Futuro Social
El auténtico freno al envejecimiento no está en la medicina: está en la alimentación

Los últimos estudios de universidades como la de Sydney o Michigan apuntan al papel que desempeña la dieta en nuestra salud, especialmente en los procesos relacionados con detener el envejecimiento. Analizamos las principales conclusiones.
Somos lo que comemos. Esta manida frase tiene, en realidad, un buen puñado de estudios científicos que la avalan. En la Universidad de Michigan descubrieron que comer un perrito caliente equivale a 36 minutos de vida menos, mientras que picar unas nueces nos añade 26 minutos. No es el único. Hay avances considerables en el ámbito oncológico que apuntan a que, gracias a una correcta dieta, se puede producir una disminución entre el 40 y el 50 % en el cáncer de pulmón e incluso del 60 al 70 % en los que afectan a mama, colon, recto y de próstata.
Pero ¿qué entendemos por una dieta correcta? Aunque todos podamos conocer la tradicional pirámide alimenticia, ¿es bueno eliminar todas las proteínas animales? ¿Qué cantidad de hidratos debemos ingerir? Y lo más importante, ¿esto nos permitirá detener el envejecimiento?
Dime cómo comes…
Un reciente estudio de la Universidad de Sydney —realizado en ratones— asegura haber demostrado que la dieta, efectivamente, tiene un papel protector determinante en nuestro estado de salud y su evolución. Este análisis compara combinaciones específicas de proteínas, grasas y carbohidratos para detener el envejecimiento, la obesidad, las enfermedades cardíacas, la disfunción inmunológica y el riesgo de enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2.
Para realizar este estudio, los investigadores elaboraron 40 tratamientos diferentes en ratones. En cada uno de estos grupos se combinaban diferentes niveles de proteínas, grasas y carbohidratos o calorías. Después, se analizaba el hígado, ya que se considera que es un órgano clave en la regulación del metabolismo.
… y te diré cómo envejeces
Fue entonces cuando se constató que, cuando en la dieta hay una ingesta de calorías y un equilibrio de macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos), el hígado se ve altamente impactado. La ingesta de proteínas y calorías totales tiene un efecto particularmente potente no solo en las vías metabólicas, sino también en los procesos fundamentales que controlan la forma en que funcionan nuestras células.
Por ejemplo, la cantidad de proteína ingerida influyó en la actividad de las mitocondrias, que son la parte de las células que producen energía. A su vez, la cantidad de proteína y energía ingerida influye en la precisión con la que las células traducen sus genes en las diferentes proteínas necesarias para ayudar a las células a funcionar correctamente y a producir nuevas células. Ambos procesos están íntimamente relacionados con el envejecimiento de los cuerpos y, por ende, con nuestra longevidad, cuestión que nuestro think tank Future Trends Forum ha analizado y a cuyas conclusiones puedes acceder aquí.
Por eso, los resultados de este análisis nos permiten comprender cómo afectan estos ingredientes a nuestro proceso de envejecimiento. “Todos sabemos que lo que comemos influye en nuestra salud”, defiende uno de los autores de esta investigación, David Le Couteur, quien asegura que este estudio “ha demostrado cómo los alimentos pueden influir drásticamente en muchos de los procesos que operan en nuestras células. Esto nos da una idea de cómo la dieta afecta la salud y el envejecimiento».
Este estudio también ha analizado el impacto que tenían algunos fármacos suministrados para detener el envejecimiento de las personas. La conclusión no puede ser más clara. En palabras de Stephen Simpson, otro de los autores del informe, “la dieta es una medicina poderosa”.