Neurociencia
NeurotecnologÃa: transformando la salud cerebral y la medicina del futuro

NeurotecnologÃa: transformando la salud cerebral y la medicina del futuro
La neurotecnologÃa está transformando el campo de la ciencia y la medicina al ofrecer enfoques innovadores para abordar los desafÃos más urgentes relacionados con la salud cerebral.
Desde la iniciativa #FIBKVoices, que pretende acercar al público general a la comunidad de expertos de la Fundación Innovación Bankinter, exploramos las oportunidades y retos de la neurotecnologÃa con MarÃa López, CEO y cofundadora de Bitbrain.
Bitbrain es una empresa de neurotecnologÃa que combina neurociencia, inteligencia artificial y hardware para desarrollar dispositivos de detección cerebral mediante electroencefalogramas (EEG) de alta tecnologÃa y otras tecnologÃas de monitorización humana, junto con soluciones de software para aplicaciones en el mundo real y la investigación. Ayudan a los profesionales de la investigación, la tecnologÃa y la salud a aprovechar la neurociencia de forma práctica y fiable.
Bitbrain se fundó en 2010 como spin-off de un equipo de investigación de la Universidad de Zaragoza pionero en abordar aplicaciones de interfaz cerebro-ordenador fuera del laboratorio. La empresa partÃa de una base en neurotecnologÃa, ingenierÃa biomédica, inteligencia artificial y ciencia de datos, acumulada en la universidad desde el inicio del laboratorio en 1998. Su tecnologÃa se ha desarrollado en parte como resultado de programas europeos de I+D como FP7 y H2020. Hoy en dÃa, esta experiencia única en I+D ha convertido a la empresa en una referencia mundial para soluciones neurotecnológicas B2B en todo el mundo.
MarÃa es una emprendedora con pasión por la tecnologÃa, la innovación, la estrategia empresarial y el comportamiento humano. Experta reconocida internacionalmente, ha participado en más de 20 proyectos internacionales de I+D en neurotecnologÃa y cuenta con más de 20 premios nacionales e internacionales como el Premio Anita Borg de Google o el Premio Iberoamericano de Innovación y Emprendimiento.
Es Licenciada y Máster en Matemáticas por la Universidad de Zaragoza, Doctora en IngenierÃa Informática por la misma universidad y Master en Administración de Empresas por el IE Business School.
A continuación, os ofrecemos nuestra entrevista con MarÃa, donde hemos conocido su trayectoria profesional, asà como los desarrollos y planes que están llevando a cabo en Bitbrain y su perspectiva sobre el impacto y la importancia de la neurotecnologÃa en nuestra sociedad actual y en el futuro de la atención médica:
¿Cuál ha sido tu trayectoria hasta cofundar Bitbrain y cómo fue el proceso de creación de la compañÃa?
Soy Licenciada en Matemáticas. Luego hice un doctorado en IngenierÃa Informática y un MBA por el IE Business School. Cuando estaba estudiando Matemáticas, las matemáticas todavÃa no estaban tan de moda; era una carrera que se veÃa con pocas salidas profesionales más allá de ser profesora de matemáticas. Asà que cuando estaba en el último año de carrera surgió la oportunidad de montar una feria de empleo de la Facultad de Ciencias y me embarqué en crear una asociación de estudiantes para montar esta feria de empleo para demostrar que las matemáticas y las otras ciencias tenÃan buenas salidas profesionales. Ahà es cuando entré en contacto con el mundo de la empresa. Para mÃ, eso marcó un antes y un después: me permitió entender el mundo de la empresa y cómo la empresa veÃa a la universidad. Es cuando empecé a ser una fiel defensora de las spin-off universitarias.
Durante mi tesis doctoral conocà a Javier MÃnguez, que es mi socio en Bitbrain, y que habÃa montado el grupo de neurotecnologÃa en la Universidad de Zaragoza, uno de los grupos pioneros en España. Es la época en que Javier hizo el primer prototipo del mundo de una silla de ruedas controlada con la mente y el primer prototipo del mundo de un robot teleoperado con la mente. Tuvo mucha repercusión mediantica internacional y yo les ayudé en la relación con los medios. En ese momento es cuando nos dimos cuenta de que tenÃamos una tecnologÃa que podÃa aportar valor a la sociedad y que habÃa que intentar sacarla adelante. Ese fue el origen de Bitbrain, con una visión muy clara de que esa tecnologÃa llegarÃa a estar en casa de la gente y que podrÃa ayudar a muchas personas.
