Ciudades
La ruta hacia 2030: ciudades y gestión medioambiental eficienteÂ

Las ciudades actuales no son sostenibles, no al menos tal y como están siendo diseñadas y usadas. De hecho, durante las últimas décadas ha aumentado la dispersión urbana (sprawl) y los asentamientos informales, lo que ha llevado a que el 56 % de la población mundial (urbana) consuma el 66 % de energÃa y emita el 70 % de las emisiones.
¿Cómo pueden los asentamientos humanos cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11, de Ciudades y comunidades sostenibles? En la edición del Future Trends Forum dedicado a las Ciudades disruptivas, de Fundación Innovación Bankinter, se apuntaba a la gestión eficiente de los recursos, gestión de residuos, gestión inteligente del agua y control de la calidad del aire.
La gestión de residuos y recursos: talón de Aquiles de una civilización urbana
CorrÃa el año 2018 y la región nipona de Kamikatsu habÃa sido seleccionada para SDGs Future Cities debido a sus impresionantes tasas de reciclaje del 80 % —en un paÃs en el que no se llegaba al 20 %— y su polÃtica de reducción generalizada de residuos de todo tipo.
Pero mientras Kamikatsu alcanzaba estas cifras envidiables, el resto del planeta sufrÃa un colapso de residuos urbanos en vertederos: China se negaba a convertirse en el basurero del planeta y habÃa dejado de comprar residuos.
¿Por qué Kamikatsu ha logrado vivir en el futuro mientras el resto de la civilización se hunde bajo el peso de su pasado más reciente? La jerarquÃa de residuos, dicen las normas europeas, consiste en una clasificación de los materiales con el objetivo de prevenir los residuos. Esta jerarquÃa tiene un orden estricto que todas las ciudades deberÃan emular:
- Prevención: evitar el uso. Se debe evitar que cualquier material se convierta en un residuo, y eso a menudo implica evitar el uso de dicho material, y con ello su fabricación y extracción de materias primas asociadas. Evitar los objetos de un solo uso, por ejemplo, como las botellas de plástico, que tienen como alternativa la botella de acero o aluminio.
- Reutilización desde diseño. En el caso de que un material, transformado en objeto, deba ser usado ante alguna otra alternativa mejor, este ha de ser diseñado de forma tal que pueda ser reutilizado tantas veces como sea posible. El ejemplo ideal es el cubierto de acero monopieza. Es virtualmente eterno y generacional.
- Reciclado al final de su vida útil. Este objeto tiene lÃmites de uso tras los cuales hay que separar sus componentes para poder reutilizarlos en otros Ãtems. El vertedero debe evitarse a toda costa. Si el objeto no se puede reciclar, entonces no debe ser fabricado.
- Valorización para otros fines. A veces no queda otra que hacer uso de un bien que no es reciclable. Aun asÃ, puede tener una segunda vida como material de aglomerado que evite la extracción de otras materias primas.
- Eliminación: ya no se puede hacer nada. Hay materias primas que solo pueden ser eliminadas quÃmicamente o mediante fuego. Es el último recurso, y un fracaso del sistema de recirculación de materia.
Aunque existen tÃmidos intentos por recircular materias primas, la realidad es que en la actualidad las materias primas siguen un curso lineal: son extraÃdas, a menudo a un coste medioambiental inasumible, procesadas y enviadas allà a donde serán usadas, generalmente poco tiempo, antes de ser desechadas para su abandono en un vertedero.

Gestión inteligente del agua: cómo evitar futuros conflictos, ciudades hundidas incluidas
Entre 2020 y 2022 se registraron 202 conflictos mundiales por el agua, su control, su extracción, su uso. La crisis climática, la desertificación o los eventos climáticos de alta potencia magnifican estos conflictos.
Parte de estos conflictos se deben a migraciones por el agua, que dan lugar a un incremento de la extracción de agua subterránea allà donde hay polos de atracción de población. México o Yakarta son dos ejemplos de ciudades que se hunden debido a cómo su creciente población esquilma los acuÃferos, pero hay miles de ciudades en esta situación.
Como soluciones a la gestión inteligente del agua se encuentran: dejar de extraer de acuÃferos, aumentar la masa vegetal que ayuda al agua a penetrar en estos, crear diques de rocas y reforestar aguas arriba de los rÃos para que aumente el caudal, recircular el agua reciclada y tratada e incluso tomarla de la atmósfera.
Hacia una movilidad y climatización sin emisiones
La descarbonización del parque móvil, decÃa Raúl Rojas en el podcast de Innoverse ‘Movilidad inteligente’, va a ser esencial para que las ciudades alcancen sus metas y Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aunque sacar los vehÃculos a motor de las ciudades mediante normas como las Zonas de Bajas Emisiones están altamente orientadas a mejorar la calidad de vida y salud de la población local, también ayuda a descarbonizar las actividades humanas.
Para esto, el despliegue de una red densa de cargadores para coches —no necesariamente de alta potencia, de hecho, la baja potencia ayuda a alargar la vida útil de las baterÃas y evita problemas de demanda eléctrica— va a suponer un punto de anclaje básico para dejar de contaminar el aire cerca de donde vive la población.
Asimismo, tras los vehÃculos el siguiente gran contaminante urbano suelen ser las calderas de combustión junto a elementos como estufas Ãdem en las terrazas de bares o restaurantes. Por suerte, cada vez es más frecuente ver cómo se está migrando hacia máquinas eléctricas sin emisiones locales. ¿La próxima parada? La reducción del consumo gracias a un diseño eficiente.