Comportamientos sociales NetZero
Luchar contra el cambio climático con movimientos ciudadanos

La humanidad se encuentra en una situación límite para frenar el cambio climático. Junto a la innovación y las tecnologías para conseguir energías limpias, cobran protagonismo los movimientos ciudadanos para acelerar las medidas políticas y económicas.
A medida que los impactos del cambio climático se intensifican año tras año, cada vez más personas se unen a movimientos por un cambio positivo. El activismo social en torno al cambio climático se está convirtiendo en una potente herramienta para lograr un mundo net zero, ya que difunde la concienciación y motiva a otros a actuar.
Así nos dice Bill McKibben profesor distinguido Schumann en la universidad Middlebury College, donde también dirige las Becas Middlebury en Periodismo Ambiental. Bill es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, y ha obtenido el Premio Gandhi de la Paz, así como títulos honoríficos de 20 facultades y universidades.
Además, ayudó a fundar 350.org, la primera organización mundial de ciudadanos para la lucha contra el cambio climático y es autor de The End of Nature, publicado en 1989 y considerado como el primer libro para un público general sobre el cambio climático. Ha escrito más de 20 libros y su obra aparece regularmente en publicaciones periódicas, desde el New Yorker hasta Rolling Stone.
También es el fundador de Third Act, que organiza a personas mayores de 60 años para que actúen sobre el clima.
Bill McKibben participó en el Future Trends Forum Building a net zero world, impartiendo una charla magistral y respondiendo a las preguntas de los expertos congregados.
Si quieres ver la conferencia de Bill McKibben, donde, entre otras cosas, comparte su opinión sobre las tecnologías e innovaciones que ofrecen más esperanzas de llevar al mundo a net zero, aquí puedes verla:
A continuación, resumimos algunas las claves que nos aportó este experto:
Sustituir a los combustibles fósiles es un imperativo de la humanidad
Según Bill McKibben, existen poderosas razones para prescindir cuanto antes de los combustibles fósiles:
1.- Salud: según un meta estudio realizado en 2021, la contaminación producida por los combustibles fósiles (especialmente el carbón, la gasolina y el gasóleo) es la responsable de más de 9 millones de fallecimientos al año. Es decir, que es responsable de 1 de cada 5 fallecimientos y significa más que todos los fallecidos por la suma de Covid, VIH, malaria, tuberculosis y terrorismo.
2.- Cambio climático: El efecto de la contaminación en el cambio climático es conocido desde hace décadas. De hecho, Svante August Arrehenius, Premio Nobel de Química en 1903, fue el primero en calcular, en 1896, las emisiones de dióxido de carbono que provocaban el efecto invernadero.
3.- Geopolítica: Conexión entre combustibles fósiles y autocracias. Dado que los yacimientos de combustibles fósiles están concentrados en pocos lugares del planeta, estos acumulan un poder económico y político en países muchas veces autocráticos, como Arabia Saudí. La reciente guerra de Rusia en Ucrania hace que esta razón cobre relevancia.
La solución al cambio climático son las energías renovables
Dice McKibben que la solución es cambiar cuanto antes, de manera masiva, desde los combustibles fósiles a las energías renovables, básicamente solar y eólica, combinadas con baterías y energía hidroeléctrica.
Aunque hay muchas personas descreídas sobre la viabilidad de la propuesta, este experto menciona un estudio llevado a cabo por Mark Z. Jacobson, de la Universidad de Stanford, que le llevó a escribir el libro 100% Clean, Renewable Energy and Storage for Everything, donde examina los aspectos científicos, de ingeniería, económicos, sociales y políticos de la transición de pueblos, ciudades, estados, países, empresas y el mundo entero a la energía eólica, hidráulica y solar (que denomina WWS, de wind-water-solar) 100% limpia y renovable y al almacenamiento necesario. Y donde se muestra que sería posible hacer esa transición entre 2030 y 2035.
