Educación

Microlearning: educación en píldoras para la nueva economía de la atención

Microlearning: educación en píldoras para la nueva economía de la atención

Fragmentar los contenidos didácticos y encapsularlos en pequeños formatos es el arma formativa definitiva ante la sobrecarga de información.

Un máster con asignaturas completas que duran un par de sesiones. Una app que permite aprender idiomas en ratos libres. Por supuesto, también tutoriales en Youtube, infografías, hilos de tuits o minijuegos en las escuelas. Bienvenidos a la era del microlearning, la educación en píldoras que triunfa entre estudiantes y trabajadores de todo el mundo. 

No es casualidad que esta tendencia se haya disparado en los últimos años. De hecho, el microlearning o microaprendizaje ha encontrado el terreno perfecto para florecer en un entorno de economía de la atención, en el que todo tipo de estímulos tratan de seducir la nuestra. 

Qué es el microlearning 

El microlearning es una manera de abordar la educación por competencias relativamente reciente. Este enfoque administra las diferentes enseñanzas encapsuladas en pequeños módulos. El objetivo: favorecer la comprensión de los distintos materiales del curso, así como la retención de la información. 

Básicamente, el microlearning fragmenta los contenidos didácticos y los encapsula en pequeños formatos que, además, buscan ser atractivos para el alumno. Esta es la principal razón por la que triunfan los formatos de microlearning audiovisuales, que permiten añadir estímulos visuales y sonoros fácilmente.  

Con esto en cuenta, resulta sencillo trazarle el árbol genealógico al microlearning: desde sus abuelos los MOOC —cursos masivos y abiertos— que puso en marcha la Universidad de Stanford en 2011 hasta progenitores como las charlas TED o los webinars. Hoy, existen plataformas enteras en las que universidades de todo el mundo utilizan vídeos cortos para impartir sus cursos. Este es el caso de Coursera o edX, fundada por MIT y la Universidad de Harvard, y que ofrece más de 3.500 cursos en 30 temáticas. 

Sin embargo, el microlearning va mucho más allá de los vídeos y emplea múltiples formatos, que abarcan texto, audio, infografías, gamificaciones de todo tipo e incluso proyectos preparados por los propios alumnos para explicar conceptos a sus compañeros.  

Todos ellos tienen en común su brevedad. Sin embargo, no basta con eso. Además, el microlearning debe tener una estructura adecuada que facilite, entre otras cuestiones, el repaso de conceptos y su asimilación por parte del alumno. Se trata de dividir la información, administrarla según una secuencia lógica y plantear actividades que ayuden a lograr unos objetivos previamente planteados. 

Beneficios del microlearning 

beneficios del microlearning

La eficiencia es uno de los puntos más fuertes del microlearning. Este tipo de formatos favorece la asimilación de contenidos, que se presentan en pequeñas píldoras, en poco tiempo. Concretamente, ese aprendizaje secuenciado en microcontenidos mejora la concentración de los alumnos y sus dinámicas ayudan también a aumentar su interés

Además, el microlearning contribuye a universalizar la educación, ya que la gran mayoría de los formatos que utiliza son digitales. Esto supone que se pueden consumir fácilmente en cualquier momento y lugar con solo tener acceso a un smartphone o un ordenador e internet.  

De hecho, la adaptabilidad del microaprendizaje a las particularidades del alumno es muy elevada, tanto por cuestiones de tiempo y espacio como por sus propias necesidades educativas. Al fin y al cabo, resulta mucho más sencillo personalizar pequeños módulos o contenidos cortos tanto a las características de los estudiantes como a posibles cambios en las materias. 

Microlearning en una economía de la atención 

Todas estas características convierten al microlearning en un formato especialmente adecuado para un contexto de economía de la atención como el actual. En un momento en el que el bombardeo constante de información nos lleva a dividir nuestra atención entre diversos temas y durante cortos periodos de tiempo, nuestro margen para mantenerla se empieza a estrechar. 

Este fenómeno tiene una explicación y no tiene que ver necesariamente con que esté ocurriendo algo raro en nuestros cerebros. En realidad, lo que sucede es que ahora tenemos el mismo tiempo que antes para fijar nuestra atención, mientras que las opciones hacia las cuales podemos dirigirla se han multiplicado. Su crecimiento ha sido tan fuerte, que incluso compiten entre ellas por conquistarnos. Como consecuencia, cada vez dedicamos menos minutos a cada tema. 

En este contexto de competencia deben aprender a lidiar tanto la educación de las generaciones más jóvenes como la formación en la edad adulta. Una de las armas que tienen a su alcance es el microlearning, con contenidos diseñados para captar el interés de los alumnos y ayudarles a asimilar los contenidos. En definitiva, hablamos de formatos adaptados al ritmo que imprime la economía de la atención. 

Todo esto no quiere decir que un aula debe convertirse en un espacio hiperestimulado y dirigido por una suerte de influencer de TikTok. De hecho, el microlearning es una herramienta más que se puede utilizar en educación, junto a otros formatos de mayor duración.  

Ni siquiera es imprescindible emplear vídeos cortos y juegos con recompensas repletas de dopamina en el aula. En ocasiones, utilizar textos breves o infografías fácilmente asimilables resulta más rápido, sencillo y eficaz que ver un vídeo de cinco minutos. Y esto es algo que está al alcance de cualquier educador. 

Formación para los nuevos entornos de trabajo 

Los saltos de atención no son exclusivos de adolescentes con un teléfono en la mano. El entorno de trabajo actual —que también les espera a ellos en el futuro— se caracteriza por interrupciones constantes y saltos de atención de una tarea a otra, que provocan mayores niveles de estrés, frustración y esfuerzo para sacar adelante las tareas.  

Formatos como el microlearning se adaptan especialmente bien a estas circunstancias ya que permiten, por un lado, que el profesional adquiera conocimientos cuando mejor le convenga, en un contexto de falta de tiempo. Por el otro, facilitan el upskilling y reskilling que le ayudarán a navegar por este entorno frenético.  

Para hablar sobre estas cuestiones, Fundación Innovación Bankinter ha reunido recientemente a expertos de talla mundial en su Future Trends Forum sobre el futuro del trabajo. Y hay malas noticias para los procrastinadores: no parece que cuestiones como la recapacitación o la mejora de habilidades puedan esperar mucho más. No al menos en un contexto en el que desaparecen y se crean millones de empleos, tal y como ilustró el experto Alper Utku durante su intervención.  

Precisamente en un entorno como el laboral, en el que los cambios se suceden cada vez a mayor velocidad, esa incorporación de competencias deberá ser permanente. Tal y como explicaba Jeff Selingo durante su ponencia, los empleadores buscarán las habilidades específicas que necesiten en el talento que vayan a contratar, más que una titulación determinada.  

En esas circunstancias, está claro que tanto los recién graduados como los profesionales ya en activo deberán esforzarse por adquirir las habilidades correctas en cada momento de su carrera laboral. Es decir, deberán perseguir esas habilidades durante toda su vida.  

Aquellos tiempos en los que se estudiaba una carrera y se empeñaban los libros en el monte de piedad al terminarla han quedado definitivamente atrás. En los nuevos, cuando necesitaremos incorporar formación constante en un día a día saturado, el microlearning nos resultará especialmente útil gracias a su adaptabilidad.  

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