Aplicaciones de la industria espacial
¿El siguiente hito en el sector del espacio? Llegan las estaciones espaciales privadas

Conocemos las tendencias del sector del espacio de la mano de de dos referentes: Jeffrey Manber y Charles Bolden
El sector espacial vuelve a ocupar titulares de prensa y a despertar el interés del gran público: no sólo los recientes vuelos de SpaceX, Virgin Galactic y Blue Origin, que suponen los primeros viajes comerciales al espacio, sino también las recientes pruebas del cohete SLS (Space Launch System) de la NASA que llevará al hombre de nuevo a la Luna, con el programa Artemis.
Ya se habla de “economía espacial” y de “economía lunar”. Incluso, algunos como Elon Musk, se atreven a hablar de “economía marciana”, que incluye la visión de que los humanos seamos una especie multi planetaria.
Pero, ¿cuál es el estado del arte del negocio espacial? ¿Dónde están las oportunidades? ¿Cuáles son las grandes tendencias?
Hemos celebrado un #FutureTalks con Jeffrey Manber, considerado uno de los empresarios pioneros en hacer realidad oportunidades económicas alrededor del espacio, y con Charles Bolden, patrono de la Fundación Innovación Bankinter y que ha sido el administrador de NASA.
Si no has podido asistir en directo al evento, te invitamos a que lo veas, ya que estos dos expertos nos aportan claves muy interesantes sobre el futuro de la industria espacial:
Antes de resumir algunas de las ideas y reflexiones más interesantes que nos han dejado Jeffrey y Charles, os compartimos algunos datos relevantes sobre sus trayectorias:
Trayectoria de Jeffrey Manber
Jeffrey Manber es el fundador y CEO de NanoRacks, la primera empresa en el mundo en poseer y comercializar su propio hardware, software y servicios para la Estación Espacial Internacional (EEI). Ha supervisado el despliegue de más de 300 cargas útiles en la EEI, y el despliegue de 64 satélites en la órbita terrestre baja.
Recientemente ha vendido NanoRacks a Voyager Space, siendo hoy en día el Presidente del área Internacional y de Estaciones Espaciales de Voyager Space, que comercializa servicios desde la Estación Espacial Internacional para clientes comerciales y para investigación educativa, institucional e industrial.
También es el cofundador y presidente del consejo de administración de StarLab Oasis, una compañía Space AgriTech cuyo objetivo es descubrir innovaciones que ayuden a reverdecer las regiones más secas de la Tierra mediante el uso de innovaciones aeroespaciales.
Jeffrey es, ante todo, un visionario de las oportunidades comerciales en el espacio. De hecho, a principios de los años 1990s, consiguió la integración de la industria espacial rusa en los principales programas espaciales, incluido el de la Estación Espacial Internacional. Y en el año 2000, consiguió lanzar la primera misión en órbita con tripulación financiada con fondos privados. Esa misión fue un hito en lo que denominamos la comercialización del espacio, porque fue:
– el primer paseo espacial financiado comercialmente,
– la primera misión espacial sin financiación gubernamental y
– los primeros exploradores espaciales pagados íntegramente por una empresa privada.
Trayectoria de Charles Bolden
En su larga trayectoria profesional, este marine con más de 6.000 horas de vuelo que llegó al rango de Mayor General, se convirtió en astronauta en 1981. Charles ha comandado varias misiones al espacio, entre ellas, en el trasbordador Columbia, donde fue el piloto de las misiones STS-61-C y STS-31.

Como máximo responsable de la NASA durante la presidencia de Barack Obama, presentó en 2015 los planes de la NASA para un viaje tripulado a Marte.
Reflexiones sobre el futuro del espacio
A continuación, recogemos algunas de las ideas que han compartido Jeffrey y Charles en este #FutureTalks:
1. La vuelta al emprendimiento en el espacio:
Para Jeffrey, se está produciendo una vuelta a los orígenes en la exploración del espacio. Lo que él denomina un cierre del círculo, 100 años después.
A principios del siglo 20, todas las actividades alrededor del espacio estaban lideradas por emprendedores, soñadores, científicos y profesionales aeronáuticos, muchas veces apoyados por inversores privados y mecenas. Con otra característica fundamental: era un movimiento internacional donde se juntaban los mejores talentos del momento para proponer proyectos e intentar llevarlos a cabo.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el espacio se convirtió en un campo estratégico para los gobiernos y se produjo un movimiento hacia lo público, donde las agencias gubernamentales eran las únicas que podían realizar actividades en este campo. Esta tendencia ha durado más de medio siglo.
La vuelta a los orígenes, esto es, que la industria la lideren los emprendedores, se está produciendo desde hace unos 20 años, con la entrada de emprendedores y de capital privado en un sector que ya, a día de hoy, podemos considerar abierto al público. De hecho, existen en el mundo más de 100 compañías que se encuentran desarrollando vehículos espaciales, entre ellas, la española PLD Space.
PLD Space es un referente europeo en el desarrollo de cohetes reutilizables, y hoy en día trabajan tanto en un vehículo de lanzamiento suborbital (MIURA 1), como en otro de lanzamiento orbital (MIURA 5). Para hacernos una idea de la salud del sector, PLD Space ha cerrado recientemente una ronda de inversión Serie B de 25 millones de euros.
