Foodtech

Invertir en futuro, colaboración e innovación en foodtech 

Invertir en futuro, colaboración e innovación en foodtech 

Producir alimentos para diez mil millones de personas requiere soluciones innovadoras basadas en la colaboración de los diferentes actores a lo largo de toda la cadena alimentaria

Las estimaciones de la ONU sugieren que en 2050 habrá 9.700 millones de personas en el planeta, un 25 % más que la población actual, de esas, el 70 % vivirá en enormes megaciudades. La cuestión demográfica, combinada con el cambio climático, plantea desafíos complejos, a partir de cómo satisfacer las necesidades alimentarias de la humanidad

El sistema actual, que implica monocultivos para alimentar a los animales que comemos, es terriblemente ineficiente y perjudicial para la biodiversidad. Al mismo tiempo, la ganadería requiere enormes recursos hídricos y se encuentra entre las principales causas de la deforestación y la producción de gases de efecto invernadero, sin mencionar los problemas que presenta la cría intensiva desde el punto de vista ético. 

Parece inevitable que tarde o temprano tengamos que cambiar nuestros hábitos alimentarios. Por ejemplo, muchas empresas están avanzando hacia la creación de alternativas vegetales a las proteínas animales: las startups Evo Foods, Just Eat, Beyond Meat e Impossible Foods son excelencias pioneras en este sentido. A las alternativas vegetales a la carne se sumarán otras más experimentales, como la carne sintética producida en laboratorio. 

Para volver más ‘smart’ la producción agroalimentaria, tendrán un papel clave los sensores, los datos y las herramientas de análisis, los modelos predictivos creados gracias al aprendizaje automático, la inteligencia artificial y el blockchain. Todo esto compone el llamado foodtech, expresión utilizada para identificar una categoría de soluciones innovadoras que aprovechan las tecnologías digitales para la producción, conservación, procesamiento, envasado, control y distribución de alimentos. 

Un informe publicado conjuntamente por Blue Horizon y Boston Consulting Group estima que para 2035 una de cada 10 porciones de proteína será de origen no animal. Se espera que el mercado de la carne cultivada y de los diversos sustitutos de origen vegetal alcance un valor de 1,1 trillones de dólares en 2050 (en comparación con los 897.500 millones de dólares de la industria cárnica en 2022), según el Good Food Institute (GFI). En los últimos diez años se invirtieron 2.900 millones de dólares en agricultura celular, para un total de 14.200 millones de dólares en los tres pilares de las proteínas alternativas (de origen vegetal, celular y de fermentación). 

El desafío económico 

Cabe recordar que en estas inversiones también participaron algunos gigantes de la industria cárnica, como la brasileña JBS y la estadounidense Tyson Foods, así como la empresa suiza Bell Foods. Se estiman en 9,8 millones los empleos potenciales en el sector. El mercado de las proteínas es una realidad, pero para lograr una economía de escala, el GFI estima que las inversiones deben aumentar a 10.100 millones de dólares en total. 

En 2022 había 156 empresas de carne cultivada, una fábrica a gran escala cuesta alrededor de 60 millones de dólares y el agrifood celular requiere biorreactores, terreno de cultivo, células y enormes inversiones que sólo están al alcance de unas pocas entidades en el mundo, con el riesgo implícito de crear nuevos oligopolios. Para ofrecer una contribución verdaderamente decisiva a la hora de garantizar las necesidades alimentarias de la humanidad, se necesitan sinergias entre entidades públicas y privadas, empresas y centros de investigación. 

Como explica Mark Post, CSO de Mosa Meat y una de las voces expertas presentes en la XXXIV reunión del Future Trends Forum de la Fundación Innovación Bankinter sobre ‘La comida del futuro‘, “el riesgo de oligopolios existe, ya que las proteínas requieren una infraestructura costosa y los grandes actores globales son los únicos que cuentan con esa capacidad de inversión. Además, mientras los consumidores prefieran pagar 49,5 en lugar de 50 céntimos por una hamburguesa, se favorece las instalaciones a gran escala”. 

La colaboración entre los diferentes actores a lo largo de toda la cadena alimentaria se vuelve fundamental para abordar los desafíos en este ámbito. Post subraya el papel decisivo de la financiación pública, «que ayuda a garantizar la persistencia de las actividades incluso en las difíciles fases iniciales, por ejemplo, aportando habilitadores tecnológicos (como la modelización computacional) que no son inmediatamente atractivos comercialmente». 

Además, continúa Post, “las actividades financiadas con fondos públicos desempeñan un papel clave a la hora de promover la búsqueda de soluciones y formar a las futuras generaciones de expertos en el sector, como productores de piensos y alimentos, que pueden proporcionar las condiciones para que estas tecnologías se materialicen y crezcan: los cultivos celulares y los microorganismos (para una fermentación de precisión) también necesitan nutrientes.”  

Según Post, las proteínas cultivadas generan un 96 % menos de emisiones de gases de efecto invernadero, utilizan un 99 % menos tierra y un 96 % menos agua que la carne de ganado, ayudando a proteger nuestro planeta del cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, todavía existe una fuerte resistencia ideológica, a menudo alimentada por la clase política bajo la presión de algunos lobbies económicos. 

Frente común contra el escepticismo  

Actualmente, Singapur y Estados Unidos son los únicos países donde se puede comprar carne cultivada. Frente al escepticismo persistente, Post apunta que «es importante utilizar todas las motivaciones, incluido el deseo de variedad, para promover la innovación alimentaria», aconsejando hacer hincapié en el aspecto divertido y saciante de la comida, para implicar a un público más amplio. 

De hecho, uno de los pilares sobre los que se sustenta el mundo de las proteínas alternativas es el de la inclusión. Para simplificar al máximo el concepto: se trata de permitir que personas que siguen diferentes dietas puedan sentarse en la misma mesa. Por ello, lo que podría definirse como el ‘movimiento de las proteínas alternativas’ viaja por un camino paralelo al veganismo, con el que presenta varias similitudes, pero también diferencias evidentes. 

El 5 de abril de 2023, la FAO y la Organización Mundial de la Salud publicaron los resultados de una investigación conjunta, titulada Food safety aspects of cell-based food. El documento abarca desde la terminología hasta la seguridad, pasando por los procesos industriales y el marco regulatorio, todo ello con un enfoque exclusivamente científico. 

Se puede leer: “La producción de carne ha evolucionado durante miles de años para satisfacer la demanda de proteínas seguras y asequibles. Con una población mundial en rápido aumento, es importante considerar cuidadosamente si los alimentos basados ​​en células ayudarían a proporcionar comida saludable, nutritiva y sostenible para las generaciones futuras, al mismo tiempo que reducirían los impactos ambientales (…) mejorarían el bienestar de los animales y reducirían el riesgo de enfermedades zoonóticas que pueden transmitirse de los animales a los humanos”. 

Solo es el comienzo del camino. Los mayores cambios en el sector del FoodTech derivarán del cultivo de microorganismos como hongos, bacterias, levaduras, algas y microalgas. Todos ellos aportan una importante fuente de proteínas, que en el futuro también podría extraerse del aire y del dióxido de carbono, utilizando energías renovables y recurriendo a la producción de probióticos para convertir los elementos en nutrientes. 

El futuro de los alimentos estará determinado por una combinación de innovación tecnológica, colaboración de múltiples partes interesadas y un enfoque imperativo en la sostenibilidad y la salud humana. La capacidad de adaptarse y adoptar nuevas tecnologías será clave para afrontar los desafíos alimentarios del siglo XXI y garantizar un futuro nutritivo y sostenible para las generaciones futuras. 

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