Innovación

En un mundo que ha difuminado las fronteras físicas y digitales, ¿estamos las personas más cerca que nunca?

En un mundo que ha difuminado las fronteras físicas y digitales, ¿estamos las personas más cerca que nunca?

La pandemia ha digitalizado buena parte de las interacciones humanas, cambiando relaciones sociales y laborales y ofreciendo nuevas oportunidades.

Nuestros hábitos de comunicación cambiaron de forma abrupta en 2020. De la noche a la mañana, y de forma global, las personas sustituyeron el contacto físico por relaciones a través de la pantalla. Reuniones de trabajo, clases, charlas con amigos y familia, ¿cómo hemos interiorizado este cambio de paradigma en las relaciones humanas? ¿Cómo nos acompañan y cómo usamos las tecnologías de la información y la comunicación?

Walter Greenleaf, neurocientífico y desarrollador de productos médicos en la Universidad de Stanford, nos ayuda a entender algunas de las tendencias recogidas en el informe Megatrends 2022, poniendo el foco en cómo están siendo y serán las conexiones humanas en un mundo cada vez más virtual. ¿Cómo ha afectado la pandemia a la digitalización, y esta a las relaciones?

La digitalización de la pandemia nos ha afectado, pero aún no sabemos cómo o cuánto

Dado que “se necesita tiempo para realizar los estudios pertinentes”, comenta Walter Greenleaf, lo cierto es que “todavía no tenemos un conocimiento exhaustivo del grado y la dirección del impacto en la salud cerebral” de la reducción de la interacción social en 2020.

Además, es difícil separar eso de cómo nos ha afectado la COVID-19 directamente. Por ejemplo, si una persona ha sufrido cierto deterioro cognitivo, ¿cómo saber si ha sido por la digitalización, el estrés de la pandemia o por haberse visto infectado por el virus? Es un tema complejo que requerirá tiempo de estudio para aislar las variables relevantes.

Sí se sabe que “el uso extensivo de las videoconferencias puede provocar una fatiga extrema”, que además viene acompañado por “un cambio en nuestra capacidad de reconocer estados emocionales en los demás” si se compara una reunión presencial con una virtual. Por ejemplo, se elimina información relativa a la posición del cuerpo o gestos con las manos, que transmiten mucha información.

Se estima que el 65 % de la información en una conversación es información no verbal, por lo que no queda duda de que las actuales reuniones virtuales sobresimplifican en exceso las conversaciones y están carentes de muchos elementos.

Nuevos cambios derivados de la digitalización acelerada

Dice el informe Megatrends en su primer apartado, ‘Conexiones humanas en un mundo cada vez más virtual’, que 2020 ha supuesto un pico de conexiones digitales sin precedentes. El confinamiento afectó de forma significativa a cómo se realizaban las conexiones sociales, redefinió el trabajo y puso en primer plano tecnologías hasta entonces emergentes. Ha dado lugar a cambios sistémicos.

Es importante destacar que también ha habido cambios de comportamiento positivosbehavior, no desempeño (performance) o conducta (conduct)— como que “hemos aprendido a comunicarnos más eficazmente aprovechando la tecnología”, en palabras de Walter Greenleaf. Además, “muchos de nosotros hemos aprendido mejores habilidades de regulación emocional”.

Se suele decir que crisis, en chino, significa oportunidad. Lo cierto es que su palabra para crisis, 危机 (wēijī), guarda más relación con momento crucial e incluso fulcro, un punto en el que el cambio y pivotar es viable (y hasta recomendable) con el objetivo de adaptarse a las nuevas condiciones. En materia de digitalización esto es exactamente lo que se ha hecho.

Nuevas oportunidades en un horizonte de datos

Es importante destacar que esta aceleración o salto hacia delante relativo a los factores tecnológicos ofrece muchas oportunidades. Una de ellas es que los dispositivos wearables se han popularizado. Se trata, según Walter Greenleaf, de “una tecnología que detecta, interpreta y se adapta a cómo te sientes y actúas: una tecnología que tiene en cuenta tu estado de salud, tus objetivos y tus prioridades”. En el vídeo ‘Tecnologías de salud digital’ habla de cómo la tecnología impulsará algunas mejoras en salud.

