Akademia
Del aula al emprendimiento digital: el viaje de Arkaitz Bastida desde Akademia hasta Sabbatic

Arkaitz Bastida, cofundador y CEO de Sabbatic, nos cuenta cómo su paso por Akademia marcó su forma de innovar, emprender y liderar. Una historia de velocidad, incertidumbre… y facturas
En la Fundación Innovación Bankinter, nos sentimos muy orgullosos de los exalumnos que se han formado en nuestro programa Akademia.
La singularidad del programa radica en su diseño y ejecución: abarca desde un exigente proceso de selección de estudiantes hasta un enfoque práctico y vanguardista en el contenido de las clases, complementado por la excelencia de los docentes. Esta combinación resulta en alumnos entusiastas por la innovación, preparados para aportar ideas nuevas y soluciones creativas en sus respectivos campos.
Retomamos la serie de entrevistas a antiguos alumnos de Akademia, con Arkaitz Bastida como protagonista. Su trayectoria es una inspiración para quienes creen que la innovación también se puede aplicar a algo tan cotidiano como una factura.
Arkaitz Bastida, cofundador y CEO de Sabbatic, nos cuenta -en esta entrevista con Claudia Diz, responsable del programa Akademia- cómo su paso por Akademia cambió su manera de entender la innovación, el emprendimiento y el aprendizaje. Un viaje que empieza en la universidad, continúa en un restaurante Michelin y culmina en una Fintech homologada por Hacienda.
El programa Akademia: donde empieza todo
Arkaitz formó parte de la generación 3G del programa iNNoVaNDiS de la Universidad de Deusto, desde donde participó en el programa Akademia. Lo que encontró allí fue algo muy distinto al entorno académico tradicional: “Era como una ruptura con la dinámica estándar. Un soplo de aire fresco… pero con disciplina”, recuerda.
A diferencia de las clases convencionales, Akademia no se centraba tanto en la teoría como en desarrollar criterio propio, ejercitar la creatividad y actuar con autonomía. Según Arkaitz, esto marcó una gran diferencia: “Éramos un grupo muy inquieto. Había energía. Todos queríamos aportar”. Y aunque el programa era voluntario, implicaba un alto nivel de compromiso: “Si faltabas a una sesión, sentías que te estabas perdiendo algo importante. Todo era muy rápido, muy intenso”.
Uno de los aprendizajes que más le marcó fue la rapidez: hacer mucho en poco tiempo, sin buscar la perfección, pero alcanzando ese punto de inflexión donde cada hora extra deja de aportar valor diferencial sustancial. Una habilidad clave para emprender, que ha aplicado desde entonces.
Prácticas sin guion: innovar desde la incertidumbre
Una de las experiencias que más le marcaron fue durante las prácticas asociadas al programa. Le asignaron un reto que, a priori, parecía desconectado de sus estudios: rediseñar la gestión de la bodega de un restaurante con dos estrellas Michelin. Sin experiencia en restauración ni conocimientos enológicos, se enfrentó a una hoja en blanco. “Mi proyecto decía: ‘proponer una nueva forma de gestionar la bodega’. Y punto. Sin indicaciones. Sin pautas”.
Ante el desconcierto, la única opción era moverse: preguntar, observar, equivocarse y volver a intentarlo. “Al principio estaba perdidísimo. Pero ese proceso de búsqueda me enseñó algo clave: aunque no sepas por dónde empezar, puedes construir algo valioso si escuchas, si te involucras, si te lanzas”.
Aquella experiencia, más cercana a un reto real que a una simulación académica, fue una escuela de autonomía, aprendizaje rápido y acción bajo presión. “La vida real es eso. Nadie te da el proyecto masticado. Tienes que construirlo desde cero”, reflexiona.
Sabbatic: innovación homologada
Ese enfoque práctico, que mezcla exploración, agilidad y compromiso, lo aplicaría años después al fundar Sabbatic, una plataforma de digitalización automática de facturas y tickets. Hoy, Sabbatic está homologada por la Agencia Tributaria y las Haciendas Forales, y permite a empresas eliminar los justificantes de papel en sus procesos contables con total seguridad legal.
Pero llegar hasta ahí no fue fácil. “Estamos hablando de 2012 o 2013. No existía la IA como ahora. Y ni siquiera estaba claro que se pudiera extraer información fiable de una foto hecha con el móvil”, cuenta Arkaitz. En aquella época, los dispositivos Blackberry todavía estaban en el mercado y Nokia era un competidor fuerte. Hablar de escanear tickets con el móvil sonaba a ciencia ficción.
El mayor reto fue adaptar una tecnología emergente a una normativa pensada para otra época. “La regulación que permite eliminar los justificantes en papel es de 2007. No habla de apps. Habla de escáneres de sobremesa”. Así que el equipo de Sabbatic tuvo que reinterpretar las normas, mapear los procesos paso a paso y demostrar que su solución cumplía con todos los requisitos legales. “Era un trabajo de ingeniería… y de traducción normativa”, resume.
