidad y la seguridad no se negocian.”

Cada carga se asegura, y el nivel de cobertura depende del rating de fiabilidad del lanzador. Por eso, PLD Space dedica miles de horas a pruebas en tierra antes de cada vuelo, para certificar que los sistemas funcionan al límite de la precisión. “Testamos hasta la extenuación -concluye-, porque volar seguro es nuestra marca de clase. La fiabilidad es lo que nos permitirá consolidarnos como un actor global en el espacio.”

Convertir la confianza en contratos: cómo se construye un mercado antes de volar

Conseguir clientes antes de tener un lanzador comercial operativo no es tarea sencilla. En una industria donde la credibilidad se mide en lanzamientos exitosos, convencer a empresas y agencias para que reserven espacio en un cohete que aún no ha volado al mercado requiere una mezcla de transparencia, rigor y reputación técnica.

Ezequiel Sánchez lo explica con claridad: “Nosotros apostamos por una propuesta de valor honesta. Hemos visto prácticas en el sector que no compartimos: firmar fechas imposibles o acuerdos vacíos para aparentar tracción comercial. Preferimos avanzar más despacio, pero siendo transparentes con los clientes y los inversores.”

En lugar de apoyarse en contratos simbólicos o compromisos condicionados -los llamados Letters of Intent o LOIs-, PLD Space ha optado por construir relaciones reales con sus futuros clientes. “El cliente también asume un coste de oportunidad si tú no cumples. No puedes venderle promesas. Por eso preferimos esperar hasta estar cerca del lanzamiento para firmar contratos vinculantes, basados en hitos técnicos verificados.”

Esta estrategia, más exigente pero más sólida, refuerza la confianza tanto de los clientes como de los inversores. “Vender antes de tener el producto es posible -explica Ezequiel-, pero requiere ser extremadamente claro sobre dónde estás y qué puedes ofrecer. Cada avance técnico, cada prueba superada, es una señal al mercado. Si cumples tus hitos, la confianza crece y el interés se convierte en una propuesta técnica y, después, en un contrato real.”

PLD Space ha decidido financiar parte de ese camino con capital propio y ampliaciones de equity, en lugar de comprometerse a precios o plazos que no podrían sostener. Es una apuesta por la credibilidad a largo plazo frente a los atajos comerciales. “En esta industria, la confianza lo es todo -añade-. Es lo que hace que un cliente te entregue su satélite y un inversor su dinero. Por eso preferimos no prometer lo que no podemos cumplir. La honestidad es, en sí misma, una ventaja competitiva.”

Satélites, clientes y sostenibilidad: el nuevo mapa del espacio comercial

El mercado al que apunta PLD Space es amplio y diverso. Sus clientes potenciales van desde fabricantes de satélites que buscan colocar sus equipos en órbita hasta operadores de constelaciones, agencias institucionales y organismos públicos europeos. “Nuestro cliente puede ser el fabricante que quiere lanzar su propio satélite, la empresa que va a operar una constelación o incluso una agencia como la ESA o la Comisión Europea, que contrata lanzamientos para ponerlos a disposición de terceros a precios competitivos”, explica Ezequiel Sánchez.

Las aplicaciones son múltiples: telecomunicaciones, observación de la Tierra, defensa, navegación o comunicaciones cifradas. Ezequiel lo resume con una idea sencilla pero poderosa: “El mundo se pararía sin los satélites. Usamos sus servicios decenas de veces al día sin darnos cuenta: cuando consultamos un mapa, hacemos una videollamada o viajamos en avión.”

El caso Starlink y la carrera de las constelaciones

Entre los modelos más destacados del sector está Starlink, la red de satélites de SpaceX. Sánchez reconoce su mérito: “Ha respondido a una necesidad real. Aún hay tres mil millones de personas sin acceso a datos, y Starlink ha logrado ofrecer cobertura global con una constelación innovadora y bien ejecutada.”

Su éxito, sin embargo, también plantea nuevos desafíos. La integración vertical -controlar tanto el lanzador como la constelación- ha dado a SpaceX una ventaja competitiva sin precedentes, pero también ha multiplicado la cantidad de satélites en órbita y reavivado el debate sobre la basura espacial y la saturación de determinadas bandas orbitales.

“Existe un compromiso creciente con el principio de zero debris, de no generar residuos orbitales”, explica Ezequiel. “Las regulaciones están evolucionando para exigir más responsabilidad a las empresas. La mayoría de la basura espacial procede de antes de los años noventa, pero ahora la normativa es más estricta, y las nuevas generaciones de satélites se diseñan para deorbitarse de forma controlada al final de su vida útil.”

También matiza una idea importante: el problema no es solo físico, sino espectral. “Las órbitas se están llenando, pero también las bandas de frecuencia. El espectro radioeléctrico y las licencias asociadas son un recurso escaso y estratégico. Elegir la órbita y la banda adecuada es parte esencial del modelo de negocio.”

De los grandes satélites a la era de los nanosatélites

El mercado de los satélites está viviendo una transformación radical. Hasta hace unas décadas, los equipos eran gigantescos -“como un autobús”, recuerda Sánchez- y se colocaban en órbitas geoestacionarias a 36.000 kilómetros de la Tierra. Hoy, la tendencia es hacia satélites más pequeños, modulares y de órbita baja, que permiten reducir costes y aumentar la flexibilidad operativa.

