Economía NetZero
Hacia una industria NetZero y competitiva

El reto de la industria europea es descarbonizarse manteniendo su competitividad. Los planes de la Unión Europea de liderar el objetivo Net Zero, junto con el plan de recuperación Next Generation EU, ofrece una oportunidad única a la industria española para su modernización, si sabe cómo innovar en sus modelos de negocio y procesos.
Nos encontramos en un momento lleno de incertidumbre que afecta a todos los actores sociales. Respecto a la industria, sus mayores preocupaciones, de acuerdo a una reciente encuesta llevada a cabo por la CEOE, son:
- 1ª El precio y la disponibilidad de materias primas.
- 2ª El precio de la energía.
- 3ª La competitividad.
- 4ª Las regulaciones.
Nos lo cuenta Cristina Rivero, que participó en nuestro último Future Trends Forum Building a net zero world. Cristina es Directora del Departamento de Industria Energía, Medio Ambiente y Clima en CEOE.
En su ponencia, Cristina nos habla de los retos y oportunidades de la industria española para avanzar hacia un mundo net zero y, a la vez, conseguir ser competitiva en un mundo cada vez más sofisticado e imprevisible:
A continuación, resumimos la visión de Cristina Rivero sobre la situación actual y futura de la industria ante la descarbonización:
Los grandes retos de la industria y cómo abordarlos desde Net Zero
Al posible desabastecimiento de materias primas y componentes, se une el elevado precio del gas y de la electricidad. Para las industrias intensivas en electricidad, esto supone una importante pérdida de competitividad y una reducción de los márgenes.
La solución, para esta experta, es apostar por la triple sostenibilidad -social, medioambiental y económica-, tomando las medidas oportunas para acelerar la transición energética.
La forma de abordarlo es sumarse a los planes de la Unión Europea (UE) de reducir el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 (mediante el paquete de medidas “Objetivo 55”).
Para hacernos una idea de la magnitud de la apuesta, la UE ha conseguido reducir las emisiones en un 32% desde 1990 hasta 2020, es decir, en 30 años. Se trata ahora de acelerar al máximo las medidas y las acciones durante esta década para reducir el 23% faltante. Para ello, la UE quiere dedicar el 30% de su presupuesto global para 2021-2027 a la lucha contra el cambio climático y sus efectos.
El proceso hacia Net Zero de la industria
En el proceso de descarbonización, los esfuerzos se centraron primero en el sector energético . Desde 2005 hasta la fecha, este sector ha conseguido reducir sus emisiones en más de un 60%. En el mismo periodo, el sector industrial, el segundo en importancia, las ha reducido en un 36%, según datos aportados por Cristina Rivero.
Y la reducción de las emisiones en la industria pasa, principalmente, por reducir las emisiones en la generación de calor industrial.
La demanda actual de calor industrial depende principalmente de los combustibles fósiles, la biomasa y la electricidad. Se dedican recursos renovables en una muy pequeña parte. Por lo tanto, la descarbonización requeriría un cambio drástico en la forma de generar el calor industrial.
Las opciones para reducir el uso energético del calor industrial dependerán del uso específico y de la temperatura requerida:
- Así, la tecnología para descarbonizar en las industrias llamadas de procesos de baja temperatura, como son agroalimentación, farmacéutica o textil, no es complicada, porque es relativamente sencillo sustituir los combustibles fósiles por electricidad.
- Para las industrias que tienen procesos de alta temperatura, como el cemento, el acero o la cerámica, las soluciones tecnológicas son más complicadas.
- Por un lado, se estudia el empleo de hidrógeno verde, pero según Cristina aún queda una década para que este vector energético consiga ser competitivo en costes.
- Por otro, es necesario desarrollar e implantar tecnologías de captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS por sus siglas en ingles Carbon capture, utilisation and storage) y
- Innovar en nuevos combustibles no contaminantes.
Es decir, en determinadas condiciones, la electrificación puede ser una opción económica y sostenible: las bombas de calor pueden ser soluciones económicas para las necesidades de baja y media temperatura. La electrificación también puede ser posible para procesos industriales específicos de alta temperatura, como la producción de acero basada en la electricidad, área que está en pleno proceso de innovación con iniciativas como la de Boston Metal, que aplica una nueva técnica denominada electrólisis de óxido fundido (MOE). Sin embargo, la sostenibilidad de la electrificación depende de una amplia descarbonización del sector eléctrico para reducir realmente las emisiones a nivel del sistema.
Las fuentes de calor renovables directas, como la solar y la geotérmica, también pueden ser económicas para aplicaciones por debajo de los 400 grados centígrados, pero no son fáciles de integrar en todas las instalaciones industriales. La bioenergía puede utilizarse para la demanda de calor a alta temperatura, pero es un recurso limitado y sólo es económica y sostenible en determinadas condiciones de funcionamiento y en ciertas regiones.
Por último, la eficiencia en el uso final, mediante el uso de equipos modernos, la mejora del aislamiento o la recuperación del calor, puede reducir la demanda final incluso antes de que se genere el calor. A menudo, la limitación de las necesidades generales de calor debe ser la primera estrategia a adoptar, antes de tomar medidas para descarbonizar el uso del calor restante.
En última instancia, el despliegue generalizado de soluciones de eficiencia energética y una combinación de las soluciones antes mencionadas, apuntan hacia un futuro más sostenible para el sector industrial.
Además, la experta apunta al reciclado de materiales como otra vía de reducción de las necesidades energéticas. En Europa, solo el 12,8 por ciento de los recursos materiales provienen de productos reciclados o recuperados. Si se apuesta por subir ese porcentaje, disminuirán las necesidades energéticas de producción de materiales.
La industria española ante el reto Net Zero
Los retos hasta ahora apuntados también llevan aparejados oportunidades para la modernización de la industria y, en especial, de la industria manufacturera, gracias a los Next Generation Funds.
España es uno de los mayores beneficiarios de estos fondos. Con 150.000 millones de euros, el 40% de los mismos debe dedicarse a la transición energética.
Para que la industria pueda beneficiarse de estos fondos, debe alinear sus proyectos con los compromisos del clima. En este sentido, es vital adecuarse a la taxonomía promulgada por la UE sobre actividades económicas. Esta necesidad de adecuación, a su vez, está haciendo replantearse a las empresas y, en especial a la industria, los modelos de negocio y cómo desarrollar nuevos procesos, incentivando la innovación.
Según Cristina Rivero, alcanzar el objetivo Net Zero es más un asunto político y económico que tecnológico. El gran reto de la industria europea es descarbonizarse manteniendo o mejorando la competitividad.
Eso pasa por promover la innovación y la creación de empleo cualificado. La industria española demanda señales claras y concretas que aseguren la estabilidad industrial y la protección de la producción ante competidores externos que no cumplan con los objetivos Net Zero. En este sentido, la experta aplaude el Mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono (Carbon Border Adjustment Mechanism, CBAM)), propuesto por la Comisión Europea.
El plan de descarbonización, como hemos mencionado y apuntaba también la experta Rosa Sanz[an3] , se aplica primero al sector de la energía, luego a la industria y posteriormente al transporte y la construcción. Y este plan, afectará a la ciudadanía, de manera que hay que asegurarse de que se realiza teniendo en cuenta la justicia social, tanto nacional como internacional. Aquí entra en juego el Mecanismo para una Transición Justa (MTJ) europeo.