Tecnologías de Salud Digital | Walter Greenleaf 

Los dispositivos wearables y biosensores ayudan a recopilar datos y están muy relacionados con la “analítica de precisión” y “los datos fisiológicos en tiempo real”, lo que permitirá no solo un mejor desempeño sanitario, por ejemplo “indexando la eficacia de diferentes paradigmas de tratamiento y vías clínicas”, sino también “experiencias digitales inmersivas mucho más atractivas y personalizadas”.

Es aquí donde los dispositivos wearables entran en contacto con las nuevas dimensiones de la realidad virtual (RV) y aumentada (RA). Son muchos los ensayos y estudios que han demostrado cómo “la RV puede promover el cambio de comportamiento aprovechando el funcionamiento de los sistemas de aprendizaje y recompensa de nuestro cerebro”. Se sabe que es posible usarla en al menos tres métodos:

  • Activar el cambio neuroplástico a través de los sistemas de recompensa.
  • Acortar el bucle de retroalimentación de la recompensa y mostrar el progreso.
  • Aprovechar los sistemas de neuronas espejo.

Respecto a la realidad virtual pasa algo similar. Los ensayos han demostrado que puede usarse para:

  • la implicación activa, “proporcionando a los usuarios experiencias de inmersión que maximizan la implicación cognitiva”;
  • la “retroalimentación directa, inmediata y relevante, que refuerza la experiencia y las lecciones aprendidas”;
  • el involucrarse y la motivación, mediante “recompensas inmediatas por el progreso”
  • y la rentabilidad, porque “reducen el coste de la capacitación cara a cara”.

Adaptarse al futuro usando innovación y tecnología

Merece la pena resaltar que, con estos cambios, “no volveremos a 2019” o a un escenario similar a aquel año. Los grandes cambios de la historia humana han demostrado que no se puede regresar a las condiciones del pasado una vez se usa masivamente una tecnología. Simplemente, esa posibilidad deja de existir porque cambian las condiciones de contorno: la imprenta, la máquina de vapor, la electricidad o internet son algunos ejemplos.

Las personas, dice Walter Greenleaf, “incorporaremos las lecciones aprendidas y los cambios a nuestro nuevo modo de normalidad” y las haremos nuestras. Interiorizaremos los cambios y en cuestión de años ni siquiera seremos conscientes de que hubo otra forma de ir a trabajar, mantener conversaciones por defecto o relacionarnos. Hoy en día, nadie sale de casa sin su smartphone.

No cabe duda de que la manera en que interactuamos entre personas cambiará. Y, al igual que la tecnología nos modifica, se demandará tecnología adaptada a escala humana. Pronto tendremos “mejores representaciones de avatares que incluyan la comunicación no verbal, como las expresiones faciales y el lenguaje corporal”, lo que facilitará una “mano de obra distribuida que vive en todo el mundo” de modo similar a lo que ocurrió con el despliegue de internet.

Al tiempo, es importante “planificar la incorporación de mejores formas para las personas que viven y trabajan a distancia” para que les sea fácil encontrarse online, pero IRL (in real life, en la vida real). Es decir, medios que permitan una virtualización tan realista que resulte casi indistinguible de la presencialidad, porque es aquella en la que se está cómodo.

En esto, las empresas juegan “un papel fundamental en la promoción de la salud y el bienestar”, por lo que los empresarios se encuentran en la mejor posición para ayudar a modular estas tendencias. Como explicaba Jane Piper en su charla ‘Equilibrio de la vida laboral y bienestar’, es imperativo que el futuro del trabajo haga uso de aquella tecnología que mejore la vida de las personas, descartando el resto.

Equilibrio de la vida laboral y bienestar por Jane Piper

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Expertos mencionados en esta entrada

Walter Greenleaf
Walter Greenleaf

Médico en Stanford Virtual Human Interaction Lab

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