Ciencia

Las ‘neuronas de Jennifer Aniston’ 

Las ‘neuronas de Jennifer Aniston’ 

Las células de concepto son los componentes básicos de la memoria declarativa, un hallazgo que ha revolucionado la comprensión de cómo funciona el cerebro humano.

Es innegable que los humanos somos en cierta forma diferentes de los demás seres vivos. Pero ¿qué hace que nuestra especie sea tan especial? Esta es la pregunta que Rodrigo Quian-Quiroga, neurocientífico de fama mundial, profesor de Investigación ICREA en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, intenta responder con sus estudios y experimentos. El científico descubrió las llamadas ‘neuronas de Jennifer Aniston’, apodadas también ‘células de concepto’, que desempeñan un papel fundamental en la inteligencia de las personas. 

Durante mucho tiempo se creyó que la causa principal de la diferencia cualitativa entre la inteligencia humana y la de otras especies radicara en el tamaño de nuestro cerebro, que es considerablemente mayor que el de otros animales. Sin embargo, según Quian-Quiroga, el tamaño no es el factor determinante, sino que la clave puede residir en las funciones de las neuronas

Intervención de Rodrigo Quian-Quiroga sobre las neuronas en el cerebro humano en el #HumanCapabilitiesForum

Sin duda, cuesta creer que exista una conexión directa entre Hollywood y la neurociencia. Sin embargo, gracias a un ya famoso estudio del científico español, a través de la figura de Jennifer Aniston se pudieron descubrir algunas importantes propiedades de las funciones de la memoria a nivel neuronal. La idea es que las personas famosas, al igual que ciertos objetos o acontecimientos conocidos, están ‘contenidos’ en nuestra corteza cerebral como información atribuible a poblaciones neuronales específicas. 

Las células de concepto 

Quian-Quiroga realizó experimentos en los que mostró a sus pacientes imágenes de personajes famosos y registró la activación de neuronas específicas durante el reconocimiento. Así es cómo descubrió las neuronas de ‘Jennifer Aniston’, pero también las de Maradona, Halle Berry, Luke Skywalker e incluso una ‘neurona de Rodrigo Quian-Quiroga’, demostrando cómo el cerebro humano posee neuronas altamente específicas para el reconocimiento de conceptos o rostros famosos, las llamadas ‘células de concepto’. 

En esencia, en la constelación de células que almacenan información sobre lo que nos rodea, hay neuronas que se vuelven particularmente receptivas y selectivas para un concepto determinado, descargando electricidad solo cuando reconocen esa información, y no frente a otros sonidos o imágenes presentadas. El hallazgo se basó en la conceptualización presentada unas décadas antes de las ‘células Groundmather‘, término acuñado por el neurocientífico Jerome Lettvin para afirmar cómo podrían existir dentro del cerebro humano neuronas que representan información extremadamente precisa sobre personas o hechos conocidos. 

Estudios posteriores han ayudado a verificar cómo las células cerebrales trabajan juntas en nuestro lóbulo temporal, donde está presente el hipocampo, para permitirnos mantener sólido nuestro bagaje cultural. Dentro de estos circuitos, las neuronas se especializan en conexiones que contienen características de rostros, voces y actitudes, especializándose en el reconocimiento de identidades concretas. 

El hecho de que una misma neurona reconozca un sujeto independientemente del contexto en el que se inserte sugiere una característica peculiar de la inteligencia humana. De hecho, la codificación y asociación está muy ligada a la memoria, que tiende a recordar conceptos y olvidar los detalles. Por lo tanto, nuestra memoria está poblada de conceptos y asociaciones, de representaciones abstractas de la realidad. Esto, según los estudiosos, tiene profundas consecuencias en la configuración de nuestra forma de pensar. 

¿Qué nos hace humanos? 

El desarrollo del lenguaje podría estar estrechamente vinculado a esta capacidad de pensamiento abstracto. La hipótesis de Quian-Quiroga es que el pensamiento abstracto (y las ‘células de concepto’) y el lenguaje surgieron simultáneamente durante la evolución de Homo sapiens, fortaleciéndose mutuamente. La capacidad de conceptualizar podría ser, por tanto, según esta hipótesis, lo que nos diferencia de cualquier otro ser vivo. 

Esto también nos diferencia, al menos por el momento, de las inteligencias artificiales, las cuales aún no son plenamente capaces de implementar otra característica esencial del pensamiento humano: la llamada inteligencia general, es decir, la capacidad de transferir el conocimiento que se posee de un área a otra, razonando creativamente a través de inferencias y analogías. Los ordenadores, que son máquinas excelentes para almacenar información con precisión, se comportan de manera opuesta al cerebro humano, que, en cambio, almacena poca información para extrapolar significado. 

El 7 de junio de 1942 se publicó en Argentina el cuento de Jorge Luis Borges ‘Funes el memorioso’, la historia de un campesino que, tras caer de su caballo, se golpea la cabeza y comienza a recordarlo todo. Una ‘maldición’, como la define Borges, que arrastra al célebre escritor a los laberintos de la memoria. Por aquel fatídico accidente, Funes se vuelve incapaz de generalizar y se le escapan los conceptos abstractos, siendo la capacidad de olvidar la clave para la abstracción, ignorando detalles, particularidades y matices. 

Esto es precisamente lo que garantizan las ‘células de concepto’ o ‘neuronas Jennifer Aniston’: la capacidad de desarrollar nuestros recuerdos y, en consecuencia, nuestros pensamientos, a partir de conceptos libres de contexto. Entonces, lo que nos hace humanos y diferentes de otros seres vivos -pero también de las máquinas- es nuestra capacidad de abstraer, olvidar detalles y abrir el camino a la creatividad

La neurociencia y la neurotecnología son campos que han logrado importantes avances en los últimos años. Esta evolución en la investigación ha permitido a los científicos comprender mejor cómo funciona el cerebro y ha dado lugar al desarrollo de nuevas tecnologías que pueden ser utilizadas para tratar enfermedades, mejorar el rendimiento cognitivo y aumentar la calidad de vida. De estos retos y oportunidades ha tratado la última edición del Future Trends Forum, ‘Neurotecnología para el bienestar humano’. 

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