En ese momento nadie sabÃa lo que era la neurotecnologÃa, estaba muy lejos del mercado. Asà que le dije a Javier que, si éramos capaces de montar una empresa y sobrevivÃamos, tendrÃamos experiencia, imagen de marca, muchos datos recabados, un equipo profesional bien formado, para cuando hubiese mercado. Y asà lo hemos hecho y a dÃa de hoy, somos una de las empresas referentes en neurotecnologÃa a nivel internacional.
¿Tenéis inversores externos en Bitbrain?
La mayorÃa de las empresas de neurotecnologÃa en el mundo están participadas por Venture Capital. Nosotros decidimos que no querÃamos de momento: la compañÃa sigue siendo 100% de los fundadores. No es que estemos en contra del Venture Capital, pero no nos gustaba la idea de contar con un inversor que nos metiera prisa para conseguir recuperar la inversión, sin tener algo que realmente fuera comercializable. En la fase en la que estamos, que sigue siendo de I+D, creemos que es mejor poder llegar a un punto donde realmente tengas algo que sea realmente valioso. Sà es cierto que en breve vamos a entrar en ensayos clÃnicos y, si van bien, entrará inversión externa para acelerar la comercialización y que nuestras soluciones lleguen a la sociedad. A dÃa de hoy, con un equipo de 50 profesionales embarcados en el proyecto, no hemos necesitado inversión externa.
¿A qué se dedica Bitbrain?
Bitbrain va siempre con las luces cortas y con las luces largas. Las luces cortas quieren decir vamos a sobrevivir hasta que la neurotecnologÃa esté madura y pueda ayudar a la gente en sus casas. Entonces, ¿de qué vive Bitbrain a dÃa de hoy? Principalmente de vender tecnologÃa a universidades y a investigadores. Una tecnologÃa que es muy sencilla de usar, muy práctica, se pone muy rápido y permite que los investigadores hagan investigación fuera del laboratorio. ¿Por qué? Porque si los investigadores hacen investigación fuera del laboratorio, indirectamente estamos ayudando a que la neurotecnologÃa llegue a entornos no controlados. Estamos colaborando con universidades de todo el mundo y haciendo I+D con ellas. Nuestras luces largas, es decir, hacia dónde vamos, es a generar una plataforma de salud en torno a todo el tema de enfermedades neurológicas, mentales y trastornos de sueño. Pero una plataforma donde la tecnologÃa esté en casa del paciente, que no sea el paciente que tenga que ir al hospital para aliviar también toda la carga sanitaria que acarrea este tipo de enfermedades. Para que os hagáis una idea, un 60% de la población tendremos en algún momento algún tipo de desorden cerebral, ya sea trastornos del sueño, depresión, demencia o ictus, por mencionar algunos. Es un número muy grande.
Creemos que la neurotecnologÃa ahà puede ayudar mucho. Entonces, siempre vamos con esas dos luces, las cortas de vamos a generar recursos para poder reinvertirlos en I+D y las largas de vamos a hacer mucha I+D para llegar a donde podemos ayudar realmente a la sociedad.
Interfaces cerebro-ordenador (BCI) y neurotecnologÃa, ¿para tratamiento terapéutico y para mejorar capacidades humanas?
Tenemos una herramienta patentada, que ha aparecido en varios artÃculos cientÃficos, con la que somos capaces de aumentar las capacidades cognitivas humanas. Depende mucho de la persona que haga este entrenamiento, claro. En personas mayores hemos visto mejoras de hasta un 20 a 30% en memoria de trabajo y en velocidad de procesamiento de la información. Este año entramos en ensayos clÃnicos para aplicarlo en pacientes que tienen deterioro cognitivo leve que, con alta probabilidad, van a acabar en demencia y en Alzheimer. Queremos ver si con este tipo de tratamiento podemos producir mejoras en la calidad de vida y mejoras cognitivas, además de retrasar la aparición de la demencia.
