Futuro Social
Tres mujeres brillantes que quieren transformar la neurociencia

En el Día Internacional de la Mujer nos acercamos al trabajo de tres expertas en neurociencia que abordan la disciplina desde perfiles diversos.
Los avances científicos y tecnológicos son el motor del mundo. Dentro de esta realidad, la neurociencia es una disciplina que está llamada a provocar cambios profundos en nuestras vidas. Conocer mejor cómo funcionan el cerebro y el sistema nervioso abre las puertas a cuestiones tan importantes como mejorar nuestra forma de aprender o mejorar la calidad de vida de personas enfermas. Hoy, distintos perfiles de expertos —científicos, educativos, empresariales o tecnológicos— trabajan para que la neurociencia se pueda traducir en beneficios concretos para las personas. En el Día Internacional de la Mujer, conoceremos a tres mujeres brillantes que dedican sus carreras a alcanzar este objetivo desde diferentes abordajes.
Cuestión de perspectiva
“Los retos de la humanidad como el cambio climático o la salud requieren soluciones nuevas”. Así lo considera Ana Maiques, economista, investigadora y emprendedora. Ana es CEO de Neuroelectrics, una empresa que desarrolla tecnología puntera de estimulación cerebral con el objetivo de tratar problemas neurológicos y psiquiátricos. Actualmente, la compañía trabaja en el desarrollo de una plataforma para tratar disfunciones cerebrales con neuromodulación personalizada y basada en la nube.

Su trabajo es un buen ejemplo de esas soluciones nuevas que reivindica Ana Maiques como necesarias para afrontar los grandes desafíos. Alcanzarlas pasa por aportar ideas nuevas. Y estas tienen más probabilidades de surgir si utilizamos para generarlas maneras de pensar diversas.
“Para solucionar problemas complejos es necesaria la creatividad, así como contar con diferentes puntos de vista”, asegura Ana Maiques. Dos requisitos que resultan más sencillos de alcanzar si en un mismo objetivo trabajan personas con características diversas.
Esta es una reflexión en la que coincide con María López, también CEO de una empresa dedicada a la neurotecnología, Bitbrain. “El avance científico requiere de personas que sean capaces de ver los problemas desde distintas perspectivas, de forma que se puedan atacar desde distintos ángulos”, asegura.

La empresa de María López combina neurociencia, inteligencia artificial y hardware para desarrollar productos innovadores. Uno de sus principales objetivos consiste en ayudar a los profesionales de la investigación, la tecnología y la salud a aplicar la neurociencia de una manera práctica y confiable.
En este contexto del Dïa Internacional de la Mujer, María López no duda en afirmar que “cuanto más diverso sea un equipo, más probable será que se produzca un avance científico. Es más, la diversidad y la aceptación a las opiniones de los demás nos permite ser mucho mejores entendiendo y resolviendo cualquier tipo de problemas, no sólo los científicos”.
Plantearse las preguntas correctas
Está claro que sumar perspectivas diversas es positivo para la innovación. La cuestión es por qué lo son. Qué aporta exactamente la diversidad como factor de éxito.
La clave se encuentra en que un entorno más diverso, en el que estén representadas personas de distintas características, es capaz de plantearse preguntas más adecuadas. Esta es una consecuencia lógica de ampliar la perspectiva con la que se abordan los problemas. También es algo esencial si lo que pretendemos es que la ciencia logre dar respuesta adecuadas y que estas se dirijan a toda la población, no solamente a parte de ella.

Así resume esta realidad Hanna Damásio, neuróloga pionera en el uso de métodos de obtención de imágenes para el estudio de lesiones cerebrales y profesora de la University of Southern California. La experta toma como ejemplo la presencia de mujeres en ciencia. “La mitad de la población es masculina y la otra mitad, femenina. Sería muy extraño no tener mujeres en ciencia. Sobre todo porque eso privaría a la propia ciencia de la perspectiva humana única que las mujeres aportan al trabajo en general y a un laboratorio en particular”, reflexiona en el Día Internacional de la Mujer.
El valor de la cooperación
La dedicación a la neurociencia de mujeres como Ana Maiques, María López y Hanna Damásio muestra el valor que aporta la cooperación entre diferentes perfiles profesionales. Es precisamente esa unión entre ciencia, tecnología e iniciativa empresarial la que puede llevar a la neurociencia a ayudarnos a enfrentar grandes retos.
Para ilustrar realmente el valor de contar con mujeres como ellas en laboratorios y empresas de desarrollo tecnológico, lo mejor es preguntarles qué esperan conseguir con el trabajo que realizan. Es decir, a qué aspiran con sus iniciativas.
Ana Maiques reconoce que su mayor ilusión consiste en poder decir algún día que su empresa ha llevado la neurociencia a los pacientes. “Que hemos utilizado el conocimiento más sofisticado del cerebro para transformarlo en terapias nuevas que ayuden a pacientes que sufren enfermedades neurológicas”. Es decir: Ana trabaja cada día por desarrollar soluciones que logren ayudar a miles de personas a afrontar sus problemas de salud.
Y precisamente en mejorar ese conocimiento del cerebro que Ana Maiques quiere utilizar para alcanzar sus objetivos trabaja cada día Hanna Damásio. “Como neurocientífica, he prestado una gran atención al valor de la anatomía e insistido en la necesidad de conocer los detalles neuroanatómicos para descubrir cómo funcionan los sistemas nerviosos y cómo interpretar las imágenes generadas a partir de nuevas y asombrosas tecnologías”, explica.
Por ello, a Hanna Damásio le gustaría ser recordada por “haber desarrollado un método de neuroimagen para analizar la anatomía del cerebro que abre las puertas a nuevas posibilidades de investigación en el área de la neuropsicología”.
Por su parte, María López declara que le encantaría alcanzar el principal objetivo por el cual se fundó su empresa, Bitbrain: acelerar la adopción masiva de la neurotecnología en la sociedad. “Nos hemos enfocado en desarrollar equipos wearables de altísima calidad que pueden ser usados por cualquiera, en cualquier lugar, sin renunciar a la fiabilidad. De este modo, abrimos la puerta a que investigadores en todo el mundo puedan hacer ciencia fuera del laboratorio y que otras empresas puedan desarrollar aplicaciones sobre nuestra tecnología“, explica.
Sin duda, es de agradecer en Día Internacional de la Mujer que mujeres brillantes como Ana, Hanna y María hayan decidido dedicar sus vidas a unos objetivos tan complementarios y con semejante poder transformador. También que nuevas promesas como Marta Cimadevila, alumni de Akademia, doctora e investigadora en farmacología en el departamento de Neurociencia del Instituto de Genómica Funcional de Montpellier, sigan sus pasos. Gracias a ellas, y a sus innovaciones científicas y tecnológicas, la vida de las personas será mejor.