Económicamente sería posible por la bajada de precios de las energías renovables en la última década. Los precios de las renovables han bajado un 90% en los últimos 10 años, según el estudio A critical assessment of learning curves for solar and wind power technologies, que menciona McKibben.
Además, apunta que se ahorrarían decenas de billones de euros, dado que una vez se instala la tecnología e ingeniería necesarias, el mantenimiento de las instalaciones es muchísimo más barato que los procesos de extracción y procesado de combustibles fósiles.
La transición energética no está produciéndose tan rápido como debería
Si las cosas están tan claras como nos cuenta McKibben, ¿por qué no se está ya en un proceso acelerado de transición energética? Según este experto, el proceso se ralentiza por la oposición de las grandes petroleras y porque no todo el mundo está concienciado de la urgencia requerida.
Según el último estudio del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), es necesario darse más prisa, acelerar, si queremos llegar a un escenario donde la temperatura no aumente más allá de 1,5º. Y advierte, “Si no se refuerzan las políticas más allá de las aplicadas a finales de 2020, se prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) aumentarán más allá de 2025, lo que llevaría a un calentamiento global medio de 3,2°C para 2100.”
Una buena noticia es que, al menos en EEUU hay una primera legislación seria sobre cambio climático, desde que hace ya más de 30 años James Hansen testificó en el senado de EEUU sobre los riesgos.
Además, está a punto de aprobarse la Build Back Better Act, que contempla cientos de miles de millones para ayudar a acelerar la transición energética.
El paquete reservaría 369.000 millones de dólares para propuestas climáticas y energéticas, la acción climática más ambiciosa jamás adoptada por el Congreso, y recaudaría unos 451.000 millones de dólares en nuevos ingresos fiscales a lo largo de una década, al tiempo que recortaría el gasto federal en medicamentos recetados en 288.000 millones de dólares.
La pregunta que se formula McKibben es: ¿Podríamos acelerar la transición energética si quisiéramos?
Aunque la respuesta no es cerrada, Bill ilustra un caso que muestra que es plausible: La reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial.
El presidente Biden está invocando la Defense Production Act, que es la ley que se utilizó en la Segunda Guerra Mundial, para acelerar la fabricación nacional de energía limpia.
Por otro lado, McKibben nos recuerda que los combustibles fósiles se están utilizando como arma de guerra, tal y como viene defendiendo su amiga Svitlana Romanko, abogada medioambiental ucraniana y estratega del cambio climático.
Los movimientos ciudadanos contra el cambio climático
McKibben, insistiendo en que la innovación y la tecnología están listas para abordar el cambio de modelo energético, dice que sin los movimientos ciudadanos no será posible realizar dicho cambio.
Y son estos movimientos los que le hacen tener esperanza. Sobre todo, los movimientos de jóvenes, como Fridays For Future, la organización fundada por Greta Thunberg.
Y de los más mayores, como el movimiento que él ha creado, Third Act, que son los que tienen más recursos económicos, para que apoyen a estos jóvenes.
Acciones para mitigar el cambio climático
Según este experto, lo que habría que hacer es implantar toda la tecnología que ya está lista para las renovables y, a la vez, invertir enormes cantidades de dinero para investigar y desarrollar la siguiente generación de soluciones sostenibles (captura de carbono, hidrogeno verde, etc.).
Porque para McKibben no hay dicotomía entre mitigación y adaptación. La mejor adaptación al cambio climático es la mitigación más potente y más rápida posible.
Si subiese la temperatura 3º, no podría haber adaptación, ya que existiría el riesgo de colapso de la civilización actual. Según diversos estudios, entre ellos el realizado por el think tank Institute for Economics & Peace (IEP), ese escenario provocaría mil millones de “refugiados climáticos”.
¿Qué podemos hacer como individuos?
Para McKibben está claro: ser un poco menos “individuales” y meterse en movimientos que van en esta dirección.
Los movimientos ciudadanos son la herramienta más potente para cambiar la política y la economía hacia un mundo net zero, concluye este experto.