2. Democratización del espacio
Esta apertura hacia el sector privado, está permitiendo ofrecer soluciones y proponer proyectos que hace unos años eran impensables.
Por un lado, está la innovación tecnológica: satélites cada vez más pequeños y más baratos de fabricar y de poner en órbita, con miniaturización de equipamiento clave, como por ejemplo las cámaras de alta resolución desarrolladas por la también española SATLANTIS, permiten abaratar enormemente los costes.
Por el otro, las personas, las competencias y el talento: en una entrevista que con el CEO de SATLANTIS, Juan Tomás Hernani, , nos hablaba de la importancia del capital humano y del talento. Europa tiene la oportunidad de tomar la iniciativa, pues cuenta con más de 3.000 ingenieros especializados en el espacio, con una edad media de 31 años, y ratios de crecimiento altísimos, de un 50-80% interanual.
Esto permite que existan pequeños satélites, mucho más baratos de fabricar y de lanzar, alrededor de los cuales se crean multitud de servicios. Sirven, entre otras cosas, para monitorizar el clima, para hacer seguimiento de la polución, para supervisar y controlar desarrollos urbanísticos, para detectar riesgos de desastres por vertidos.
La existencia de este ecosistema ha hecho florecer a su alrededor una multitud de startups “espaciales” que son capaces de ofrecer servicios y soluciones a terceros mediante el uso de datos satelitales, que, alimentando algoritmos de inteligencia artificial, consiguen, por ejemplo, estimar la biomasa y el almacenamiento de carbono de los árboles. La existencia de fondos de capital riesgo especializados en este tipo de startups, nos da una idea del potencial de este subsector espacial. Un ejemplo es Space Capital, firma de capital riesgo que invierte sólo en rondas semilla (seed) en startups del sector espacial.
3. Siguientes pasos: Las estaciones espaciales privadas.
La siguiente revolución en la industria del espacio será en los destinos, tal y como nos apuntan Charles y Jeffrey.
Hoy en día sólo existen dos destinos: la Estación Espacial Internacional y la estación espacial Tiangong china. Su módulo central Tianhe, se lanzó el 29 de abril de 2021, seguido de múltiples misiones con y sin tripulación y dos módulos más que se lanzarán en 2022.
Nuestros expertos pronostican que de aquí a entre 5 y 10 años existirán 3 o 4 estaciones espaciales privadas donde la NASA y otras agencias y organismos gubernamentales serán unos clientes más.
Este movimiento hacia la privatización y la colaboración público-privada es un círculo virtuoso. A medida que los gobiernos se comportan como clientes, aflora la inversión privada.
Pero no debemos engañarnos: estamos muy al principio de esta tendencia. Por ahora, existe un exceso de propuestas y, aún, faltan inversores. Poco a poco, se irá produciendo un ordenamiento natural en cuanto a lanzamientos en función de órbitas y altitudes, para cubrir necesidades reales de negocio.
¿Cómo será el proceso? Según los expertos, habrá dos etapas en la construcción de estaciones espaciales:
- Una primera etapa donde los módulos y las cargas útiles se construyan en la Tierra y luego se lancen.
- Y una segunda etapa, que ocurrirá dentro de entre 10 a 20 años, donde gran parte de la fabricación de módulos se pu
ùeda realizar en el espacio, abaratando muchísimo los costes de todo el proceso.
4. ¿Habrá humanos viviendo permanentemente en el espacio?
Existe bastante debate sobre la necesidad y sobre la utilidad de que los humanos vayan al espacio, más allá de realizar labores de ingeniería e investigación. Por un lado, están lo que piensan como Elon Musk, que defienden que el futuro de la humanidad pasa por ser una especie multi planetaria. Por otro, están los que piensan como Jeff Bezos, que dicen que lo que hay que hacer es llevar al espacio los procesos de fabricación y producción más contaminantes, liberando al planeta de contaminación.
Sea como fuere, ambos expertos están de acuerdo en que es necesario divulgar y dar a conocer todo el potencial que depara el espacio para la humanidad y lo sencillo que se está convirtiendo el acceso a proyectos, servicios y productos espaciales.
5. Algunas reflexiones finales sobre el futuro del espacio
– Existen campos aún por explorar que podrían suponer un cambio de paradigma en la provisión de energía, que podría generarse en el espacio y transportarse hasta la Tierra.
– Es necesario impulsar el modelo de enseñanza STEAM, ya que el sector espacial demandará ingentes cantidades de este tipo de perfiles en los próximos años. Charlie nos cuenta que por ejemplo, desde la NASA hay vigentes más de 800 acuerdos con la educación STEM en todos los niveles educativos.
– Desde la privilegiada perspectiva de una persona que ha visto la Tierra desde el espacio, cerramos con una reflexión de Charlie Bolden, que creemos muy inspiradora para la concienciación sobre el cuidado del medioambiente y la diversidad planetaria:
La Tierra no es frágil. Es un planeta que tiene miles de millones de años y que estará aquí otros miles de millones de años. Lo que sí es frágil es la vida en la Tierra y, más en concreto, la especie humana.
Si te interesa el sector del espacio, no dejes de ver este #FutureTalks: