Educación
Cuando las carreras de letras son imprescindibles en tecnología

¿Tienen las «carreras de letras» cabida en el ámbito tecnológico? La respuesta, obviamente, es que sí. Es más, la tecnología necesita con urgencia que expertos y expertas de disciplinas humanísticas (filosofía, lenguaje, periodismo, antropología, arte, etc.), con objetivos tan variados como hacer viable desarrollo de la misma o añadir perspectivas éticas. Más ética para las […]
¿Tienen las «carreras de letras» cabida en el ámbito tecnológico? La respuesta, obviamente, es que sí. Es más, la tecnología necesita con urgencia que expertos y expertas de disciplinas humanísticas (filosofía, lenguaje, periodismo, antropología, arte, etc.), con objetivos tan variados como hacer viable desarrollo de la misma o añadir perspectivas éticas.
Más ética para las máquinas
«Sus científicos estaban tan preocupados de si podrían o no, que no se detuvieron a pensar en si debían hacerlo», explica el ficticio matemático Ian Malcolm en Jurassic Park (1993). A menudo, la ciencia ficción (una disciplina a caballo entre letras y números, por cierto) ha servido como trampolín para hacer preguntas éticas sobre tecnología.
La ética de la inteligencia artificial lleva años contratando profesionales de la filosofía para que los objetivos de la IA coincidan con los objetivos de la humanidad. En noviembre de 2021, los 193 estados de la UNESCO firmaban La ética de la inteligencia artificial (2021), un libro blanco de la ONU que servirá de guía.
Lingüistas computacionales para la IA
Los lingüistas llevan décadas abordando la compleja comunicación humana, enseñando a las máquinas a entenderla y aplicarla. Por ejemplo, en tecnología de reconocimiento de voz (Comprensión de Lenguaje Natural).
Desde febrero de 2019, fecha en que se lanzó GPT-2, la tecnología de procesamiento de lenguaje no ha hecho más que evolucionar. Y de forma acelerada. Estos modelos funcionan, grosso modo, analizando qué palabra encaja mejor a continuación de un texto escrito. Profesionales como lingüistas o filólogos se han involucrado en su desarrollo, y siguen analizando los resultados con el objetivo de que sean más ‘humanos’.
Inteligencia ‘fact-cheking’, una nueva batalla
Uno de los motivos por los que OpenAI no liberó el código de GPT-2 era el temor a que la IA se convirtiese en un foco de desinformación. Llamaron a esta distopía la automatización de la desinformación, que compartía futurible con ahogar puntos de vista plurales (la IA simplifica, a menudo, en exceso). ¿Había solución?
La inteligencia artificial es tan certera como lo son las fuentes que utiliza y tan variada como multicultural es su base de datos de entrenamiento. Es por ello por lo que se persigue que la inteligencia artificial trabaje de forma activa junto a agencias de verificación de hechos (fact-checking) de forma que no se cuelen bulos, errores o directamente mentiras.
Educar a la inteligencia artificial que educa a los humanos
Desde hace unos años es cada vez más frecuente ver enseñanza asistida por inteligencia artificial, principalmente mediante aplicaciones. Esta asistencia acorta el tiempo de estudio, acelera la curva de aprendizaje o facilita una mejor comprensión de la temática, adaptando el contenido a las capacidades. Aunque aún requiere mucha asistencia profesional.
Las ‘carreras de letras’, docencia incluida, formará parte indisoluble del binomio entre IA y educación, tanto porque las técnicas de enseñanza evolucionen y deban ser revisadas, como por la necesidad de empatía desde el ámbito educativo, especialmente institucional. Al igual que ahora hay aulas invertidas en las que se resuelven dudas del estudio y se hacen ejercicios, es posible que la IA rediseñe la forma en que aprendemos.
PsicologÍA y experiencIA
Las nuevas tecnologías, y esto incluye a la inteligencia artificial, necesitan un marco de aplicación que no genere impactos negativos en la salud mental de la población (por ejemplo, los derivados de algunas redes sociales), así como un diseño fluido y adaptado a todas las capacidades que permita su uso por parte de colectivos muy diferentes.
Es aquí donde ramas como la psicología, el diseño o la inclusividad, con fuerte arraigo humanista, entran en juego. Las aplicaciones han de resultar accesibles y potenciar las habilidades humanas, no sustituirlas o, casi peor, desplazar a algunos colectivos.
Letras y números, borrosas letras y números
Durante los siglos XVIII, XIX y buena parte del XX, ha existido una fuerte dicotomía entre letras y números, debido a una parcelación del conocimiento meramente funcionalista y, a la postre, insuficiente. En la actualidad, aunque las ramas de estudio siguen escindidas, cada vez hay más mezcla y simbiosis en reconocimiento al eclecticismo.
La mayoría de las disciplinas que dan lugar al trabajo tal y como se conoce no puede prescindir de ninguna aproximación, motivo por el cual se buscan equipos interdisciplinares. Un matemático analfabeto es tan práctico como un lingüista anumérico, porque no existen disciplinas puras o aisladas.
La inteligencia artificial se ha erigido como una de esas ramas capaces de coser las roturas históricas entre estudios aparentemente enfrentados como la filosofía, la matemática, la programación o la lingüística. Sin perder su esencia, las carreras de humanidades incluyen el abordaje de la tecnología y, carreras técnicas, su filosofía o lengua.