Es decir, no nos queremos centrar en mejorar las capacidades humanas de cualquiera, sino que nuestro esfuerzo está dirigido a aquella parte de la población que más puede verse beneficiada.
Cuando se utiliza como tratamiento terapéutico, ¿cómo mejora el estado de salud de los enfermos? ¿en qué enfermedades os estáis enfocando?
Ahora mismo estamos enfocados, como os comentaba, con el deterioro cognitivo leve, tratando de mejorar cognitivamente a esos pacientes y tratando de retrasar la demencia. También estamos trabajando con trastornos de sueño y, en una fase más inicial, con pacientes de ictus.
Además, hemos conseguido embeber la neurotecnologÃa en un dispositivo textil que es de grado médico. Este dispositivo textil reduce mucho los costes y se puede enviar fácilmente a los pacientes, asà que hemos creado una plataforma software con inteligencia artificial (IA) en la nube para generar los tratamientos y para tratar los datos del cerebro que recabamos de estos dispositivos.
Ahora, estamos abriendo esa plataforma para otras empresas o grupos de investigación que tengan tratamientos en otras enfermedades neurológicas o en las mismas en que nos enfocamos nosotros, que puedan ser complementarias. ¿Para qué? Para poder generar muchos más tratamientos. Es decir, que Bitbrain está desarrollando la plataforma para que se sumen partners, centros de investigación, startups que están desarrollando tratamientos. Lo vemos como una plataforma colaborativa: este problema es tan grande que cabemos todos y si podemos poner al servicio de otras empresas nuestra plataforma para que esto llegue cuanto antes a la sociedad, fantástico para todos.
¿Cuál es la importancia de la IA en las BCIs? ¿Cómo la estáis utilizando?
La estamos utilizando básicamente de tres maneras: mitigar el ruido en las señales, adaptar tratamientos y establecer el nivel de dificultad para el paciente en los tratamientos.
El primer uso de la IA es el manejo del ruido en las señales cuando se saca la neurotecnologÃa del laboratorio. La IA puede diferenciar entre las señales del cerebro y el ruido causado por actividades como parpadear, hablar o masticar. Este avance ha permitido que la tecnologÃa se utilice fuera de los entornos de laboratorio controlados, algo que hasta hace poco se consideraba casi imposible.
El segundo uso de la IA es adaptar los tratamientos a cada individuo. Como cada cerebro es único y está en constante cambio, la IA es capaz de adaptarse a las particularidades de cada uno, diseñando un algoritmo que se ajuste a las caracterÃsticas cerebrales individuales.
La tercera aplicación de la IA es determinar el nivel de dificultad para el paciente de los tratamientos. No solo se reconoce que cada cerebro es distinto, sino también que su rendimiento puede variar de un dÃa a otro. La IA puede analizar cómo está funcionando el cerebro en un dÃa en particular y ajustar el nivel de exigencia en consecuencia para, por ejemplo, mejorar las capacidades cognitivas del tratamiento.
Esta capacidad de adaptación, tanto entre personas como dentro de la misma persona, es lo que hace que la IA sea una herramienta tan poderosa en este campo.
Además, tenemos un proyecto de investigación muy interesante, dentro del Programa Misiones de I+D en Inteligencia Artificial 2021, donde se está recopilando una gran cantidad de datos del cerebro, etiquetándolos, para conocer cómo ha ido evolucionando una determinada enfermedad y, posteriormente, utilizando la IA, para tratar de realizar predicciones. Aunque el proceso de obtener datos no ruidosos y bien etiquetados ha sido complicado y costoso hasta la fecha, nuestra tecnologÃa textil permite recoger y etiquetar estos datos con mucha mayor facilidad y a mucho menor coste.
Los datos recolectados y analizados por la IA también pueden ser de gran utilidad para las compañÃas farmacéuticas. Estos datos pueden ayudar a determinar la eficacia de los medicamentos y permitir un seguimiento más eficiente del progreso del paciente.
