Aplicaciones de neurociencia
Retos a medida del alumno: cómo construir un aprendizaje colaborativo

Un proyecto escolar diseñado para que el alumno adquiera de manera más eficiente los conocimientos es, entre otras cosas, lo que propone la neuroeducación y el trabajo colaborativo.
Tras la puerta, un ensordecedor murmullo, procedente de la efervescencia hormonal de una treintena de adolescentes, precede al aviso del profesor de que la clase va a dar comienzo. A lo largo de la próxima hora, un enorme grupo de cabezas pensantes deberán enfrentarse a la adquisición de nuevos conocimientos. Todo ello de la mano de una voz experta que tendrá que atrapar la atención de esos adolescentes cuyo cerebro es una olla en ebullición.
A medida que la ciencia avanza, nuevos modelos de aprendizaje emergen para, precisamente, convertir una clase monótona y aburrida en un lugar en el que la curiosidad, la motivación y las ganas de aprender sean las protagonistas. Una de las áreas de nuevo cuño que más se preocupa por estudiar cómo adquirir conocimiento de la manera más eficiente posible es la neuroeducación y a través del aprendizaje colaborativo.
La neuroeducación es la ciencia que estudia cómo se comporta el cerebro cuando aprendemos. De momento, ¿a qué conclusiones ha llegado la neurociencia? David Bueno, Doctor en Biología y director de la Cátedra de Neuroeducación en la Universidad de Barcelona, asegura, en una nueva entrega del podcast Innoverse de Fundación Innovación Bankinter que, para que lo que aprendamos sea más eficiente, debe tener componentes emocionales: “Cualquier aprendizaje que tenga emociones asociadas, el cerebro lo interpreta. Sí, podemos aprender sin emociones, repitiendo 1000 de veces una misma cosa. Al final nos queda grabada en el cerebro. Sin embargo, las emociones nos permiten ganar en eficiencia de aprendizaje.”
Eso sí, cualquier emoción no sirve. Por ejemplo, desde el principio de los tiempos y hasta hace bien poco, el miedo reinaba en las aulas para aplicar disciplina a los alumnos. “¿Qué sucede si aprendes con miedo? Que después no vas a querer continuar estudiando cosas nuevas. Porque cada vez que tengas que adquirir nuevos conocimientos, tu cerebro conectará estas redes neuronales asociadas con el miedo. ¿Cuál es la alternativa? Estrategias basadas más en la alegría entendida como confianza. Y es que la alegría es una emoción que transmite confianza.
Es por eso por lo que un modelo basado en la confianza entre el alumno y su profesor es el asiento perfecto para una adecuada comprensión de lo aprendido. Conocimientos, además, que preparará a los adolescentes a un futuro que se prevé apasionante, inmerso en procesos de digitalización a escala masiva. Una educación, plantea Bueno, “basada en la confianza, en la sorpresa, en el estímulo, en el reto asequible. De este modo no solo se afianzan bien esos aprendizajes, sino que transmiten las ganas de continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida.”
Aprendizaje colaborativo: aprender mejor
Sin embargo, un gran reto se le plantea a la neuroeducación: las clases no constan de un alumno, con sus características genéticas adquiridas, y un profesor. Son, en ocasiones, más de treinta por docente. ¿Cómo abordar un aprendizaje eficiente en un marco con tantas variables? A través del trabajo colaborativo.
El aprendizaje colaborativo consiste en proponer un reto para todos, en grupos o para toda el aula. Un reto, además, personalizado: “Hacemos que cada alumno tenga que aportar algo propio y exclusivo para conseguir superar ese reto. Aquí al alumno que es brillante le propongo un reto más difícil para que para él sea un estímulo. Y al alumno al que le cuesta un poquito más le pongo también un reto un poco más sencillo para que también lo vea asequible, pero que sea un reto indispensable.”
Ya hay estudios que revelan la eficiencia de este trabajo colaborativo que propone la neuroeducación. Estudios hechos con resonancia magnética funcional, que permite monitorizar cómo se está activando el cerebro, en tiempo real. Los resultados son esclarecedores: “El trabajo colaborativo necesariamente lo haces con otras personas, activa muchas más zonas del cerebro y cuantas más zonas se activan del cerebro, con más eficiencia fijamos esos aprendizajes. El aprendizaje colaborativo lo que permite es verte apoyado cuando algo no te sale bien y ayudar a los demás si ves que algo no les sale bien. Todos se sienten necesarios para conseguir superar el reto.
Asimismo, la neurociencia puede ayudar a que las personas encuentren el equilibrio entre las dos formas radicales que tenemos de enfrentarnos al futuro: una es con miedo ante el cambio, y la otra, sin embargo, es de curiosidad. Para ello, Bueno sugiere realizar un acto de autorreflexión, es decir, la capacidad de pensar sobre los propios pensamientos. Para Bueno “Es tener tiempo sin estrés para pensar sobre eso que me sucedió ayer y que me dio tanto miedo, averiguar por qué. ¿Realmente era una amenaza? O, ¿simplemente es porque no estaba acostumbrado? Ya está. Planteárselo, no sacar grandes filósofas ya vendrán luego”.
Una de las grandes tendencias en innovación supone la construcción de un nuevo modelo educativo que empodere a los alumnos. Así lo recoge el último informe Megatrends de Fundación Innovación Bankinter. Y a través del programa Akademia se sigue trabajando para sacarle todo el partido al conocimiento adquirido en la universidad, gracias al análisis, la interpretación y las tendencias del futuro.