Ciencia

Conrad Wolfram: “Si enseñamos como si los ordenadores no existieran, estamos fracasando”

Conrad Wolfram: “Si enseñamos como si los ordenadores no existieran, estamos fracasando”

El experto defiende un cambio radical en la enseñanza de las matemáticas: menos cálculo manual, más pensamiento computacional y conexión con el mundo real.

Conrad Wolfram es uno de los grandes impulsores de la reinvención de las matemáticas en la era de la inteligencia artificial. Fundador del proyecto Computer-Based Math y director estratégico de Wolfram Research en Europa, lleva más de una década defendiendo que los ordenadores deben dejar de ser ignorados en el aula. Su exitoso libro The Math(s) Fix (2020) plantea una transformación radical del currículo, que priorice el pensamiento computacional sobre el cálculo manual. Wolfram ha colaborado con el Future Trends Forum de la Fundación Innovación Bankinter, y ha llevado su mensaje a plataformas como TED o la London School of Economics.

En esta entrevista, Conrad Wolfram desarrolla los principios de su enfoque: desde la crítica a un sistema educativo anclado en el pasado hasta su visión de una enseñanza conectada con los retos reales del siglo XXI, en un mundo saturado de datos y atravesado por la inteligencia artificial.

El problema de fondo y la propuesta de cambio

Fundación Innovación Bankinter: ¿Por qué sigue siendo tan difícil cambiar la enseñanza de las matemáticas, incluso cuando todo el mundo parece estar de acuerdo en que el modelo actual no funciona?

Conrad Wolfram: Mucho del debate actual sobre educación gira en torno a cómo enseñamos lo mismo que ya veníamos enseñando, pero ahora con IA. Y ese no es el punto de partida adecuado. Las matemáticas que se enseñan hoy en día están todavía basadas en un mundo donde no existían los ordenadores. El sistema educativo ha evolucionado, pero no ha cambiado su núcleo. Y cuando se trata de cambiarlo, mucha gente dice: “Sí, hay que reformar las matemáticas”. Pero lo que realmente quieren es simplemente hacer que el antiguo sistema funcione un poco mejor, no transformarlo.

Creo que mucha gente no se da cuenta de hasta qué punto el contenido que enseñamos en matemáticas es el mismo que hace 100 años. Cuando preguntan: “¿Por qué los niños no aprenden matemáticas?”, la mayoría se refiere a por qué no aprenden los mismos procedimientos que ellos aprendieron. Pero la pregunta debería ser: ¿siguen siendo relevantes esos procedimientos en un mundo con inteligencia artificial y ordenadores? En mi opinión, no lo son. Así que lo primero es repensar completamente qué significa hoy saber matemáticas.

Fundación Innovación Bankinter: Entonces, ¿cuál sería el primer paso para repensarlas?

Conrad Wolfram: Debemos empezar por preguntarnos qué necesitan aprender las personas, no solo cómo enseñarlo. Y para eso necesitamos partir de una visión práctica: ¿cómo se usan las matemáticas realmente? Lo que propongo no es más fácil, al contrario: es intelectualmente más exigente. Pero es más relevante. Muchos gobiernos piensan que introducir ordenadores facilita las cosas a los alumnos. En realidad, las complica, porque pueden trabajar con problemas mucho más difíciles, pero también más conectados con el mundo real.

Durante años, las reformas han fracasado porque se han intentado hacer sin usar ordenadores. Y claro, sin ordenadores, solo puedes resolver problemas muy simples. En cambio, cuando integras la tecnología, puedes abordar problemas reales. Y eso es lo que necesitamos enseñar: cómo usar las herramientas modernas para entender y resolver el mundo que nos rodea.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Es ese el nuevo enfoque que propone?

Conrad Wolfram: Lo que nosotros defendemos es empezar por problemas con contexto, y ojalá que resulten interesantes para el estudiante. Permitir que las personas utilicen ordenadores para ayudar a resolverlos. Así que cuando enseñamos matemáticas deberíamos comenzar con un problema que la gente realmente quiera resolver. Los ordenadores existen, esto es un hecho y hay que partir de allí, y además son muy buenos calculando cosas. Así que hay que preguntarse: ¿por qué seguimos enseñando como si no existieran? Aprender a pensar cómo debemos estructurar los problemas, cómo interpretar los resultados, cómo formular las preguntas adecuadas. Eso es lo que yo llamo alfabetización computacional.