Aunque aún estamos en la fase de recopilación de datos, la aplicación de la IA en este cuarto ámbito es muy prometedora para el tratamiento y la comprensión de las enfermedades cerebrales.
¿Cómo está siendo el proceso de internacionalización de Bitbrain?
Tenemos una pequeña sede en Estados Unidos. Al poco tiempo de establecernos allà surgió la pandemia de COVID-19. A pesar de esa mala fortuna, perseveramos, decidimos seguir adelante y allà seguimos. Además, es importante mencionar que tenemos presencia en los paÃses BRICS – Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica – a través de distribuidores. Actualmente, la situación con Rusia está en pausa por la guerra, pero los demás mercados son bastante activos, especialmente China. Nuestros distribuidores están haciendo un gran trabajo en estos mercados, que presentan ciertos desafÃos culturales para nuestra empresa. Quiero resaltar que China, en particular, está progresando de manera impresionante. Hay una gran inversión en I+D en ese paÃs, contrarrestando el estereotipo europeo de que los chinos «solo saben copiar». Lo cierto es que su aporte en I+D es significativo y se refleja en la inversión que están realizando no solo en su territorio, sino también en Europa.
¿Cómo se abordan los retos éticos que surgen del uso de las neurotecnologÃas y en particular de los BCIs?
Al igual que con la IA, existen riesgos inherentes al desarrollo de las neurotecnologÃas, incluyendo el peligro de sesgos, ya sean de género, edad o raza.
Un aspecto particularmente delicado en neurotecnologÃa es la privacidad de los datos. A medida que nos acercamos a un futuro donde la neurotecnologÃa pueda ser comúnmente utilizada en los hogares, emergen interrogantes legÃtimas sobre la posibilidad de descifrar pensamientos. Actualmente, ya podemos obtener métricas importantes a partir de estos dispositivos, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿qué podremos hacer en las próximas décadas? ¿seremos capaces de decodificar pensamientos? ¿descubriremos emociones o intenciones inconscientes que incluso el propio individuo desconoce?
La accesibilidad a la tecnologÃa es otra preocupación importante. Si las tecnologÃas que mejoran las capacidades humanas solo están disponibles para aquellos con los medios para pagarlas, se plantea un problema de equidad.
Además, uno de los dilemas éticos más profundos se refiere a la identidad personal. Si la neurotecnologÃa se utiliza para fusionar nuestro cerebro con sistemas de inteligencia artificial en la nube, como propugna Elon Musk, nos enfrentamos a cuestiones fundamentales sobre nuestra humanidad: ¿tenemos el derecho de decidir si queremos seguir siendo humanos o convertirnos en una nueva especie hÃbrida?
En este contexto, hay una creciente necesidad de establecer «neuroderechos«. Los derechos humanos tradicionales pueden estar quedando obsoletos en algunos aspectos frente a los rápidos avances de la neurotecnologÃa. Iniciativas como Spain Neurotech en España están trabajando para sentar las bases de estos nuevos derechos.
Nos encontramos en una encrucijada fascinante y desafiante. Es esencial que tomemos un momento para reflexionar sobre la dirección que queremos tomar y definir las limitaciones necesarias para asegurar una evolución tecnológica ética y equitativa.
¿Cuáles son vuestros planes de futuro?
Para este mismo año vamos a realizar cinco ensayos clÃnicos. Esperemos que salgan bien, porque nuestra convicción es que la neurotecnologÃa tiene un potencial inmenso para beneficiar a la sociedad. Sin embargo, somos conscientes de que, al igual que con cualquier tecnologÃa, su impacto depende del uso que se le dé. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad emplear esta tecnologÃa de manera ética y beneficiosa. Consideramos necesario establecer normas desde ya para prevenir un mal uso de estas tecnologÃas y garantizar su contribución positiva a la sociedad.
¿Cuándo estará de manera masiva en el mercado la neurotecnologÃa?
Hace unos meses, podrÃa haber afirmado que ciertos avances tecnológicos no los verÃa en mi vida. Pero ahora, con el rápido desarrollo de tecnologÃas como GPT y similares, la incertidumbre es evidente. PodrÃamos avanzar a un ritmo vertiginoso o tal vez frenar antes de traspasar ciertos lÃmites, pero es difÃcil predecirlo. Cuando se lanzó GPT por primera vez, creo que nadie imaginaba su potencia actual, y ahora que está disponible GPT-4, vemos sus increÃbles capacidades.