Sin embargo, el tamaño vuelve a crecer. “Hace cinco años los satélites eran como una lavadora; ahora son más bien como una nevera o un coche pequeño”, comenta. Esa evolución responde a una necesidad de mayor capacidad y autonomía: más masa significa más potencia, mejores instrumentos y comunicaciones más robustas.

Además, está emergiendo una nueva frontera: la ultra baja órbita (por debajo de 300 km), destinada a misiones muy específicas y de corta duración, pero con un enorme potencial científico y comercial.

Miura Next y Lince: la ambición de llevar a Europa más allá

El futuro de PLD Space ya está escrito en la hoja de ruta que sigue a Miura 5. En los próximos cinco años, la empresa prevé alcanzar una operación comercial recurrente y rentable con este lanzador, al tiempo que desarrolla su sucesor, Miura Next, el cohete que consolidará su salto tecnológico definitivo.

De Miura 5 a Miura Next: hacia el transporte orbital avanzado

“En cinco años -afirma Ezequiel Sánchez- tendremos operaciones regulares de Miura 5 y un programa comercial plenamente consolidado. Pero antes de 2030 veremos algo más: Miura Next operativo, competitivo y con capacidad para transportar cualquier tipo de carga a cualquier órbita.”

Ese nuevo vehículo marcará un punto de inflexión. Miura Next será un sistema modular y escalable, capaz de adaptarse a distintas misiones: desde la puesta en órbita de satélites pesados hasta misiones lunares o geoestacionarias de alta densidad. Su diseño permitirá clusterizar lanzadores, es decir, combinar varios módulos o boosters para aumentar la capacidad de carga, abriendo la puerta a transportar hasta 25 toneladas al espacio.

Este desarrollo situaría a PLD Space entre las pocas compañías en el mundo con capacidad de operar lanzadores reutilizables y configurables. “No hay muchas empresas que estén trabajando al mismo tiempo en un programa comercial rentable y en una nueva generación de vehículos espaciales. Nosotros sí. Ese es el salto que esperamos dar antes del final de la década”, asegura Ezequiel.

LINCE: la cápsula tripulada que muestra la ambición europea

Dentro de esa visión de futuro se enmarca LINCE, uno de los proyectos más ambiciosos de PLD Space. Se trata de una cápsula tripulada diseñada para integrarse en la familia Miura y transportar seres humanos al espacio. “LINCE muestra nuestra ambición. Queremos que Europa tenga capacidad autónoma para misiones tripuladas. Hoy solo Estados Unidos y China la tienen, y creemos que Europa no puede quedarse atrás.”

LINCE no es solo un ejercicio tecnológico: representa la voluntad de convertir a PLD Space en un actor estratégico para la autonomía espacial europea. La cápsula se diseñará para soportar las exigencias de seguridad de un vuelo tripulado: sistemas redundantes, mecanismos de escape y protección, y tolerancias medidas al milímetro. “Si ya es complejo lanzar un cohete, hacerlo para transportar personas exige un nivel técnico y de fiabilidad completamente distinto”, subraya Ezequiel.

La cápsula se integrará en el lanzador sustituyendo la cofia habitual que aloja los satélites. En lugar de transportar carga útil, LINCE permitirá llevar y traer astronautas o experimentos científicos, con aplicaciones tanto en misiones orbitales como en futuras plataformas espaciales. Aunque la Estación Espacial Internacional dejará de operar en esa década, surgirán nuevas infraestructuras y PLD Space aspira a formar parte de esa nueva era.

Una visión europea para la próxima década

El desarrollo de Lince y Miura Next simboliza la madurez de PLD Space como empresa tecnológica y el potencial de España dentro de la economía espacial. Más allá del negocio, el objetivo es estratégico: construir soberanía tecnológica para Europa, crear empleo cualificado y situar a la industria aeroespacial española entre las más avanzadas del mundo.

Resiliencia y propósito: las claves para emprender en lo difícil

A lo largo de la conversación, Ezequiel Sánchez ha mostrado una visión realista, inspiradora y profundamente humana del emprendimiento tecnológico. Por eso, cuando se le pregunta qué consejo daría a otros emprendedores, no ofrece fórmulas ni atajos, sino una lección aprendida a base de experiencia: resistir y perseverar.

“Más que dar un consejo, me gusta enseñar las cicatrices -dice-. En los proyectos industriales hay una gran oportunidad si encuentras algo verdaderamente competitivo, algo que puedas escalar. Pero detrás de cada pequeño avance hay muchos días de resolver problemas duros. De cada diez días, nueve son complicados y uno es bueno. Ese día bueno compensa todos los demás, pero hay que tener la fuerza para aguantar los nueve anteriores.”

Esa mezcla de resiliencia, trabajo duro y visión de largo plazo ha sido, según Ezequiel, la clave de PLD Space desde sus inicios. “Nuestro proyecto ha tenido momentos de enorme dificultad. Pero la capacidad de priorizar, de resolver problemas uno a uno y seguir adelante ha sido lo que nos ha permitido llegar hasta aquí.”

En un momento en el que el ecosistema emprendedor español mira cada vez más hacia la industria y la tecnología profunda, su mensaje cobra especial relevancia. “Lo nuestro es difícil -reconoce-, pero hay muchos proyectos igual de complejos en marcha. A todos ellos, solo puedo decirles que merece la pena. Con trabajo y persistencia, se puede sacar adelante cualquier desafío.”

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Expertos mencionados en esta entrada

Ezequiel Sánchez
Ezequiel Sánchez

Presidente Ejecutivo PLD Space

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