EmbodiedAI
Robótica colaborativa: innovación y eficiencia

Cómo la IA física está impactando sectores estratégicos industriales y hacia dónde evoluciona la robótica avanzada.
La revolución de la inteligencia artificial física –o Embodied AI– está transformando tanto la interacción de las máquinas con el mundo real como la forma en que los humanos perciben y se relacionan con ellas. Los avances tecnológicos, que integran sensores, cámaras y algoritmos de aprendizaje en sistemas capaces de actuar en tiempo real, abren oportunidades impensables hasta hace poco, al tiempo que ponen a prueba la capacidad de adaptación de la sociedad.
En el Future Trends Forum, organizado por la Fundación Innovación Bankinter y dedicado a la IA física, se ha evidenciado cómo la integración de esta tecnología con la robótica colaborativa marca el inicio de una nueva era, en la que la tecnología se convierte en una extensión de las capacidades humanas.
Francesco Ferro, CEO de PAL Robotics, la empresa que desarrolló los primeros robots bipedos en Europa, resume así la esencia de la IA física: «La Embodied AI combina las capacidades cognitivas de la inteligencia artificial con un cuerpo físico capaz de percibir y actuar en tiempo real, permitiendo interacciones más flexibles y naturales en diversos entornos.»
Esta visión amplía el espectro de aplicaciones de la robótica avanzada en manufactura, logística, salud y otros sectores, pero también refuerza la idea de que la tecnología no busca reemplazar la inteligencia humana, sino complementarla, y permitir a las personas enfocarse en labores creativas y estratégicas.
Impacto en sectores estratégicos
Dentro de la IA física, tal vez el ámbito de los robots colaborativos sea el más prometedor, con un mercado global que se estimó en 2,14 mil millones de dólares en 2024 y un crecimiento del 31,6 % entre 2025 y 2030. En el sector industrial, la implementación de estos cobots está revolucionando líneas de ensamblaje y procesos productivos.
Iniciativas como el proyecto AGIMUS apuestan por soluciones open source que facilitan la configuración rápida y la autonomía en los procesos de fabricación, permitiendo a las empresas adaptarse ágilmente a cambios en la producción y mejorar la versatilidad en entornos dinámicos. Por otro lado, en retail la solución StockBot,optimiza la gestión de inventarios en tiendas y almacenes, reduciendo significativamente el tiempo dedicado a tareas monótonas.
La robótica de servicio también está impulsando mejoras en el sector agrícola. Francesco Ferro menciona el proyecto Canopies, donde, explica, “utilizamos nuestro manipulador móvil TIAGo Pro para tareas que requieren alta eficiencia en plazos muy cortos, optimizando la recolección y el control de cultivos”. Esta tecnología resulta especialmente valiosa en labores de campo intensivas, donde las condiciones adversas limitan la intervención humana.
En el ámbito sanitario, la IA física aplicada a los cobots contribuye a mejorar la calidad de vida y optimizar la atención a pacientes. Proyectos como SAFE-LY y SPRING demuestran cómo la robótica avanzada alivia la carga del personal sanitario, mientras que soluciones como el robot asistencial EllieQ combaten la soledad y promueven hábitos saludables en personas mayores, evidenciando un impacto positivo en el bienestar social.
Finalmente, la integración de la IA en vehículos autónomos está transformando la movilidad. Startups como Wayve están desarrollando sistemas que combinan percepción, planificación y ejecución en un único proceso, sentando las bases para una conducción más segura y eficiente, a pesar de los desafíos regulatorios y de escalabilidad que aún existen.
Tendencias futuras en robótica colaborativa
Desde el punto de vista técnico y de los enfoques que marcarán la evolución de la robótica colaborativa en el próximo futuro, Francesco Ferro destaca el avance en los robots humanoides de propósito general, cuyos diseños inspirados en la forma humana facilitan su adaptación a entornos concebidos para personas. Recordando los inicios de PAL Robotics, el experto añade: «Desde 2004, hemos lanzado soluciones cada vez más innovadoras, como nuestro Talos, Reem-C y Kangaroo. La forma humana de estos robots les permite adaptarse fácilmente a entornos diseñados para las personas.»
Eso sí, Ferro también advierte que, aunque una apariencia humana facilita la integración, es vital evitar el ‘valle inquietante’: «el objetivo es que los robots resulten amigables, seguros y que generen confianza desde el primer contacto”, matiza. El equilibrio entre la autonomía de los robots y la supervisión humana favorece una colaboración estrecha, que no solo mejora la aceptación social de estas tecnologías, sino que también genera entornos laborales más dinámicos y productivos.
La incorporación de métodos de aprendizaje por imitación y refuerzo, junto con el progreso en sensores y algoritmos de control, ha permitido que modelos robóticos recientes como TIAGo Pro y TIAGo Head mejoren su capacidad de interacción y toma de decisiones basadas en la experiencia. En ese sentido, Ferro subraya como «la inteligencia artificial ha estado en el centro de nuestro trabajo durante años; al integrarla en cuerpos físicos, convertimos lo que hoy parece ciencia ficción en realidad.»
El desarrollo de simuladores avanzados, basados en física real y modelos predictivos, es esencial para entrenar a robots en entornos dinámicos y garantizar la eficacia y seguridad de sus aplicaciones. Precisamente la seguridad y la protección de datos se consolidan como desafíos críticos y, según Ferro: los robots deben funcionar sin conexión a la nube siempre que sea posible, procesando datos localmente para salvaguardar la integridad de la información y mitigar riesgos de ciberseguridad.» Proyectos europeos como Cyberfactory y Secoiia refuerzan estas medidas, garantizando un entorno tecnológico más seguro.
Retos y oportunidades: diseño, ética y empleo
El éxito de la robótica avanzada depende de un diseño integral que combine software, mecánica, comportamiento e interacción. Esto requiere comunicación clara, integración segura en el entorno y garantías de seguridad para las personas y el medio. En este sentido, “lo que mejor nos está funcionando es el co-diseño que es clave para desarrollar tecnologías realmente útiles y aceptadas por sus usuarios”, explica el CEO. Un ejemplo de ello es el proyecto NHoA, desarrollado para la asistencia y rehabilitación, expresión del trabajo mano a mano entre usuarios, ingenieros y terapeutas.
En cuanto al impacto en el empleo, la robótica avanzada transforma el panorama laboral redistribuyendo tareas y creando nuevos roles. Según Ferro: «La colaboración entre humanos y robots aumenta la eficiencia e impulsa el desarrollo de habilidades más sofisticadas y diversificadas.» Esta alianza, apoyada en políticas de formación y adaptación, puede generar un crecimiento sostenible y una mayor competitividad.
Atrapada entre el liderazgo y la competición tecnológica entre China y Estados Unidos, ¿qué papel puede desempeñar Europa? Ferro está convencido de que para el Viejo Continente aún es posible liderar el futuro de la robótica de servicio y la inteligencia artificial. Para ello es necesario un ecosistema robusto e instituciones como la Oficina Europea de Inteligencia Artificial, inversiones millonarias y asociaciones estratégicas (como ADRA, euRobotics e IFR), sientan las bases para que la innovación se distribuya de manera equitativa y se transforme en oportunidades de crecimiento.
«Con una visión a largo plazo y una colaboración estrecha entre sectores, podemos transformar lo que hoy parece ciencia ficción en realidades palpables que impulsen el progreso y el bienestar de la sociedad”, concluye el experto. La apuesta por una integración inteligente, donde la inteligencia artificial y la inteligencia humana se complementan, es el camino hacia un futuro más seguro, productivo y humano.