Foodtech
Carne ‘de laboratorio’ para minimizar el impacto medioambiental

La agricultura celular puede ser una de las herramientas que permitan cubrir las necesidades nutricionales de la población a un bajo coste económico y ambiental.
Dar de comer al planeta supone todo un reto logÃstico y ambiental, especialmente cuando se habla de proteÃna animal. Alimentos como la carne de ternera o las gambas son los que más impacto generan durante la crianza.
De ahà que la carne ‘de laboratorio’, que prescinde de animales vivos que sacrificar, se vea como una forma de minimizar el impacto ambiental. El panorama de la alimentación del futuro evoluciona gracias a soluciones como esta. ¿En qué fase está la innovación aplicada a la tecnologÃa de los alimentos?
¿Qué es la carne ‘de laboratorio’ o agricultura celular?
Llamada carne ‘de laboratorio’ por sus orÃgenes de alta tecnologÃa en entornos estériles, la agricultura celular produce un tipo de alimento de origen animal a partir de cultivos celulares de animales. Es decir, en lugar de criar animales de forma convencional, la agricultura celular produce tejidos sin necesidad de dar lugar a seres vivos (y sin necesidad de sacrificarlos).
Existen dos modos de producción de proteÃna animal de alta tecnologÃa:
– el método celular, que extrae células madre de animales y se cultivan en biorreactores;
– el método acelular, en el que se cultivan microorganismos en lugar de células.
En el caso de la carne, se usa el primero, y da lugar a tejido muscular comestible y seguro. La diferencia fundamental entre la carne convencional y la agricultura celular es cómo se producen los tejidos.
Tradicionalmente, estos se generan criando animales que luego se sacrifican, y antes de eso se cazaban. Con la carne de biorreactores, otro nombre para la carne ‘de laboratorio’ por los biorreactores donde se multiplican las células de forma natural, alimentándolas, solo se producen las células necesarias para conformar los tejidos. La célula es la misma, pero se produce de otro modo.
Con estos tejidos, que crecen de forma natural en un biorreactor en lugar de en el interior de un ser vivo, se pueden producir diferentes tipos de carne de una forma sostenible. El proceso prescinde de elementos como la matanza, pero también de otros como la formación de tejido no comestible (como masa ósea), y ventajas como la producción en cualquier entorno.
¿Cómo puede la carne de biorreactor ser sostenible?
Existen muchas ventajas en producir únicamente la parte comestible de los animales. Tanto si se atiende al CO₂ —metano en el caso de las vacas, uno de los gases de mayor potencial de calentamiento global— como a otros contaminantes del entorno, el cultivo celular evita enormes impactos ambientales.
Los impactos más evidentes son el uso de suelo, en verde en el cuadro de Our World in Data, y las emisiones producidas en la conversión de proteÃna vegetal a animal. La carne de laboratorio no requiere ocupar territorio, pudiendo resilvestrar buena parte del territorio. Además es altamente eficiente al convertir nutrientes en carne.
Otra de sus ventajas ambientales es que evita en buena medida la producción de comida para animales (como piensos o forrajes). Porque en lugar de alimentar a animales enteros se alimentan células especÃficas. Esto simplifica de forma notable las necesidades agrÃcolas. Y también se pueden evitar emisiones de transporte, al poder producirse este tipo de carne en cualquier lugar.
Sin embargo, el modelo no está exento de crÃticas también ambientales. Debido a la alta dependencia tecnológica del proceso, en la actualidad el volumen de desechos electrónicos e industriales derivados de la producción cuestiona la tecnologÃa en sus primeras etapas. Como ocurrió con la aeroponÃa en cultivo vegetal, el cultivo celular necesitará unos años para optimizar su desarrollo y reducir costes.
¿Se puede consumir carne ‘de laboratorio’?
Al igual que ocurre con alimentos como los modificados genéticamente, no todos los paÃses potencian este tipo de innovación, y en algunos está terminantemente prohibida.
La carne de biorreactor, al no diferenciarse en nada de la carne convencional en factores de calidad (las células son las mismas, aunque los tejidos carezcan de elementos como vasos sanguÃneos), rara vez está prohibida. Pero a menudo está desincentivada e incluso sufre campañas de desprestigio poco formadas, como también se han visto en productos ‘cárnicos’ compuestos de vegetales.
El paÃs que más está potenciando la agricultura celular es Singapur. Este paÃs aprobó en diciembre de 2020 la modalidad de desarrollo cárnico para sus habitantes al considerarla tan segura como otro tipo de carnes. El restaurante 1880 fue el primero en obtener licencia para vender sus nuggets de pollo, pollo al vapor y gofres de pollo a un coste para el usuario de unos 20 euros.
El coste de producción de esta tecnologÃa ha decrecido con rapidez, pasando de 300 000 dólares el filete en 2013 a 50 euros en 2019 y 1,7 dólares en 2021. En algunos lugares ya es más asequible que la carne convencional (importada), en parte porque el precio refleja la falta de impacto ambiental en combustibles, ocupación de territorio o uso de agua.
La carne ‘de laboratorio’ es una tecnologÃa que ha llegado para quedarse, al igual que lo hicieron otras en el pasado. En España, paÃs con mucha experiencia en producción de carne, ya hay empresas especializadas como BioTech Foods, Herura Foods, Zyrcular Foods, Noel Alimentaria o Novameat. Es solo cuestión de tiempo que esta carne sostenible aparezca en el menú.