Ciencia

Neuroética para desarrollar implantes cerebrales amables con nosotros 

Neuroética para desarrollar implantes cerebrales amables con nosotros 

La suma de entornos cada vez más inmersivos con dispositivos capaces de leernos la mente exige respuestas éticas.

Oír hablar de una persona paralizada capaz de mover sus miembros o de alguien que ya no sufre convulsiones gracias a un implante cerebral es música para los oídos. Los avances a la hora de conocer la conectividad del cerebro abren puertas casi impensables hace solo unos años y eso es esperanzador.  

¿Qué ocurre cuando esos avances en neurociencia se cruzan con tecnologías capaces de alterar lo que hace nuestro cerebro? Que, además de esperanzadores, también pueden resultar inquietantes. Las puertas no solo se abren para mejorar nuestra salud, sino también a otros escenarios que no controlamos tanto.  

Esta es la razón principal por la que los expertos en neuroética se han puesto manos a la obra y ya estudian cómo asegurarnos de que avances como los implantes cerebrales o los propios algoritmos de inteligencia artificial serán más amables con nosotros. 

Anticiparse a lo que viene 

La clave de la neuroética consiste en anticiparse a los posibles conflictos que podrá acarrear una unión cada vez más íntima entre humanos y una tecnología que tiende cada vez más a formar parte de su vida. Tanto es así que, en el caso de los implantes cerebrales, pasan incluso a formar parte esencial de la persona que los recibe. 

Así lo describía una paciente con epilepsia severa que recibió un implante de electrodos en la superficie de su cerebro para que sus ataques cesaran. “Poco a poco, te vas acostumbrando a los implantes, de tal manera que se vuelven parte de tu día a día. En cierto modo, se volvieron parte de mí”, decía.  

Esta simbiosis tan radical entre las personas y los dispositivos que facilita la neurotecnología despierta ya ciertos dilemas éticos que los expertos en neurociencia tratan de anticipar. Por ejemplo, hasta qué punto ciertas terapias pueden distorsionar la percepción que de sí mismas tienen los pacientes que las reciben.  

De hecho, algunas personas que han recibido terapias de estimulación cerebral profunda para tratar depresión o trastorno obsesivo compulsivo aseguran sentirse, en cierto modo, artificiales. Y se preguntan hasta qué punto su manera de actuar es suya o inducida por sus implantes.  

Más cuestiones: ¿hasta qué punto una persona será libre para decidir si desea o no seguir con un tratamiento si su cerebro está siendo estimulado? Y si decide seguir contra el consejo de su terapeuta o de su familia, ¿hasta qué punto están habilitados estos para tomar una decisión por esa persona?  

Las dos caras de la conectividad del cerebro 

La capacidad de los implantes cerebrales para modificar la conducta de las personas se vuelve más controvertida si tenemos en cuenta otra de sus capacidades: la que aprovecha la conectividad del cerebro para leer lo que pasa en él. Es una habilidad maravillosa si tenemos en cuenta que es la que facilita a una persona tetrapléjica coger un objeto con un brazo robótico gracias al uso de electrodos en su cerebro.  

Lo que ocurre es que, con el fin de leer mejor las intenciones del paciente, se utiliza cada vez más inteligencia artificial para descifrar las señales de su cerebro. El software de inteligencia artificial aprende a analizar datos generando algoritmos cuyo funcionamiento es impredecible y difícil de comprender. Así, se establece un proceso confuso entre los pensamientos de una persona y la tecnología que ejecuta las acciones por ella. 

Se trata de dilemas complejos para los que los reguladores no tienen todavía una respuesta. Y conviene ir preparándola: de momento hablamos de tecnología que tiene un fin muy claro, que es el sanitario. Sin embargo, ¿qué ocurrirá cuando se normalicen sus aplicaciones comerciales? 

