Aplicaciones de la industria espacial
Así seremos capaces de interceptar asteroides que pasen cerca de nuestro planeta
“Impactadores” cinéticos, tractores espaciales y bombas atómicas son algunas de las soluciones contra asteroides que pasan cerca de la Tierra.
La tecnología ha aumentado de forma considerable durante los últimos milenios, siglos y décadas. Cada año somos, como especie, capaces de hacer más. Sin embargo, desviar un asteroide capaz de destruir la Tierra (o su biosfera) es una de esas tareas para las que aún no tenemos una solución técnica probada. Aunque se está en ello y existen varios proyectos prometedores.
¿Qué pasaría si un asteroide impactase contra el planeta?
“Entraría en la atmósfera de la Tierra a tal velocidad que el aire no podría apartarse y se comprimiría, como hace en una bomba para la bici”, en palabras de Bill Bryson. A esto le seguiría “una pared ondulante de oscuridad que llegaría hasta el cielo y que llenaría todo el campo de visión, desplazándose a miles de kilómetros por hora”, en absoluto silencio, ya que el sonido viaja más despacio. Es malo.
Por supuesto, Bryson se refería a meteoritos de los grandes, de 30 a 50 metros de largo, a los que la NASA llama PHOs (objetos potencialmente peligrosos), los mismos que veríamos llegar de lejos. Todos los años caen miles de asteroides en el planeta, muy pocos de los cuales llega a causar algún daño. La mayoría ni siquiera se detectan, ni pueden causar daños. Son demasiado pequeños y se desintegran casi por completo al entrar en la atmósfera. Esos están más que controlados.
Detectar los asteroides cercanos, el primer paso
Antes de lanzar una bomba al espacio al estilo de Armageddon (la película de 1998), o usar métodos más fiables, conviene saber qué asteroides se acercan peligrosamente. Para ello existen varios proyectos de estudios de salvaguardia espacial) como el que busca NEOs (objeto próximo a la Tierra, Near-Earth Object).
Se han detectado miles de Apolos (asteroides que cruzan la órbita terrestre), aunque ninguno lo hace exactamente en el momento en que pasa por ahí nuestro planeta: llegan antes o después. 2009FD, uno de los asteroides más peligrosos detectados hasta la fecha, tiene un 0,2 % de posibilidades de chocar con la Tierra en 2185. La estadística está de nuestro lado. La ciencia también.
1. ‘Impactadores’ cinéticos: billar cósmico
Como si de una mesa de billar se tratara, en noviembre de 2021 se lanza DART a bordo de un cohete Falcon 9 de Space X con dirección a la luna de Didymos. Didymos es un pequeño asteroide con una diminuta luna acompañándole. La idea es probar la tecnología de impacto cinético y ver si, efectivamente, es posible desviar el pequeño cuerpo empujándolo al chocar con una nave kamikaze. El impacto ocurrirá en septiembre de 2022.
2. Tractor espacial: usando la gravedad
Una forma menos física de cambiar la dirección de un cuerpo es usar un tractor espacial. Pese al nombre, no es maquinaria agrícola sino tracción gravitatoria. La idea es ubicar una nave espacial de mucho peso junto al asteroide en cuestión, de modo que su mera presencia desvíe ligeramente la trayectoria al atraer al asteroide. Gracias a la microgravedad generada por la nave, será posible modificar sustancialmente la ruta del asteroide. Siempre y cuando se haga con el tiempo suficiente, claro.
3. Bombas nucleares: cuando el tiempo apremia
Tanto el impactador cinético como el tractor espacial requieren mucha previsión. Pero, ¿y si no hay tiempo? ¿Y si el NEO se detecta con pocos años de adelanto? En este caso, el plan es, de momento, usar bombas nucleares limpias. A diferencia de las sucias, estas bombas no contaminarían los restos del asteroide. Así, si estos cayesen a la Tierra, serían inertes. Aunque es posible que la explosión no destruya el cuerpo, sino que solo lo desvíe un poco.
La ciencia ha demostrado que es posible desarrollar tecnología que permita desviar o bloquear los asteroides. Actualmente varios de estos proyectos se encuentran en fase de pruebas, y se espera contar en unas décadas con un escudo planetario que nos defienda de algunas de las amenazas de ahí arriba.