Metaversidades, el próximo paso de la educación híbrida 

Resumen generado por IA

La pandemia de 2020 aceleró la adaptación de materiales didácticos y la transición hacia la educación híbrida, combinando aulas físicas y virtuales. Este cambio ha permitido derribar barreras geográficas y sociales, democratizando el acceso a la educación al reducir costos asociados a infraestructuras físicas. Expertos destacan que la tecnología educativa (EdTech) facilita que estudiantes de cualquier lugar reciban una formación de calidad, contribuyendo a un modelo educativo más inclusivo y accesible.

En este contexto surge el metaverso, un universo virtual paralelo que puede revolucionar la educación al crear “metaversidades”: campus universitarios en 3D accesibles mediante realidad virtual. Iniciativas como Meta Immersive Learning colaboran con universidades para desarrollar estos espacios, donde los alumnos experimentan clases inmersivas y en tiempo real, como visitar un campo de batalla histórico o explorar el cuerpo humano en tres dimensiones. Estas experiencias combinan la innovación tecnológica con principios de neuroeducación, potenciando el aprendizaje a través de la emoción y la sorpresa.

Aunque aún es temprano para prever si la educación virtual completamente inmersiva será universal, las metaversidades representan un avance significativo en la evolución del modelo híbrido. La innovación educativa continúa en marcha, buscando formas más eficaces e inclusivas de enseñar y aprender, donde la unión de tecnología y pedagogía abre nuevas posibilidades para el futuro del sector.

Algunas universidades ya desarrollan gemelos virtuales de sus campus como elementos de innovación educativa.

La utilidad de los materiales didácticos como elemento de innovación educativa es, tal vez, una de las lecciones aprendidas más destacadas de los últimos años en el sector de la educación. En pocas semanas de 2020, profesores y alumnos de todo el mundo se las ingeniaron para trasladar la experiencia en las aulas a sus domicilios, adaptando y creando nuevos recursos educativos.   Juntos abrieron la puerta a la educación híbrida. Una transición imparable cuya próxima parada podría estar en el metaverso creando las metaversidades.

Derribar muros en educación 

Lo cierto es que el desarrollo del metaverso, esa especie de universo virtual paralelo en el que podremos hacer de todo un poco, puede revolucionar la realidad tal y como la conocemos. La educación no escapa a esta tendencia, menos aún en pleno proceso de transición hacia un modelo híbrido.  

En realidad, los expertos esperan que el desarrollo de la EdTech y su contribución a un modelo híbrido sirva para universalizar de verdad el acceso a la educación, y que lo haga gracias a su principal virtud: permite llevar las aulas más allá de un lugar físico determinado, ya sean los muros de una escuela rural o los del campus más elitista.  

Esto es básico para la democratización del sector. Tal y como señalaba recientemente Alper Utku, miembro de nuestro think tank Future Trends Forum y fundador de la European Leadership University, el 80 % del precio de las tasas de matrícula procede de una manera de concebir la educación en torno al ladrillo y el cemento, así como de los costes administrativos vinculados a él. 

Así, el uso de tecnología y de materiales didácticos adaptados a la nueva realidad de la educación híbrida facilitan que un alumno pueda recibir una educación de calidad desde cualquier lugar y cualesquiera que sean sus circunstancias personales.  

Y en esto llegó el metaverso y las metaversidades 

Ahora, se trata de aprovechar el impulso experimentado por la EdTech durante lo más crudo de la pandemia para que la educación saque partido de lo mejor de los mundos físico y virtual para convertirse en un sector más inclusivo. Y en estas estábamos cuando surgió el metaverso. Un concepto que puede elevar el papel de los materiales didácticos como elemento de innovación educativa a un nivel sin precedentes. 

De hecho, la auténtica educación híbrida, esa que derribará prácticamente por completo las barreras entre el aula física y la virtual, no llegará de la mano de videotutoriales o clases a través de Zoom. Al menos así lo consideran diez universidades estadounidenses que ya experimentan con gemelos virtuales de sus campus. Se trata de versiones 3D de ellas mismas a las que los alumnos pueden acceder con gafas de realidad virtual. 

Esta idea cuenta con el respaldo de Meta Immersive Learning, un proyecto de Meta en colaboración con una empresa de realidad virtual para crear esas diez “metaversidades”. Además de financiación, este spin off de Meta provee de packs de realidad virtual Quest 2 a las universidades. Cada campus virtual se construirá sobre una plataforma denominada EngageVR

Estos campus virtuales, síncronos y en directo, están asociados a universidades reales. Entre ellas se encuentra Morehouse College, con sede en Atlanta (Georgia), que ya el año pasado ofreció nueve clases en el metaverso a unos 400 estudiantes de distintas disciplinas. Para el próximo otoño, serán 15 ya las clases que impartirá a través de su campus. 

¿Y cómo son esas clases en la metaversidad? Lo mejor es echar un vistazo a este vídeo para hacerse una idea de por qué no será lo mismo asistir a una metaversidad que a una clase a través de Teams: 

Aprender sobre Napoléon en Waterloo 

La clave que puede llevar al éxito a las metaversidades tiene mucho que ver con lo que Amir Baradaran, CEO de ABXR Studio, nos decía recientemente sobre el metaverso: “nos dará una sensación de presencia espacial sin necesidad de estar físicamente allí”.  

Este es un concepto que los campus basados en realidad virtual pueden llevar al extremo, tal y como se ha podido observar en el anterior vídeo: clases de historia en medio de un campo de batalla, viajes al interior del cuerpo humano o experimentos con moléculas en tres dimensiones para las clases de química. 

En estas clases, los materiales didácticos se convierten en elementos de innovación educativa capaces de revolucionar la manera de aprender de los alumnos. Más allá del aspecto estético o del hype tecnológico que puedan provocar, las posibilidades que se abren si se unen conceptos de neuroeducación a este tipo de tecnologías son enormes. Sobre todo si tenemos en cuenta que elementos como la sorpresa o la emoción son claves para sacar el máximo partido a la educación. 

Todavía es pronto para saber si, en el futuro, todos podremos mandar a nuestro avatar a clase —o a jugar al mus— a cualquier campus del mundo. Lo que parece claro es que la innovación para desarrollar un modelo de educación híbrido eficaz no descansa. Las metaversidades son solo un ejemplo más de ello.