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Agricultura urbana (vertical y de interior)

Agricultura urbana (vertical y de interior)

En el foro de debate Future Trends Forum, Tech to Table: Avances en agricultura que definirán el futuro de la alimentación, organizado por la Fundación Innovación Bankinter en Madrid, se reflexionó sobre los retos en el sector agrícola y el papel de la innovación que es capaz de transformar los desafíos en oportunidades. La actividad […]

En el foro de debate Future Trends Forum, Tech to Table: Avances en agricultura que definirán el futuro de la alimentación, organizado por la Fundación Innovación Bankinter en Madrid, se reflexionó sobre los retos en el sector agrícola y el papel de la innovación que es capaz de transformar los desafíos en oportunidades. La actividad e impacto de la agricultura no solo se sitúa en los campos. Las ciudades son grandes devoradoras de recursos alimentarios, así como excretoras de residuos. 

¿Pueden las ciudades cerrar el círculo de su producción alimenticia? ¿Es posible incluir dentro de los edificios parcelas de cultivo vertical? El cultivo vertical —apilar bandejas de cultivos hasta el techo de naves industriales regadas con luz de led o columnas repletas de cultivos — se postula como una de las fórmulas de agricultura futuribles a la espera de una nueva revolución agrícola que compite con drones en los campos y satélites que monitorizan cultivos. 

El estado del arte del cultivo vertical

Cuando alguien entra a una plantación vertical de lechugas de lo primero que se da cuenta es de que los agricultores no están morenos y, si no fuese por una franja estrecha a través de la cual se ven los ojos, es que ni estarían. Deambulan vestidos completamente de blanco con cubiertas en los pies, guantes y a menudo gafas protectoras de laboratorio. Llevan redecillas en el pelo como si manejasen material espacial. Y casi, porque es la única forma de cultivar en el espacio.

Apiladas en estanterías de varias decenas de metros de alto, millones de bandejas contienen una infinidad de pequeñas plantas plantadas en sustrato reciclado que flota en un líquido de alta concentración de nutrientes. La luz rosácea fruto de combinar luz azul con luz roja baña las hojas (verdes bajo luz blanca, morados bajo esa atmósfera). Es una máquina muy eficiente que usa la energía, materias y nutrientes precisos.

Uno de cada tres de los cultivos hidropónicos (plantas flotando en líquido, sin suelo) se concentraba en América del Norte. Estados Unidos y Canadá son expertos en cultivar plantas de hoja verde como lechugas con sus más de 2.500 granjas verticales. Le sigue de cerca China, Singapur y Taiwán. La tecnología avanza rápido, pero también se topa rápido con barreras.

Pros y contras de llenar las ciudades de cultivos verticales

Entre las múltiples ventajas del cultivo vertical urbano se encuentran: 

  • Acercar la producción al lugar de consumo.
  • Recircular la materia orgánica mediante compostaje que produzca abonos.
  • Reducir el impacto del cultivo en el medio ambiente.
  • Comprimir de forma notable el área de los cultivos (10 ha en 1000m2).
  • Reducción o prácticamente inexistencia de insumos (nitrogenados y plaguicidas incluidos) al trabajar en entornos cerrados.
  • Y reducción notable en el uso de combustibles y emisiones.

Por contra, las desventajas siguen pesando en muchas ubicaciones y tipos de cultivo: el suelo urbano es costoso e introducir volúmenes de cultivos elevaría aún más el metro cuadrado, la mano de obra pasa a ser tecnificada por lo que buena parte de los agricultores quedarían fuera del modelo, el volumen de residuos tecnológicos aumentaría de forma notable, la energía eléctrica multiplicaría su demanda. Y no podemos dejar de mencionar uno de los mayores retos, recogido por el Future Trends Forum dedicado al desafío de la alimentación: los microorganismos juegan un papel clave en la asimilación de nutrientes, y no sabemos cómo replicarlos.

¿Cómo de eficiente es el cultivo vertical en ciudad? Depende de la ciudad, depende del cultivo

Uno de los artículos más relevantes al analizar los cultivos verticales y compararlos con otras formas de cultivo fue publicado en 2022 y analizaba el rendimiento potencial de seis hortalizas en tres modalidades: agricultura intensiva tradicional, invernadero y agricultura vertical. Las conclusiones fueron meridianamente claras: depende de muchas cosas.

Se llegó a la conclusión de que en climas fríos el cultivo vertical tenía sentido si el objetivo era reducir emisiones de gases de efecto invernadero, de que el invernadero es relativamente más eficiente que los otros dos modos si se mide área ocupada, que solo en Reikiavik el cultivo vertical era la mejor de las tipologías (por la abundancia de energía geotérmica), que en Estocolmo el cultivo vertical competía con la agricultura a cielo abierto o que en Emiratos Árabes Unidos el cultivo bajo techo era ideal. Lo cual es lógico si se tiene en cuenta que es uno de los climas más desfavorables para el cultivo.

¿Es posible alimentar a las ciudades solo con agricultura vertical?

No, es imposible. Al menos, si las ciudades son como las actuales. Se estima que cada persona adulta requiere entre 20 y 100 metros cuadrados de suelo cultivable para producir la comida que requiere para vivir, en función del tipo de comida, los nutrientes esperados y el clima. No menos de 10 y no más de 200 (si la dieta es vegetal, si incluye productos cárnicos las escalas se multiplican por 10). De modo que, ¿de dónde saldrían?

Basta echar un vistazo alrededor para verificar que no hay tanta área libre en entornos urbanos. ¿Quién puede prescindir de 20 a 100 metros cuadrados de su vivienda cuando a menudo múltiples personas habitan inmuebles más pequeños que ese máximo? Sí, el cultivo vertical permite apilar bandejas, pero tiene sus límites. Aumentando la eficiencia, cada persona necesita destinar un dormitorio a producir su comida.

Ciudades fotovoltaicas rodeando ciudades de lechugas que rodean la ciudad de los humanos

Desde los inicios de esta tecnología está claro que no es viable producir el 100 % de la comida dentro de la ciudad, por lo que muchos de los campos de cultivo se desplazan a la periferia urbana donde el precio del suelo es bajo y donde es posible instalar fotovoltaica de forma masiva. Después de cinco siglos volvemos a un modelo urbano en el que el cultivo rodea la ciudad, aunque ahora está dentro de edificios.

Sin embargo, y pese a que estos cultivos suelen necesitar mucha menos energía por unidad de nutriente (no hay meteorología adversa, no hay plagas, no hay robos, y además es muy eficiente), no deja de ser una tecnología electro-intensiva que requiere de importantes áreas de placas fotovoltaicas. Por lo que es de esperar que si la tecnología se populariza tengamos ciudades fotovoltaicas rodeando ciudades de lechugas que rodean la ciudad de los humanos.

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