Longevidad

Oportunidades de la longevidad por cohortes de edad

Oportunidades de la longevidad por cohortes de edad

Descripción de las preocupaciones y oportunidades que se asocian al aumento de la longevidad en los distintos grupos de edad.

La perspectiva de un mundo más longevo no es igual para una persona de 20 años que para alguien que ya podría ser calificado de anciano, un término que, por cierto, no gusta a casi nadie. ¿Entendemos a los mayores? ¿Sabemos qué quieren? ¿Se sabe más de esta etapa de la vida cuando ya se ha alcanzado o se puede y debe conocer cuando se está lejos de alcanzarla? Pero no todas las personas mayores se comportan igual, este comportamiento varía según las cohortes de edad.

Si la publicidad es el reflejo de la sociedad, ésta obtendría un suspenso claro a la hora de entender las preocupaciones y necesidades de la población envejecida que aumenta. Los anuncios de un mismo de producto dirigidos a las distintas cohortes de edad lo demuestran.

El marketing ya está segmentado en este sentido, pero basta con echar un vistazo a la publicidad para ver que algo falla, que no es lógico que sólo se anuncien hipotecas inversas a los más mayores o sólo se ofrezcan servicios de citas entre mayores para ese segmento de edad, por citar sólo dos ejemplos.

A continuación, las preocupaciones y oportunidades que se asocian al aumento de la longevidad en los distintos grupos de edad representados en los participantes del Future Trends Forum sobre Longevidad. De todas ellas surgen reflexiones de interés.

De los 20 a los 35 años

Ante la perspectiva de convertirse en los Matusalén del futuro, los más jóvenes tienen muchas necesidades, que quieren sean cubiertas y que implican deberes para el resto de la sociedad. En un principio, se abre un campo muy interesante para las personas de esta edad, como una importante oportunidad laboral para cuidar de sus mayores y hacerlo de forma remunerada, de manera que se acabaría con dos problemas de golpe: la inestabilidad laboral y la falta de cuidadores.  En este ámbito, existe una brecha de género: en pleno siglo XXI, este tipo de trabajos se asocian a la mujer y es algo que debería cambiar en esta generación para enfrentar el mundo longevo que se nos avecina.

Para atender a su propia senectud, los jóvenes de hoy se enfrentan a un problema económico serio: trabajos peor pagados, más inestables, viviendas más caras y, en los países donde la educación no está cubierta por los gobiernos, el inicio de la vida laboral con la deuda que han tenido que adquirir para estudiar su carrera universitaria.

La oferta de oportunidades para el ahorro, productos financieros con este fin dirigidos específicamente a su grupo de edad es algo que el sector financiero podría hacer por ellos.

Las Administraciones Públicas podrían tomar medidas para paliar el desencanto con el futuro de los más jóvenes y la redistribución de impuestos es algo que se ha de poner sobre la mesa, con la educación y la salud como máxima prioridad de su destino.

De los 36 a los 50 años

A priori, todo es de color de rosa en esta generación de cara a un futuro en el que se vivirá más, en el que parece habérseles concedido un tiempo extra con el que nadie contaba. Sin embargo, la perspectiva cambia cuando echan un vistazo a la generación anterior, los conocidos como baby boomers, que pudieron comprarse sus casas sin demasiadas dificultades y sabían que iban a disfrutar de una pensión justa. 

En la actualidad, esta generación tiene que asumir que el sistema de pensiones es muy posible que sea insostenible y que no llegue a cubrir su jubilación. A cambio, cuenta casi con una segunda oportunidad, una doble vida en la que tendrán tiempo para hacer muchas más cosas en todos los ámbitos, desde la reinvención laboral impensable en la generación anterior, a la familiar, con un aumento de la paternidad tardía e incluso de los segundos y terceros matrimonios.

El aumento de la longevidad da a este segmento de edad la oportunidad de actuar como puente entre generaciones, hacer que las inmediatamente anteriores y posteriores a la suya mejoren su convivencia ayudando, por ejemplo, a la digitalización -una capacidad que ellos sí han podido aprender y asimilar- de los más mayores.