Desde su fundación en 2013, Sabbatic ha evolucionado hasta convertirse en un proveedor SaaS que forma parte del ecosistema Fintech. Su tecnología, basada en inteligencia artificial aplicada, se caracteriza por la rapidez y fiabilidad en la extracción de datos. Permite automatizar procesos contables y eliminar por completo el papel, cumpliendo con toda la normativa fiscal y los estándares de seguridad requeridos.
La plataforma ofrece una experiencia de uso muy intuitiva y permite una configuración avanzada, adaptándose a cada tipo de proceso y empresa. Gracias a esta flexibilidad, puede integrarse fácilmente con cualquier ERP del mercado y sincronizar todos los datos digitalizados con su propio sistema de reporting, lo que convierte a Sabbatic en una solución completa, escalable y sin fricciones para la gestión de gastos y facturas.
Hoy, miles de usuarios de startups, pymes y grandes corporaciones confían en Sabbatic para simplificar y digitalizar procesos financieros que antes eran lentos, costosos y propensos a errores.
El triple reto: tecnología, normativa y ventas
Pero más allá de los aspectos técnicos y legales, Arkaitz destaca un tercer reto mucho más humano: vender.
“El Excel lo aguanta todo. Pero luego sales al mercado y nadie se para en tu escaparate. O peor, se paran en el de al lado, que ofrece un producto peor, pero más visible”. Aprender a vender, conectar con clientes y generar tracción ha sido, según él, el desafío más complejo y, a la vez, más decisivo para Sabbatic.
De amenaza a oportunidad: aprovechar los cambios normativos
En un mundo donde las empresas están obligadas a digitalizarse por ley, Arkaitz invita a cambiar el enfoque. “Puedes encerrarte a llorar o aprovechar ese momento para repensar procesos, romper lo que ya funcionaba y construir algo mejor”.
Él mismo lo vivió cuando la normativa de digitalización se convirtió en la excusa perfecta para rediseñar todo el proceso de captura y gestión documental en las empresas. “Las normas a veces nos obligan a innovar donde antes no nos atrevíamos”.
Lecciones del camino emprendedor
Uno de los errores que Arkaitz reconoce, fue intentar hacerlo todo “in-house”. Desde la contabilidad hasta los trámites legales. “Por ahorrar unos euros, perdimos un tiempo valioso. Hoy externalizaría todo salvo el núcleo del negocio, incluyendo el desarrollo tecnológico”.
También aprendió que no basta con tener el mejor producto. Mientras ellos perfeccionaban la tecnología, sus competidores ya estaban vendiendo soluciones a medio hacer. “Tuvimos que aprender que el producto perfecto no existe. Hay que salir antes, comunicar más y testear cuanto antes”.
Consejos para futuros innovadores
A quienes están ahora en Akademia con ideas emprendedoras, Arkaitz les da un consejo claro: compartir la idea. “El miedo a que te la roben es infundado. Lo difícil no es tener una idea, sino montarla, ejecutarla, escalarla. Y para eso necesitas feedback”.
También recomienda abrazar el cambio y dejar de aferrarse a la idea inicial. “No hay que enamorarse de la primera versión. Los clientes te lo van a cambiar todo. Hay que estar preparado para iterar constantemente”.
Cultura de equipo y mejora continua
En Sabbatic trabajan con metodologías ágiles desde el primer día. Cada dos semanas lanzan nuevas versiones del producto, con mejoras basadas en sugerencias de clientes y del propio equipo, desde desarrollo hasta marketing.
“Nos reunimos quincenalmente, todos los equipos, y compartimos qué hemos hecho. Así salen nuevas ideas, sinergias y mejoras. Y muchas veces, una idea genial desde producto se desmonta en cinco minutos cuando el equipo de soporte explica que el cliente no lo va a entender. Eso es innovación de verdad: cruzar perspectivas”.
Mirando al futuro: la gestión sin código
Para Arkaitz, el futuro pasa por empoderar a los equipos de gestión sin depender de IT. “Hoy todavía muchos departamentos financieros no pueden modificar nada sin pedir ayuda al departamento de IT. Eso cambiará”.
El reto será pasar de tener muchos datos a saber hacer buenas preguntas. “La tecnología ya lo permite todo. El reto está en saber qué pedir. Es como tener una carta blanca a los Reyes Magos: ahora no hay excusas”.
Epílogo: de Akademia a Sabbatic
Arkaitz Bastida es un ejemplo claro de cómo el espíritu Akademia -curiosidad, compromiso, agilidad y pensamiento crítico- puede transformarse en un proyecto empresarial con impacto real.
Hoy lidera una Fintech que ayuda a empresas de toda España a digitalizar su contabilidad, cumplir con Hacienda y ganar eficiencia. Y lo hace con la misma mentalidad que cultivó en Akademia: no hay innovación sin incomodidad. Y no hay avance sin acción.
¡Muchas gracias, Arkaitz! ¡Y muchos éxitos!
Si quieres conocer los testimonios de otros alumni de Akademia, aquí puedes verlos.
Y si quieres saber más sobre el programa Akademia, te invitamos a visitar la web de la Fundación.