¿A dónde mandamos este satélite? Elegir bien la órbita es clave para hacer negocios en el espacio

Resumen generado por IA

Las órbitas satelitales son las trayectorias que siguen los satélites para cumplir diversos objetivos en el espacio, y conocerlas es esencial para entender la industria espacial y sus futuros proyectos. Estas órbitas se clasifican principalmente en suborbitales, terrestres (bajas, medias, geoestacionarias y altas) y fuera de órbita, cada una con características y oportunidades de negocio específicas. Por ejemplo, las órbitas suborbitales, situadas entre 100 y 150 km, son clave para experimentos científicos, pruebas tecnológicas y el incipiente turismo espacial, con empresas como Blue Origin liderando vuelos de prueba.

Las órbitas terrestres se dividen en LEO (200-2000 km), MEO (2000-36000 km), GEO y HEO (más de 36000 km). La órbita LEO es la más poblada, con satélites para telecomunicaciones, observación y servicios de reabastecimiento o limpieza orbital, además de ser un campo atractivo para la educación STEM y la publicidad espacial. La MEO aloja sistemas de navegación como GPS y satélites de clima espacial. Las geoestacionarias y geosíncronas permiten cobertura continua para telecomunicaciones y observación puntual de la Tierra, empleadas por satélites como Meteosat y Planet Labs. La órbita alta es poco utilizada, mientras que fuera de la órbita terrestre se sitúan satélites para misiones a la Luna, Marte o puntos Lagrange, ideales para investigaciones sobre asteroides y recursos espaciales.

El universo es un campo de negocio con un gran potencial. Todo depende de la ruta que tome el satélite a la hora de realizar su trabajo. Hablamos de las órbitas satelitales y la oportunidad de negocio que ofrecen.

Las órbitas satelitales son las rutas que siguen los satélites que enviamos al espacio para cumplir con un determinado trabajo. Es por ello por lo que para poder comprender de manera general la industria en el espacio y todos los proyectos espaciales de futuro es necesario conocer cómo se definen las mismas. Y es que cada una de ellas presenta iniciativas distintas.

Gracias a la información que se recoge en el especial del Future Trends Forum sobre Comercialización del espacio de la Fundación Innovación Bankinter podemos arrojar más luz al respecto.

¿Cuáles son las principales órbitas del Espacio y cuál su principal oportunidad de negocio?

Suborbitales

A través de esta órbita navegan los satélites, y toda la carga que necesitan para realizar su trabajo de manera eficiente, que suben hasta una altura de entre 100 y 150 kilómetros. Los satélites que navegan por este tipo de órbitas se precisan para experimentos científicos y pruebas tecnológicas, por ejemplo, para testear los paracaídas del vehículo que la NASA quiere aterrizar sobre Marte.

Otro de los proyectos en los que están implicados los satélites suborbitales tiene que ver con el turismo espacial. Empresas como Blue Origin, del magnate y dueño de Amazon Jeff Bezos ya están realizando vuelos de prueba para los próximos viajes con pasajeros. Y destacable también, aunque esta opción parece estar aún muy en pañales, son las pruebas para unir distancias muy lejanas en nuestro propio planeta, por ejemplo, viajar de Europa a Australia en solo hora y media.

Fundación Innovación Bankinter Órbitas terrestres
Órbitas terrestres

Órbita baja terrestre (LEO)

Las órbitas LEO (Low Earth Orbit) son las que se sitúan entre los 200 y los 2000 km de altitud. La mayor parte de los satélites que podemos encontrar en el universo, además de la Estación Espacial Internacional, se encuentran en la órbita LEO. Cuanto más bajo esté el satélite, más rápido tendrá que navegar y viceversa. Este pasará por determinadas zonas del Planeta cada cierto tiempo: a esto se le llama ‘tiempo de revisita’.

El tiempo de revisita es determinante a la hora de diseñar un satélite cuyo propósito sea, por ejemplo, medir la contaminación atmosférica o para llevar comunicaciones de voz y datos a nuestro planeta: en este último supuesto es necesaria la presencia de una gran cantidad de satélites (en ocasiones, miles de ellos) para asegurar una cobertura sin interrupciones.

Además de la altura, no obstante, también es importante tener en cuenta la inclinación de las órbitas: pueden ir desde los 0º (justo por encima del ecuador) hasta los 90º (las llamadas órbitas polares). Este valor va a determinar qué zonas de la Tierra van a quedar cubiertas por los satélites.

¿Qué oportunidades de negocio presenta la órbita LEO? El grupo de expertos del Future Trends Forum identifica cinco grandes puntos:

  1. Programas de investigación y desarrollo en órbita baja terrestre
  2. Industria de turismo espacial más allá de los vuelos suborbitales
  3. Ofrecer a gobiernos y agencias espaciales servicios que las liberen de ciertas tareas; desarrollo de satélites de servicio que repongan combustible a satélites en órbita y a los que se dedican a recoger basura espacial, un problema acuciante de las órbitas LEO.
  4. Mejorar la capacidad que tienen las entidades educativas y ONG de acceder al espacio reduciendo el coste de los componentes electrónicos y el desarrollo del estándar CubeSat para satélites pequeños. Este campo de desarrollo es muy atractivo para futuros estudiantes de ámbito STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
  5. Oportunidad en el negocio de la publicidad, con el consumo de productos en órbita o la incorporación de imágenes corporativas en un cohete, satélite o estación espacial.

Órbita media terrestre (MEO)

En la órbita media terrestre (MEO) los satélites se sitúan desde los 2000 km de altura hasta justo los 36 000 de las órbitas geoestacionarias. Esta es la órbita por definición de los sistemas de navegación GPS, Glonass, Galileo, Beidou e IRNSS, así como los satélites que estudian el clima espacial.

Órbitas GEO: geoestacionarias y geosíncronas

Los satélites en órbitas geoestacionarias no navegan: se quedan fijos en un punto determinado del Planeta. En cambio, los satélites en órbitas geosíncronas sí que se mueven, pero desde la Tierra el punto que se origina por su presencia permanece inmóvil. Por tanto, ambas órbitas se suelen confundir y unir en una sola.

Este tipo de órbitas son ideales para satélites de telecomunicaciones que dotan de cobertura continua al punto sobre el que trabajan, así como para sistemas de difusión de televisión o datos en los que no se espera una gran interactividad o que necesiten de monitorización en tiempo real. También son necesarias para satélites de observación terrestre, que deben estudiar un punto concreto de nuestro planeta: ¿te suenan los satélites Meteosat europeos? Pues navegan por este tipo de rutas. Además, empresas como Planet Labs colocan aquí sus satélites para que estos fotografíen la superficie de la Tierra: imágenes que luego venden a sus clientes.

Órbita alta terrestre (HEO)

El periodo de órbita de los satélites en órbitas HEO (todas aquellas que se encuentran por encima de las anteriores) es de más de 24 horas. Se trata de una órbita muy poco utilizada.

Fuera de órbita

Como su nombre indica, aquí se encuentran los satélites que navegan fuera de la órbita terrestre. Una de las ventajas que ofrece esta ruta es que dichos satélites pueden permanecer en el espacio sin apenas gastar combustible, ya que su destino, además de la Luna o Marte, son algunos de los puntos Lagrange, en los que la gravedad del Sol y la Tierra, o de la Tierra y la Luna, se compensa. Entre las aplicaciones de estos satélites más interesantes se encuentra la investigación de los asteroides que forman el cinturón de asteroides, al parecer fuente casi inagotable de ciertas materias primas.