Agua
Asà son las infraestructuras resilientes para enfrentarnos a los cambios climáticos

La crisis hÃdrica que sufren regiones del planeta está obligando a replantear el modelo de construcción para aprovechar al máximo el agua acumulada
El agua es uno de los recursos más preciados y, a la vez, escasos. Sin agua, la vida que sostiene la civilización no tiene lugar, por lo que ciudades de todo el mundo tratan de captarla, retenerla, limpiarla para el consumo humano. Las ciudades grandes fueron las primeras en innovar, pero cada vez son más las ciudades pequeñas que implantan sistemas de captación, almacenamiento o limpieza de agua. Sin buscar ser exhaustivos, en este artÃculo se ha hecho una breve lista con cómo las ciudades retienen el agua y cómo las ciudades evitan que el agua dañe sus edificios, usando el agua capturada para mejorar su resiliencia en épocas de sequÃa.
Cómo las ciudades buscan captar agua
Los acuÃferos de los que se alimentan las ciudades del mundo están siendo vaciados a medida que más y más agua se usa para consumo humano directo (beber, riego para comer, asearse) o indirecto (limpiar las calles, lavar el coche, regar campos de golf). Las ciudades de Venecia y Yakarta son el ejemplo que siempre se pone, pero México, Miami, Bangkok, Houston y unas 200 ciudades más se están hundiendo por vaciar acuÃferos. Es evidente que muchas de las actividades relacionadas con el agua requieren de un juicio ético en un mundo en proceso de calentamiento. Pero incluso las ciudades que mejor usan el agua están viendo problemas. ¿Cómo recargar los acuÃferos locales?
Una de las estrategias es diseñar la captación de lluvias, por ejemplo mediante un jardÃn de lluvia, una depresión poco profunda y ajardinada con plantas nativas que captura, retiene temporalmente y filtra el agua de lluvia de regreso al suelo. Están siendo usadas en aceras donde antes estaba la banda de servicio destinada al aparcamiento, como se observa en Salamanca. Lentamente, recargan los acuÃferos y aportan frescor local. En algunas ciudades, como Portland, han desconectado las bajantes del sistema de alcantarillado y lo han redirigido a zonas ajardinadas o huertos. La clave es que el agua pase tanto tiempo como sea posible en el suelo.
Renaturalización del entorno y ciclo corto del agua
Que el agua pase tiempo en el suelo es uno de los objetivos clave de las estrategias relacionadas con la conservación del agua. En parte, es por ello que ciudades como Madrid o Seúl han naturalizado parcialmente cauces antes contenidos. Recientemente, Madrid habÃa contenido el Manzanares en un canal ahora parcialmente restaurado como rÃo al que han vuelto las nutrias y los sedimentos soportan árboles en pleno cauce, y Seúl habÃa construido una autopista sobre el rÃo Cheonggyecheon que ahora ha sido retirada. Londres está cubriendo con un bosque perimetral en forma de anillo todo su perÃmetro metropolitano. La zona metropolitana de Londres se ha cubierto con un bosque perimetral llamado Cinturón Verde de Londres.
Todas estas estrategias, además de promover un entorno más natural, persiguen activar el ciclo corto de agua local, esto es, la vegetación ayuda con la evapotranspiración a aumentar la humedad del ambiente, lo que a su vez actúa como detonante de lluvias. Además, las masas vegetales ayudan a infiltrar agua de lluvia en lugar de producir una gran escorrentÃa que cause inundaciones. En buena medida, estos nuevos bosques están evitando problemas de acumulación de agua en fechas clave, asà como acumulando agua en el subsuelo lentamente. En definitiva, las ciudades ahora son más resilientes al exceso de agua o su falta.
En China, especialmente en sus múltiples zonas costeras, para hacer frente a las crecidas de los tifones y la liberación torrencial de estos al llegar a la costa, están orientando sus ciudades a un urbanismo que llaman ciudad esponja. Se trata de aplicar todas estas técnicas y alguna más para hacer que el terreno absorba tanta agua por minuto como sea posible en caso de lluvia. Todas estas soluciones basadas en la naturaleza, evidentemente, tienen lÃmites biológicos y no tienen por qué servir para captar agua para utilización humana.
Nueva infraestructura gris para retener el agua
Las presas y los muros de contención en los rÃos y playas están siendo desmantelados para aportar soluciones verdes como puedan ser los manglares o las riberas arboladas, porque la infraestructura verde funciona mucho mejor que la gris para evitar los riesgos de la acumulación del agua: inundaciones, riadas, mareas. Sin embargo, ¿qué ocurre si se busca retener una gran cantidad de agua para uso posterior? ¿Y si se quiere preservar? Es aquà donde la infraestructura gris aún tiene cabida.
La ciudad de Barcelona tiene bajo su superficie una serie de depósitos pluviales capaces de contener el agua de 22 piscinas olÃmpicas. Se trata de enormes habitáculos repletos de columnas, un conjunto de cámaras capaces de almacenar buena parte de la tormenta a su paso por la ciudad. ¿El objetivo? Que el agua no corra por las calles ni llegue a saturar la red de alcantarillado, devolviendo a la superficie restos fecales. Con los tanques de tormenta, como los que también se ven en Madrid, la ciudad puede hacer frente a grandes trombas de agua, pero además aprovechar ese agua para luego darle uso.
La ciudad de Rotterdam, en PaÃses Bajos, un entorno acostumbrado a luchar contra la inundación continuamente, lleva tiempo instalando plazas en forma de cuenco caracterizadas por albergar usos deportivos y de ocio. Por ejemplo, la plaza Benthemplein, en la que es posible echar un partido. Cuando llueve, esta plaza actúa como un enorme depósito a cielo abierto, y se llena de agua que no corre por las calles de la ciudad. Luego, ese agua se usa para riego.
Municipios de todo el planeta persiguen conservar el agua y, a la vez, que su acumulación no dañe la infraestructura urbana. Algunas soluciones son tecnológicamente ingeniosas, como cubrir embalses con fotovoltaica (flotovoltaica) y otras casi carecen de tecnologÃa, como recuperar los manglares costeros que eviten que el huracán penetre en la superficie. Sea la estrategia usada la que sea, todas persiguen lo mismo: hacer de los entornos urbanos un elemento más preparado ante los eventos climáticos extremos que cada vez serán más frecuentes.