Pensamiento computacional, IA y sentido del esfuerzo

Fundación Innovación Bankinter: ¿Cómo se integra la alfabetización computacional y cuál es su relación con la inteligencia artificial?

Conrad Wolfram: La alfabetización computacional es hoy lo que fue la alfabetización clásica en su época. En el siglo XVIII, cuando se extendió la lectura y la escritura, no todo el mundo estaba de acuerdo, pero las sociedades que lo hicieron avanzaron mucho porque supieron aprovechar el cambio. Hoy pasa lo mismo con el pensamiento computacional: ninguna sociedad está todavía plenamente alfabetizada en este campo, pero la que lo consiga antes tendrá una gran ventaja.

¿Por qué? Porque en el mundo de la inteligencia artificial, lo que importa no es aplicar procedimientos manuales. Eso ya lo hacen las máquinas. Lo que necesitamos es gente capaz de pensar de forma abstracta, estructurar problemas, analizar datos, generar ideas. Creatividad, no repetición. Y eso requiere una forma diferente de enseñar matemáticas.

Algunos países que lo hacen muy bien en pruebas de repetición y mecanización —como ciertas naciones asiáticas— podrían no estar tan bien preparados para este nuevo escenario. España, en cambio, tiene una gran oportunidad, porque tiene una cultura más creativa, más flexible. Si se invierte bien en este cambio, podría estar entre los líderes en alfabetización computacional.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Y cómo evitar que, al usar ordenadores e inteligencia artificial, los alumnos pierdan el sentido del esfuerzo o la capacidad crítica?

Conrad Wolfram: Esa es una preocupación legítima, pero parte de un malentendido. Utilizar ordenadores no es hacer trampas, ni significa que todo se vuelva más fácil. Lo importante es qué les pedimos que hagan con esas herramientas. Y aquí hay que distinguir muy bien entre el “proceso” y el “objetivo”. El objetivo de las matemáticas nunca ha sido hacer divisiones largas a mano. Ha sido y es aplicar esos cálculos a necesidades reales. Y para eso, hoy tenemos herramientas más potentes que antes. Parte de estar educado para la vida es saber qué maquinaria tienes disponible, cómo usarla para tomar mejores decisiones. Nada de eso es hacer trampa.

Cuando usamos ordenadores en el aula, podemos plantear problemas más complejos, más reales. Y eso exige más pensamiento, más análisis, más criterio. No menos. Pero claro, también exige una transformación del rol docente, del currículo, de la evaluación. Es un cambio estructural.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Cómo se puede evaluar un aprendizaje tan diferente, si ya no se basa en procedimientos manuales?

Conrad Wolfram: Hoy todavía se cree que solo se puede evaluar lo que se puede comprobar con un examen tradicional, pero eso es falso. La evaluación actual mide lo que es más fácil de medir, no lo que es más importante. Si lo único que se valora es que los estudiantes hagan operaciones manuales sin errores, lo que se está premiando es que no se equivoquen. Pero la vida real no funciona así.

En la vida real tienes herramientas, tienes contexto, y tienes que decidir qué hacer, cómo y por qué. Nosotros proponemos evaluar habilidades como estructurar un problema, usar herramientas como la IA, interpretar soluciones, trabajar en equipo… Todo eso se puede medir. Y de hecho es mucho más valioso que repetir algoritmos sin entender nada.

Por ejemplo, uno de los problemas que planteamos en nuestros módulos es este: a una clase se le encarga lanzar una moneda. A la mitad de los estudiantes se les pide que la lancen de verdad, y a la otra mitad que hagan trampa y simplemente escriban ‘cara’ o ‘cruz’ en el ordenador sin lanzar nada. Luego envían los resultados al profesor. ¿Puede el profesor saber quién hizo trampa? La respuesta es sí. Analizando los datos —los patrones, la uniformidad de las respuestas— se puede detectar quién probablemente ha hecho trampa. Es exactamente el tipo de problema que te obliga a razonar, a aplicar conocimientos modernos, y que te prepara para el mundo real. Ese es el tipo de evaluación que necesitamos.

Costes y retos

Fundación Innovación Bankinter: Muchos países argumentan que no tienen recursos para renovar el currículo o aplicar este modelo. ¿Es un problema de costes?