Un mundo cada vez más inmersivo 

Conectividad y neuroética. Conectividad cerebral VR

Para darse cuenta de la dimensión del problema, conviene recordar las palabras de Fiona McEvoy, fundadora de YouTheData.com, en el Future Trends Forum sobre Inteligencia Artificial organizado por Fundación Innovación Bankinter. Se refería concretamente a la idea de cambiar el comportamiento en base a la inteligencia artificial, así como a la asimetría existente entre los usuarios y las grandes empresas tecnológicas o incluso los gobiernos. 

 “En algunos casos, se aprovechan de nuestros defectos cognitivos para vender productos y servicios. Darnos un empujoncito, si pensamos en nudging y la construcción de la arquitectura de las decisiones. La razón por la que me inquieta es que nos dirigimos a entornos cada vez más inmersivos”, aseguraba, al referirse a la realidad aumentada como the next big thing. “Me preocupa que, en ese entorno, ese empujoncito se convierta en un gran empujón”. 

Para McEvoy, “los datos que poseen sobre nosotros ya dominan nuestros hábitos y ahora se van a sumar en tiempo real a información dinámica sobre biometría, hacia dónde miran nuestros ojos o si nuestro corazón palpita más rápido. Es información muy personalizada que puede hacer que el juego dinámico con el usuario sea aún más potente”. 

Si sumamos este escenario con los implantes cerebrales y su capacidad no solo de leer nuestras mentes, sino también de influir en nuestros actos, parece claro que aportar un punto de vista ético robusto no es una opción.  

Ética desde el primer momento 

¿Cómo lograr que la tecnología sea más amable con nosotros? Los expertos coinciden en que la ética debe estar presente desde las primeras fases de su diseño. Algo especialmente sensible tanto en soluciones de inteligencia artificial como en implantes cerebrales y otros dispositivos que serán capaces de alterar nuestras funciones cerebrales o actuar por nosotros. 

También los usuarios tenemos nuestros deberes. Desarrollar un sentido crítico y aprender a informarnos respecto a la tecnología que utilizamos, en lugar de confiar ciegamente en ella, es una actitud saludable. “Deberíamos animar a los consumidores a no confiar tan fácilmente”, asegura McEvoy. “A mirar con lupa algunas aplicaciones tecnológicas en el ámbito laboral y personal, y entender realmente qué está pasando”.  

Te puede interesar

¿Innovar desde la ciencia? Así avanza la transferencia tecnológica universidad–empresa 

¿Innovar desde la ciencia? Así avanza la transferencia tecnológica universidad[...]

Cómo la investigación académica se transforma en soluciones aplicadas gracias a la colaboración entre mundo académi[…]

Leer más
Innovación: de la investigación al mercado (y a la vida real) 

Innovación: de la investigación al mercado (y a la vida real) 

Para mantenerse al día con los rápidos cambios en curso, todos los actores involucrados en la innovación deben crear […]

Leer más
LEO economy: nuevas oportunidades fuera de la Tierra 

LEO economy: nuevas oportunidades fuera de la Tierra 

Comercio de satélites, desarrollo de infraestructura espacial y otras innovaciones abren nuevas oportunidades de negoci[…]

Leer más

Expertos mencionados en esta entrada

Fiona J McEvoy
Fiona J McEvoy

Fundadora en YouTheData.com

Últimas noticias

Materiales del futuro: diseñados por algoritmos, pensados para la sostenibilidad 

Materiales del futuro: diseñados por algoritmos, pensados para la sostenibilidad[...]

La innovación en materiales ya no se basa únicamente en la extracción de recursos naturales: ahora se diseñan a medi[…]

Leer más
Interfaces inteligentes: el aula del futuro se diseña con IA

Interfaces inteligentes: el aula del futuro se diseña con IA

Cómo la inteligencia artificial y las neurotecnologías están transformando la educación sin perder la centralidad de[…]

Leer más
Más allá del carbono: sistemas resilientes para un planeta en tensión

Más allá del carbono: sistemas resilientes para un planeta en tensión

Abandonar el paradigma fragmentado del «menos carbono» para adoptar una mirada sistémica no es solo deseable: es impres[…]

Leer más