Estamos en una especie de carrera por hacer más y más, alimentada por empresas tecnológicas que constantemente buscan avanzar. Pero este ritmo acelerado de desarrollo plantea la posibilidad de alcanzar la singularidad tecnológica, donde creamos una inteligencia artificial fuerte capaz de aprender a aprender en distintas áreas, similar a la capacidad humana. Algunos expertos en neurociencia han calculado que una semana de desarrollo de tal inteligencia artificial podrÃa equivaler a 20.000 años de desarrollo humano. Esto plantea preguntas preocupantes sobre nuestra posición en un mundo donde coexistimos con tales entidades inteligentes.
Elon Musk, por ejemplo, está trabajando en Neuralink para crear hÃbridos humano-máquina en previsión de este posible futuro. Con las capacidades de aprendizaje actuales de la IA y su habilidad para integrar diversos estÃmulos, ¿qué nos depara el futuro? Nadie tiene una respuesta concreta a esto. No soy una experta en inteligencia artificial, aunque mi tesis estaba relacionada con el tema, y no puedo afirmar con certeza si alcanzaremos este punto. Pero si llegamos allÃ, definitivamente nos afectará. Recientemente, leà una analogÃa que comparaba esta situación con embarcar en un avión que tiene un 10% de posibilidades de estrellarse: ¿te subirÃas? No estoy segura de si estamos en esa etapa todavÃa, pero la posibilidad existe.
Hace poco entrevistamos a Fernando Bermejo, que nos decÃa que las instituciones públicas tienen un papel relevante en las cuestiones de ética, pero que la responsabilidad última es personal, especialmente en temas de redes sociales y lucha contra la desinformación. ¿PodrÃa suceder que, ante el retraso de las instituciones en regular los temas éticos, solo dependa de nosotros convertirnos en biomáquinas?
Está claro que las instituciones avanzan mucho más lento que la tecnologÃa. Recientemente leà sobre el intento de frenar el desarrollo de la inteligencia artificial por seis meses, una idea excelente en teorÃa, pero irrealizable a nivel global. Creo que, al final, cada uno de nosotros tiene una responsabilidad. Sin embargo, la responsabilidad no recae solo en los usuarios, sino también en los creadores de tecnologÃa. Actualmente, con la intensa competencia por el talento, los desarrolladores tienen la opción de elegir los proyectos a los que aportan y aquellos a los que deciden no contribuir. A veces, los empleados se resisten y exigen cambios, algo que creo que deberÃa ocurrir más a menudo. Los lÃderes tecnológicos debemos defender un humanismo tecnológico, porque, después de todo, somos seres humanos preocupados por el futuro.
Si se establecen lÃmites, todos nos sentiremos más tranquilos. Sin embargo, también es cierto que algunas personas tienden a violar las normas. Por tanto, creo que es esencial empezar a educar a las nuevas generaciones en valores humanistas y éticos, para que hagan las elecciones correctas y no dediquen sus vidas profesionales a proyectos que van en contra de sus valores. También creo que serÃa beneficioso que las personas que desarrollan tecnologÃa recibieran formación en ética y humanismo, ya que pueden decidir cuándo decir no, en lugar de intentar educar a toda la humanidad sobre los detalles técnicos de lo que están aceptando, lo cual veo como un desafÃo más grande.
¿Aceptará la sociedad el uso de neurotecnologÃas?
Creo que la adopción de las neurotecnologÃas seguirá un patrón similar a otros desarrollos tecnológicos, con innovadores y ‘early adopters‘ al inicio, seguidos por la mayorÃa y finalmente los más rezagados. En salud, la dinámica puede cambiar, por ejemplo, en enfermedades sin cura como el Alzheimer, donde hay una necesidad urgente, lo que podrÃa acelerar la adopción de cualquier tecnologÃa medianamente accesible y efectiva. Sin embargo, debe hacerse con cautela, por los retos éticos de los que acabamos de hablar.