Conrad Wolfram: Esa es una excusa habitual, pero en realidad es una falsa dicotomía. El modelo que proponemos no es más caro, probablemente es más barato que el sistema tradicional. Lo que realmente cuesta son los libros de texto, los exámenes estandarizados, la formación separada del profesorado, los materiales descoordinados. Nosotros proponemos construir unidades completas, con contenido, herramientas, materiales digitales y ejercicios integrados, apoyados por inteligencia artificial. Eso es más eficiente.

Claro que se necesitan ordenadores, pero hoy la mayoría de los estudiantes tienen acceso, aunque sea con un teléfono móvil. Si no lo tienen, eso sí es un problema que hay que solucionar, pero no es tan grande como se suele pensar. Lo realmente difícil no es el coste, sino tener la voluntad política de cambiar. En un mundo donde las decisiones, los empleos y los desafíos están mediados por la inteligencia artificial y la automatización, seguir enseñando como hace cien años es lo más caro que podemos hacer.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Y cómo se puede introducir este cambio en sistemas educativos muy tradicionales?

Conrad Wolfram: Primero, creando un currículo alternativo, coherente y funcional. Después, encontrando profesores que estén dispuestos a probarlo. No nos limitamos a decir lo que hay que enseñar: hay que darles materiales reales, guías, actividades. Lo difícil es ponerlo a prueba, conseguir que se experimente, que algunos estudiantes puedan seguir esa vía alternativa. Para eso necesitas profesores dispuestos a intentarlo, pero también materiales reales y bien construidos. Nosotros ya los hemos desarrollado, y seguimos haciéndolo.

Fundación Innovación Bankinter: Entonces, ¿el papel del profesor cambia radicalmente?

Conrad Wolfram: Totalmente. Lo he dicho en otras ocasiones: el profesor debe ser el CEO del aula. No es alguien que lo sabe todo y lo transmite, sino quien dirige el proceso, motiva, facilita, hace de guía. Para eso no hace falta que sea experto en matemáticas técnicas. Lo que hace falta es que entienda el propósito y sepa conducir a sus alumnos hacia él.

En ese sentido, la confianza es clave. Un profesor inseguro limita a sus alumnos, porque teme las preguntas difíciles. Pero esas preguntas son precisamente las que queremos. No se trata de saber todas las respuestas, sino de fomentar la curiosidad, el pensamiento, la conexión con lo que pasa fuera del aula. Personalmente, lo que más recuerdo de la escuela no son los contenidos, sino las experiencias. Y muchas no tenían nada que ver con la asignatura.

Formación, resultados y una nueva mentalidad educativa

Fundación Innovación Bankinter: ¿Qué tipo de formación necesitarán entonces los docentes en este nuevo paradigma?

Conrad Wolfram: Si quieres que los profesores (y los estudiantes) adopten nuevas tecnologías, no debes complicarles la vida empezando con herramientas obsoletas o complejas. Es decir, no es útil usar algo que sea diez veces más largo y difícil de entender, sería como poner a alguien a conducir un coche de los años 30 sin marchas sincronizadas cuando apenas está aprendiendo. Haz que primero conduzca un coche moderno, y ya luego, si quiere, puede probar uno más complicado. Pues creo que con las herramientas pasa lo mismo. Nosotros desarrollamos una herramienta llamada Wolfram Language, que es nuestro lenguaje para comunicar ideas técnicas: es de alto nivel pero muy fácil de usar.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Qué habilidades humanas ganan valor en esta era de inteligencia artificial?

Conrad Wolfram: Las máquinas pueden seguir procedimientos, pero no pueden reemplazar la creatividad, la imaginación, la capacidad de conectar ideas inesperadas. Esas son cualidades humanas. En este nuevo mundo, lo que necesitamos no es que la gente sepa hacer operaciones manuales que una IA puede resolver en milisegundos, sino que sea capaz de plantear los problemas adecuados, de pensar en los marcos correctos, de usar los ordenadores como aliados inteligentes.

Fundación Innovación Bankinter: ¿Un último mensaje para los responsables de educación?

Conrad Wolfram: Cuando los gobiernos financian cosas, tendrían que financiar resultados, entregables completos. No piezas sueltas de entregables que no llevan al resultado deseado. Hay que decir: este es el paquete completo, esto es lo que necesitas hacer. Creo que así se lograría una eficiencia mucho mayor que con otros métodos. Y necesitamos confiar en los profesores como responsables y líderes del aula, no como simples transmisores. Y creo que este nuevo enfoque no es solo una opción, sino una responsabilidad que tenemos si queremos ciudadanos competentes en esta nueva era.

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