De los 51 a los 65 años

El aumento de la longevidad toca de pleno a esta generación sándwich, situada entre los que ya son considerados mayores y todo el resto. Se trata de una generación feliz, como demostró el concepto sociológico de la curva u de la felicidad, que afirma que es a partir de los 50 años cuando se vuelve a disfrutar de la vida, tras una estresante etapa en la que hay que sacar adelante una carrera, una familia y además pensar en el futuro.

Esa sensación de estar en un escenario interesante convive con la de una nueva responsabilidad: la de saber que todo lo que se lleva a cabo en esa etapa tiene un impacto directo en la vejez. Así, entre las preocupaciones predomina la llamada zona roja -el momento en que empieza la vida con problemas de salud no mortales, pero sí con un alto impacto en la calidad de vida-. Lo que preocupa no es tanto su existencia como la incertidumbre de cuándo comenzará.

Porque este momento puede presentarse en el timing más inoportuno, teniendo en cuenta las responsabilidades de esta generación no sólo para con ella sino para con los más jóvenes -muchos a esta edad siguen teniendo que apoyar a sus hijos, estudiantes universitarios- y los más mayores -es este segmento de edad el que ha de apoyar financieramente el cuidado de la salud de sus padres, a los que a menudo ha de llevar a vivir con ellos-.

Así, son muchas las áreas de oportunidad que se centran en esta generación. Son las relativas a:

– Mejorar la salud y el bienestar. Cómo cambiar su comportamiento para retrasar al máximo esa zona roja.
– El mundo laboral. Es más que posible que sea a este grupo poblacional el que se enfrente, sin saberlo previamente, a un retraso en la edad de jubilación.
– La vida social. La vejez aún se ve como algo negativo y que de alguna manera aparta de la socialización a sus protagonistas
– La política, porque se trata de una generación que puede hacer mucho por el cambio.

Existen también oportunidades de negocio dirigidas específicamente a esta generación que, por heterogénea, requiere de una customización en aspectos que abarcan desde la dieta a la planificación financiera.

Cohortes de edad: De los 66 a los 80 años

A las personas que aún no han cumplido los 81 años, el aumento de la longevidad les viene como un regalo inesperado, que les abre un mundo lleno de oportunidades, cuando lo que se veía hace apenas unos años con esa edad era un mundo plagado de certidumbres poco placenteras.

Si antes se intuía que la pérdida de movilidad asociada al envejecimiento era un sinónimo de quedarse encerrado en casa o convertirse en una carga para los familiares más cercanos, ahora la tecnología permite ver a la vuelta de la esquina vehículos que pueden transportar a una persona sin conductor, ni siquiera asistente.

Si antes era inevitable acabar a los 65 años con la vida laboral, ahora se vislumbra un futuro en el que existen las oportunidades también laborales, en el que la experiencia puede ser un valor reconocido por el resto de generaciones. Es en esta etapa cuando las personas empiezan a ver a su alrededor problemas físicos, y es también el momento idóneo -sobre todo si no se es aprensivo—para prepararse para el final de la vida al que cada uno aspira.

Cohortes de edad: De los 81 a los 140 años

A pesar de ser el grupo que más cerca tiene la muerte por una mera cuestión de estadística, no se trata de una generación infeliz, ya que la felicidad se construye a través del equilibrio entre la realidad y las expectativas. Aunque puede que el mundo que rodea actualmente a los más mayores no es el mejor, tampoco tienen grandes expectativas.

Esta generación convive con realidades difíciles de asumir, el sentimiento de pérdida es el más generalizado:

– Se teme perder la independencia financiera, la salud, la interacción social.
– Se teme no tener tiempo para hacer todas aquellas cosas que no se han podido llevar a cabo antes, desde leer a pasar más tiempo con las personas que se quieren.

La parte positiva es que este periodo de la vida viene acompañado de una mayor serenidad, una sensación de no deber nada a nadie ni tener nada que demostrar a la sociedad. En este grupo preocupa mucho más el aumento de vida con salud que el de la esperanza de vida en sí. Una mayor vida saludable sí implica muchas oportunidades, la mayoría enfocadas al sector tecnológico y al de los cuidados. En este sentido, la política también tiene algo que decir a estos de votantes activos a quienes les preocupa, por ejemplo, las trabas a la inmigración que pueden poner en peligro el cuidado que necesiten.

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