Futuro Social

Combatir la escasez de agua con tecnologías avanzadas 

Combatir la escasez de agua con tecnologías avanzadas 

El agua es un recurso escaso, ¿podrá la tecnología ayudar a la humanidad a preservar este componente básico de la vida?

En el planeta, el agua es limitada, especialmente el agua dulce (3 %) o el agua dulce accesible (0,036 % del total). En un proceso de desertificación global, aumento de las temperaturas y contaminación de acuíferos, ¿cómo se puede combatir la escasez de agua con tecnologías avanzadas? Tal y como se recoge en el informe Future Trends Forum dedicado al agua y sus retos, las tecnologías avanzadas para la captura y reutilización resultarán actores clave.

Resolviendo los límites planetarios

El agua líquida es un recurso terrestre que se ve afectado por los llamados límites planetarios, barreras que no deberíamos sobrepasar como especie si queremos que el planeta se mantenga en equilibrio que nos permite la existencia. Aunque todos límites afectan a este recurso básico, hay varios que resultan claves:

  • Límite 3. Contaminación de partículas en la atmósfera. Además de los ríos, la mayoría de tecnologías de extracción de agua provienen de la condensación de agua atmosférica, por lo que conviene evitar plásticos y microplásticos en el aire. Aquí la tecnología clave es la del diseño de polímeros completamente biodegradables.
  • Límite 4. La acidificación oceánica. Buena parte del agua potable y para cultivo viene de la evaporación del agua de mares y océanos, y cada vez más el agua potable proviene de plantas desalinizadoras. Para evitar la reducción del pH de los mares, es imperativo el desarrollo de capturadoras de carbono, así como por supuesto reducir drásticamente las emisiones globales, a un 8 % anual.

Y, por supuesto: 

  • Límite 7. Agua dulce disponible. Este límite se altera cuando se contaminan los acuíferos o se agotan (estrés hídrico), cuando la ganadería envenena el agua superficial o cuando la desertificación evapora ríos. Sus múltiples soluciones tecnológicas, que se verán a continuación, son complejas, pero en general siguen tres líneas: no malgastar agua, proteger la que ya se tiene y conseguir captar más.

¿Cómo podemos evitar (mal)gastar agua?

Elegir en qué se gasta o invierte el agua es una solución más política que técnica, aunque la tecnología puede ayudar. Por ejemplo, puede empezar por medir cuánta agua se gasta en qué procesos, para lo cual hacen falta conductos con caudalímetros, si es posible conectados a internet y con envío de señales en tiempo real para detectar fugas de agua.

Elementos no digitales como los aireadores o los inodoros con doble descarga también están empezando a incluirse en la normativa de construcción al demostrarse que evitan el gasto de agua doméstica; y en cuestiones de mantenimiento urbano se usan sensores de humedad del suelo para abrir el riego por goteo evite el desperdicio de agua, así como sensores de temperatura para no regar cuando el agua puede verse evaporada.

Proteger el agua que ya se tiene

Una tecnología antigua pero que sigue funcionando muy bien son los tanques de tormenta, infraestructura gris que consiste en grandes espacios bajo las ciudades que se llenan con las lluvias torrenciales para poder usar ese agua en el futuro. La tecnología de potabilización y filtrado (especialmente la tecnología de ósmosis) está siendo clave para potabilizar el que ya se posee.

Otras soluciones pasan por monitorizar fugas en depósitos, cubrir embalses con una cubierta que evite que se evapore el agua o diseñar ciudades esponja que ayuden a infiltrar el agua en el subsuelo. Aunque no es una forma de ‘almacenar’ el agua en un volumen cerrado, se ha demostrado que esta infiltración favorece la evapotranspiración de la vegetación y esta, a su vez, las lluvias no torrenciales del ciclo corto del agua. Es una solución basada en la naturaleza que descubrimos gracias a la tecnología.

Por descontado, invertir en maquinaria más eficiente, desde lavadoras que usan menos agua hasta máquinas industriales de corte que enfrían con otros líquidos, es un aspecto básico de esta aproximación.

Conseguir captar más agua, el gran reto tecnológico del líquido elemento  

Incluso con las soluciones que ya se han mencionado más arriba, la humanidad va a tener que buscar agua en lugares de donde antes no la sacaba. En líneas generales, de tres lugares:

Pozos de infiltración 

No es una tecnología nueva, aunque este tipo de construcciones se benefician de nuevos materiales y tecnologías. Consiste, en esencia, en construir enormes pendientes que permitan que el agua de lluvia termine en determinados lugares desde la que luego se pueda rescatar. Venecia usó este sistema durante siglos, al resultar el agua de la laguna demasiado tóxica para beber, aunque la nueva aproximación es mucho más ambiciosa porque busca recargar los acuíferos en lugar de sacar su agua.

Cosechar nubes, condensar atmósfera y filtrar el mar 

Además de almacenar la lluvia, las dos tecnologías emergentes más importantes para aportar agua potable a la humanidad son la captación de agua atmosférica y el filtrado de agua marina. La primera puede realizarse, en montes con nubes, mediante redes que permitan la deposición de microgotas, y allí donde no es posible, con condensadores de agua cuya energía provenga de fuentes renovables. Por ejemplo, un aerogenerador que alimente una bomba de calor en la que un extremo frío ayude a condensar gotas.

El filtrado de agua marina requiere más energía y un cuidado especial por el subproducto (la salmuera) pero también es la más fiable. Haciendo pasar agua salada por múltiples procesos físicos y químicos, desde filtros a alta presión a evaporadores, es posible decantar agua completamente potable. Esto es muy útil en poblaciones que habitan regiones desérticas.

La escasez de agua es un desafío global que requiere soluciones innovadoras. La tecnología ofrece herramientas valiosas para optimizar el uso del agua, desde la gestión eficiente de los recursos hídricos hasta el desarrollo de sistemas de tratamiento avanzados. Al adoptar estas soluciones, podemos mitigar los efectos de la escasez de agua y asegurar un futuro sostenible para todos.

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