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Verticales y conectadas: la nueva generación de granjas que revolucionará la agricultura 

Verticales y conectadas: la nueva generación de granjas que revolucionará la agricultura 

Gracias a la tecnología y las startups innovadoras, las granjas verticales se están consolidando como una solución para resolver el problema alimentario en el mundo.

Desde hace tiempo, la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, está alertando: en 2050 la población mundial alcanzará los 9,6 mil millones y por tanto harían falta dos planetas para satisfacer sus necesidades alimentarias. Según la organización, para alimentar a todas estas personas, la agricultura mundial tendrá que producir un 70 % más de alimentos que en la actualidad, utilizando solo un 5 % más de recursos naturales. Como expuso el experto del Future Trends Forum, Walter Willett, está claro que hay que encontrar alternativas de mejor rendimiento a las soluciones tradicionales, situando en el radar la innovación que aporta el IoT en agricultura (Internet de las cosas) y siempre bajo la óptica de la sostenibilidad

Una de estas son las denominadas granjas verticales, estructuras donde se recrean las condiciones perfectas para el crecimiento de diversos tipos de plantas y vegetales. Desde rascacielos utilizados exclusivamente para la producción y cultivo de alimentos, a pequeños contenedores o lugares donde vivir y cultivar. También es una forma de recuperar edificios urbanos abandonados y peligrosos, sacándolos del deterioro o uso inadecuado. 

Proyectos en todo el mundo 

En Malasia, en 1992, tomó forma el primer proyecto de granja vertical: un rascacielos que combinaba viviendas y espacios para la producción de alimentos. En 2013, se fundó en Múnich (Alemania) la Asociación para la Agricultura Vertical (Avf), cuyo fin es el estudio de tecnologías para actividades agrícolas verticales y dentro de la cual trabajan investigadores, pero también agricultores. En poco tiempo la asociación ha hecho adeptos en todo el mundo. 

En 2014, en Pensilvania (EE. UU.), se inauguró una enorme granja vertical, con un potencial de producción equivalente a 17 millones de plantas, desde lechugas a fresas. Con 13.000 metros cuadrados de superficie, sin embargo, el proyecto más grande del mundo está en Dubái. Y, en Rusia, con una red de granjas verticales ubicadas dentro de áreas urbanas, el objetivo es obtener una producción hortícola de alrededor de un millón de kilogramos por año. 

La tecnología es un factor clave para la afirmación de las granjas verticales y, en general, para dar respuesta a las exigencias alimenticias de la humanidad. Nick Kalayjian, un antiguo ingeniero de Tesla, ha fundado Plenty, una empresa que estudia cómo producir fruta a través de cultivos hidropónicos basados en un sistema de pequeñas piscinas verticales fertilizadas por los peces que viven en su interior. En España, es interesante la propuesta de Ekonoke, una  startup que desarrolla soluciones agrícolas resilientes al cambio climático. 

En California (EE. UU), la compañía Iron Ox ha construido una granja vertical donde las plantas son monitoreadas mediante sensores y cámaras. Las docenas de granjeros-robots son dirigidos por un sistema informático que decide cómo regar, cuándo cosechar, cómo y dónde plantar. La granja robótica cada año produce 26.000 plantas de verduras. Una cantidad que necesitaría una superficie ocho veces mayor, si los cultivos se llevarán a cabo con los métodos tradicionales. 

Según el informe “Agricultura vertical: 2020-30” elaborado por IDTechEx, las inversiones en torno al concepto de granjas verticales están aumentando y, desde 2015, se han recaudado más de mil millones de dólares en financiación, especialmente en EE.UU. y Asia. En Japón, ya existen más de 200 granjas verticales. 

Ventajas y desventajas de las granjas verticales 

La agricultura vertical, al basarse en cultivos hidropónicos y acuapónicos, presenta innegables ventajas. Las principales son la reducción del consumo de suelo y el ahorro de algunos recursos naturales, ya que un software gestiona las necesidades nutricionales de las plantas, asegurando el suministro de las cantidades correctas de luz, agua y nutrientes. Ni siquiera es necesario utilizar fertilizantes o pesticidas. 

Las granjas verticales pueden ubicarse en cualquier lugar. En este sentido, la máxima expresión de la eficiencia se encuentra en su inserción en el tejido urbano, acercando así el otro objetivo de la economía sostenible: el kilómetro cero. Eso sí, el cultivo vertical es factible solo con plantas de pequeño tamaño o que no se desarrollan mucho fuera del suelo. Sin embargo, esta característica pertenece a la mayor parte de los cultivos más importantes. Empezando por la lechuga. 

Las principales dudas sobre el desarrollo de granjas verticales atañen a los altísimos costes energéticos para el mantenimiento de la iluminación (aunque se utiliza tecnología LED) y la automatización en un entorno controlado 24 horas al día, 7 días a la semana. Es decir, el coste de la energía necesaria para la iluminación artificial, la calefacción y otras operaciones esenciales de mantenimiento superaría la ventaja de la proximidad a las áreas de consumo. 

La ayuda tecnológica 

tecnología robótica en agricultura

En un intento por superar los límites actuales, la agricultura vertical es objeto de crecientes inversiones para aprovechar las tecnologías más disruptivas y prometedoras. Más en general, el agritech es la frontera de la agroalimentación basada en el conjunto de aplicaciones e integraciones de tecnologías de última generación que permite desarrollar soluciones innovadoras antiresiduos y de mejora de cultivos en términos de rendimiento, eficiencia y rentabilidad. 

Entre las tecnologías que más impacto tendrán en el sector encontramos: 

Inteligencia Artificial (IA) que, gracias a la computer vision, ya encuentra aplicación en el seguimiento de los cultivos con drones capaces de verificar la salud de las plantas y utilizar el mínimo de pesticidas necesarios con cuidados sectoriales y limitados en áreas específicas. 

Internet de las cosas (IoT) que, gracias a los sensores de nueva generación, de pequeño tamaño y bajo coste, puede detectar e intervenir sobre las variables que afectan a los cultivos (temperatura, humedad, etc.). 

La tecnología puede ser, además, un soporte a la mano de obra en el campo. El mercado global de los robots para la agricultura está aumentando, con un crecimiento previsto que tocará los 87,9 mil millones de dólares en 2025, en comparación con los 7,5 mil millones de 2018. La tecnología, de hecho, podría revitalizar un sector esencial para la supervivencia de nuestra especie. 

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